Parte 19

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Abro los ojos con los primeros rayos de luz que entran por la ventana de mi habitación. Compruebo la hora y veo que son algo más de las seis de la mañana. Para lo poco que he dormido, me siento estupendamente bien. Me giro a la derecha para ver a uno de los motivos por los que estoy tan animada. La sábana le tapa hasta la cintura y está durmiendo boca arriba con la cabeza girada hacia el otro lado. La venda que le cubre las costillas me impide ver todo su torso, pero aún así, es una imagen de lo más sugerente. Poso la mano sobre su pecho y observo cómo sube y baja al compás de la respiración. Al final, decido acercarme a él y acurrucarme a su lado, apoyando la cabeza en su pecho,y nos tapo con la sábana.
—¿Qué hora es? —gruñe. —Temprano. Sigue durmiendo. —¿Y qué haces tú despierta?—Espiarte mientras duermes. De los antiguos hábitos es difícil quitarse... Peeta sonríe con un ojo cerrado.

—En realidad, no podía dormir. Estoy algo nerviosa...
—No tienes porqué. Es un mero trámite. Lo duro ya pasó. Mis padres llevaran a Will al juzgado.—¿Vendrás?—Lo intentaré, pero tengo clase. De hecho... —alarga la mano para coger su reloj, que reposa en la mesita de noche—, debería ir levantándome ya. Me voy a dar una ducha, con tu permiso...
—Por supuesto. Pero ¿me haces un favor? —le pregunto, trazando con el dedo una línea imaginaria por su pecho.

—Claro.
—No te afeites. Me gusta ese toque algo... desaliñado. Me mira levantando una ceja.

—Está bien, pero si la amiguita de tu hermano me llama la atención, le diré que ha sido cosa tuya.

—Correré ese riesgo —digo, sentándome a horcajadas sobre él y quitándome la camiseta—. Y si llegases, digamos, diez minutos tarde, tampoco seria una catástrofe, ¿no? —Para nada —responde, abalanzándose sobre mí hasta quedar estirada boca arriba, con sus labios contra mi piel. 

◆◆◆ 

Una hora después, estamos los dos vistiendo nos con prisa.

—Tendremos que comprar un café para llevar por el camino, porque no nos da tiempo a desayunar con calma.

—Soy capaz de renunciar a ello de por vida si me prometes que cada mañana será tu imagen lo primero que vean mis ojos. Le aliso la camiseta y le sonrío, peinándole con los dedos algunos pelos rebeldes y colocándole bien las gafas.

—Listo, perfecto. Como siempre.
—Katniss, hablo en serio. —¿Qué?—Que puedo... renunciar al desayuno si despierto a tu lado cada mañana. —Vale —respondo sonriendo, antes de darme la vuelta para coger mi bolso y colgármelo del hombro. Cuando me doy la vuelta para encararle, él sigue en el mismo sitio, muy quieto, mirándome fijamente.

—Creo que no me estás entendiendo. Necesito despertarme cada día a tu lado. Me gustaría que viviéramos juntos. Con Will, por supuesto. Abro los ojos como platos y me quedo con la boca abierta, sin saber bien qué decir. Sé mi respuesta, pero las palabras no salen de mi boca.

—Suenan miles de alarmas dentro de mi cabeza que me advierten que hace poco que nos conocemos, que quizá no es el mejor momento para hacerlo, que nunca he confiado tanto en nadie como para... compartir mi vida, que quizá tú no quieras y te pienses que estoy loco... o patético por ponerme tan nervioso...

—Y realmente lo está, porque es incapaz de mirarme a los ojos y se frota las manos contra el pantalón sin cesar. Pero no me parece patético, ni mucho menos. Me parece adorable—. No hace falta que me respondas ahora...

—Quiero hacerlo —le corto.
—Ah, ¿sí? Vale. Estoy preparado sea cual sea la respuesta. Creo.

—Creo que no me estás entendiendo —digo, repitiendo sus palabras de antes. Sus ojos se abren como platos y recorre los escasos dos pasos que nos separaban hasta coger mi cara con sus manos y empezar a besarme repetidas veces. —¿Va en serio? —dice de repente, separándose de mí.

La Loca De La Camara (everlark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora