Parte 18

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El timbre de la puerta me despierta de sopetón. Suena de forma larga e insistente. Me incorporo, algo confusa y desorientada, mirando alrededor. Me he quedado dormida en el sofá, con el móvil aún en la mano. Al mirar por la ventana, veo que ha anochecido y que, además, llueve a cántaros. Algunos segundos después, el timbre deja de sonar, pero me llegan varios mensajes de texto seguidos.

"Katniss, ábreme por favor. Tengo que hablar contigo"
"Sé que estás ahí. Quiero explicártelo, necesito hacerlo..."
"Por favor..."

—¡Katniss! —Entonces escucho su voz, llamándome a gritos desde la calle—. ¡Katniss! ¿Como no quieres abrirme, necesito que me escuches, porque no pienso descansar hasta que oigas lo que tengo que decirte! ¿Dice que no quiero abrirle? Pero si prácticamente no me ha dado tiempo a despertarme del todo... Se calla durante unos segundos, supongo que esperando a que me asome por la ventana. Camino lentamente, sin creerme lo que está pasando. Nunca me podría imaginar que él, tan tímido y correcto siempre, fuera capaz de hacer Algo así.

—¡Lo siento! ¡Siento no habértelo explicado antes! ¡Sé que has estado hablando con mi madre y que ella te lo ha contado! Aparto la cortina, me asomo a la ventana y le veo subido encima del capó de su coche, totalmente empapado por la lluvia, apartándose el pelo de la cara con la mano, mientras con la otra se agarra la zona de las costillas. Mira hacia arriba, hacia mi ventana, a pesar de que la intensa lluvia moja los cristales de las gafas hasta el punto de tener que quitárselas varias veces para intentar secarlas con la ropa, igualmente empapada. La verdad es que la escena resulta bastante cómica.

—¡Hola! —dice en cuanto me ve asomada—. ¡Katniss, no te vayas!¡Escúchame, por favor! —¡A ver, gilipollas! —grita de repente un vecino—. ¿Quién tiene que escucharte? ¿Ella o todo el vecindario? Peeta mira algo más arriba de mi ventana mientras se quita las gafas y se seca la cara con la manga.

—¡Lo siento, señor! ¡Pero necesito hablar con ella y no quiere abrirme! ¡No la culpo, por cierto, porque me he portado como un gilipollas! —¡¿Te piensas que me importa tu vida?! ¡O te callas o llamo a la policía! ¡Por favor, que no son horas! —¡Cállese usted y deje que el chico diga lo que tenga que decir!¿Y esa voz de dónde viene? Peeta se gira hacia el bloque de enfrente.
—¡Gracias, señora! —dice Peeta.
—De nada, cariño. Sigue, que esto es mejor que la novela que estaba viendo. Es muy bonito y romántico —insiste ella. La escena empieza a ser muy cómica, y más aún cuando las luces de otros apartamentos empiezan a encenderse y sus inquilinos se suman a la fiesta. Entonces, decidida, abro la ventana y miro a Peeta, que me sonríe alzando los brazos.

—Katniss, la verdad es que vine en cuanto hablé con mi madre... No tengo ningún discurso preparado, y ahora que me prestas atención y estoy delante de ti, me doy cuenta de que no sé cómo decirte todo lo que te quiero decir. Está nervioso, sin saber qué hacer con las manos, frotándoselas contra el pantalón, y luego peinándose el pelo hacía atrás.

—Verás... Lo que quiero que sepas es que te quiero y estoy Locamente enamorado de ti. Lo de la otra noche... No era yo. Me volví loco al verte bailar con ese tío. Se agacha un poco, agarrándose el estómago con ambas manos mientras respira con fuerza por la boca. Este discursito a pleno pulmón le está haciendo daño, pero la verdad es que quiero que siga hablando.

—No tenía derecho a ponerme celoso. Lo sé. Y cuando te vi, no pensé, quise ponerte celosa y sé que hice mal besando a Claire. Pero a pesar de todo eso, te quedaste conmigo, cuidando de mí...

—¿Besaste a otra y aún así te perdonó?Ambos miramos hacia la ventana de donde proviene la voz, y vemos a una chica asomada en uno de los bajos del bloque de enfrente, cerca de la señora que hablo antes. Lleva incluso una taza de café en las manos.

La Loca De La Camara (everlark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora