Parte 23

160 19 0
                                    

—Peeta, escúchame: cuando saque el tubo de tu boca, tose con fuerza, ¿de acuerdo? ¿Me oyes? Peeta le mira con los ojos muy abiertos, gesto que el médico entiende como una respuesta positiva. Entonces, con mucho cuidado, pero con decisión, tira del tubo hasta sacarlo de su boca y Peeta empieza a toser sin parar,agarrándose el estómago con ambas manos, a la altura del impacto de bala. Cuando parece que se calma, la enfermera le acerca un vaso de agua del que bebe un sorbo. Parece asustado e incluso confundido, paseando la vista del médico a la enfermera. Ésta le toma la temperatura mientras el doctor empieza a hablarle.

—Hola, Peeta. Soy el doctor Wayne. Estás en el hospital. ¿Recuerdas lo que pasó?Peeta le mira fijamente durante un buen rato, como si su mente estuviera procesando la información poco a poco. Consigue a duras penas mantener los ojos abiertos, pero el médico insiste.

—Peeta, no hace falta que hables, sólo necesito saber que me escuchas y que entiendes lo que te digo, así que me conformaré con mover la cabeza. Peeta mira alrededor, aún algo confundido. Después de unos interminables segundos, mueve la cabeza arriba y abajo, y a mí se me escapa un sollozo.

—Fantástico. ¿Recuerdas lo que pasó?Vuelve a asentir con la cabeza y acto seguido se le cierran los ojos, aunque el doctor parece haberse dado por satisfecho y le deja descansar.

—Todo perfecto, Katniss —dice, dirigiéndose a mí—. Parece ser que oye, entiende y además recuerda, así que todo va según lo previsto. Hay que dejarle descansar. Le seguiremos monitorizando y hoy se quedará en la UCI, pero seguramente mañana decidamos subirle a una habitación de planta.

—Gracias. Muchísimas gracias por todo. Voy a... —Señalo hacia el pasillo con un dedo, secándome las lágrimas— salir para avisar de que ha despertado. Pero cuando intento dar un paso para salir de la habitación, noto cómo me agarran de la mano. Me giro sobresaltada y veo a Peeta mirándome fijamente, mientras su pecho sube y baja con rapidez, haciendo un sobre esfuerzo considerable. Mueve los labios, intentando hablar, pero no sale ningún sonido de su boca. Con los ojos bañados en lágrimas, me acerco y poso un dedo sobre sus labios.

—No hace falta que hables. Tranquilo. Descansa. Acerca una mano temblorosa a mi mejilla. Cuando me roza, cierro los ojos y ladeo la cabeza. Sus ojos intentan hablarme, contarme todo eso que su boca no es capaz, mirándome como si intentara memorizar cada centímetro de mi piel. Acerco mis labios y los apoyo en los suyos, sin más, permitiéndole seguir respirando en mi boca. Y aunque me encantaría besarle, sentir su lengua y su cuerpo contra el mío, ahora mismo me conformo con escucharle respirar.

—No hay nadie más herido. Gracias a ti—. Mueve afirmativamente la cabeza, casi de forma imperceptible, mientras las comisuras de los labios se le curvan hacia arriba. Trazo una línea imaginaria por su rostro, pasando por sus cejas, sus pómulos y su mentón—. Y Will está perfectamente. Ayer estuvo aquí, hablando sin parar para ayudarte a despertar. Tocaba el tubo de tu boca y te preguntaba si te dolía. Peeta sonríe cansado y respira con muchísimo esfuerzo.

—Tú tienes que descansar y yo tengo que informar a todos de que te has despertado. —Sonrío acariciándole la cara y nos quedamos un buen rato absortos el uno en el otro, mirándonos a los ojos—. Si no me sueltas la mano, no podré salir... Me atrae de nuevo hacia él, haciendo acopio de toda la fuerza que escapaz. Atrae mi cara a la suya con torpeza, y lentamente acerca la boca a mi oreja.

—He... soñado... contigo... —Traga saliva con dificultad—. Sabía... que estabas... aquí... Emocionada, me tapo la boca con una mano, y él, esbozando una tenue sonrisa, hace un verdadero esfuerzo por acercar su mano a mi mejilla y enjugarme algunas lágrimas.

—Por supuesto que estaba aquí. No pienses ni por un segundo que te vas alibrar de mí... Ya te perseguía cuando no te conocía, imagínate ahora...

◆◆◆

La Loca De La Camara (everlark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora