Capítulo 3: La fragancia de una flor prohibida

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Nakyum despertó aún con la conciencia confundida. Estaba tendido sobre un futón bastante cómodo y la fragancia de un incienso se quemaba en la habitación con una presencia penetrante. Se sentía aun un poco mareado, sólo recordaba haber sido subido al carruaje mientras se separaba de su hermana. Para su sorpresa, sus manos y pies estaban libres.

El joven intentó levantarse, pero su propio cuerpo se hallaba adormecido, le dolía la cabeza y la vista continuaba un poco nublada. Con un segundo esfuerzo, se sentó y fue recién cuando pudo percibir que había entrado alguien más en la habitación.

—Finalmente despertaste.

Min se acercó al incienso y lo apagó.

Nakyum no sabía cómo reaccionar ante su presencia, de alguna forma la sentía amenazante.

—Es normal que no puedas moverte con facilidad tu cuerpo está adormecido por el incienso.

—¿Qué... qué piensa hacer? —preguntó Nakyum pronunciando las palabras con dificultad.

—Nada... —dijo Min con una sonrisa torcida.

Min se acercó a la cama donde estaba Nakyum y se sentó junto a él sin decir palabra alguna, mirándolo de una forma indescifrable. Siguiendo su instinto alzó una mano para acariciar el rostro sonrojado del pintor, quien todavía estaba algo confuso. Rozó sus mejillas levantando su rostro para bajar por el cuello y admirar los rasgos finos del joven. Sus ojos de color avellana parecían deshacerse en lágrimas, sus labios rosados ligeramente abiertos lo invitaban a probarlos otra vez, esta vez con más calma, tenía todo el tiempo del mundo para disfrutar de este tesoro robado. Finalmente podría disfrutar de lo que tanto había codiciado.

Un golpe lo saca de sus pensamientos, Nakyum recuperándose aleja de una bofetada la mano de Min e intenta ponerse de pie, pero cae sobre el suelo. Min se ríe sin ningún escrúpulo y de un solo movimiento lo pone debajo suyo tomándolo con los brazos levantados mientras lo mira burlonamente.

—No tan rápido pequeño Nakyum, me temo que aún no es tiempo de que te vayas.

—¡Suélteme! ¡No me toque! ¡Señor Seungho! ¡Sálveme!

—Seungho está teniendo demasiados problemas en este momento, no creo que pueda escucharte.

—¡Suélteme!

—Tranquilo... No te haré daño, al contrario, te haré sentir muy bien.

—¡No me toque!

De alguna forma, Nakyum liberó una mano, para golpear su rostro, pero esto sólo enfureció a Min, quien de un golpe logró calmar el espíritu de lucha del joven pintor.

—Será mejor que sepas cuál es tu lugar. Aunque el estúpido de Seungho te haya tratado como su novia. Yo no soy del mismo tipo que él. No importa que tan lindo o delicioso puedas ser, sigues siendo un mocoso de clase baja. ¡Has de conocer tu lugar! Eres un poco menos que un animal y si yo quiero hacer lo que me plazca contigo, puedo hacerlo.

Nakyum respiró agitado, no tenía mas fuerzas para oponerse. Su hermana no podía haberlo entregado a este hombre, tenía que haber sido engañada. Entonces, un temor se añadió a sus preocupaciones, Min lo terminó por apuñalar sin ningún tapujo.

—Elige... Tu querida hermana está en este momento bajo mi poder también. No tienes opción, si me haces enojar, no temerás sólo por ti mismo, sino también por ella.

—¿Qué dice? ¿Dónde está mi noona?

—Ella está... ¿Quieres que continúe completa? O tal vez algo podría pasarle a su rostro...

Min comenzó a deslizar su mano por el rostro tembloroso de Nakyum. Acariciando esta vez descaradamente sus labios, introduciendo un dedo dentro de su boca, sacándolo húmedo para luego deslizarse por su cuello, haciendo que el cuerpo caliente del joven se helara.

—Me temo que con un rostro desfigurado no podría volver a la casa Kisaeng. O tal vez podría perder un brazo...

Comenzó a desvestir la ropa externa del pintor, Nakyum temblaba ante cada movimiento. Una vez que su pecho fue descubierto, Min fue a apretar los pezones del muchacho, haciendo que un gemido de dolor se escapara de los labios de éste.

—Quizá podría quedar lisiada de una pierna... Todo depende de ti, Nakyum. ¿Qué harás para cuidar de ella? Hmmm

Nakyum no hacía ningún movimiento, sólo miraba pasivamente al hombre que lo desvestía. Trataba de no pensar en nada, mientras el otro recorría su piel a veces apenas rozándolo, a veces quitando sus prendas con brusquedad.

Una vez que el joven estuvo desnudo frente a su captor, la lujuria no podía abandonar el cuerpo de Min, lo deseaba como un manjar dulce que tenía a sus pies, lo deseó aquella vez que le robó un beso solo para molestar a Seungho, lo deseó cuando se acercó a la habitación de juegos buscando a Seungho para entregarle una pintura, lo había deseado desde que lo vio cómo el niño de clase baja que había robado la atención de Seungho en detrimento de sus amantes. Ahora estaba aquí indefenso e impotente sin ninguna tela que cubriera su piel delgada y suave.

Min se abalanzó sobre él oliendo su fragancia, como si estuviera muy hambriento, cómo si nunca hubiese probado alimento alguno, como si sólo Nakyum pudiese saciar esa hambre suya. Había arriesgado tanto y llegado tan lejos para tenerlo así sumiso bajo sus pies, había perdido la cabeza al igual que Seungho en este juego sucio en el cual Nakyum era un trofeo para presumir.

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Nota:

Quise hacer este fic prohibido, como una posibilidad que en verdad espero que no suceda en la historia original de BD (>_< quiero mucho a NK y espero que no le pase nada malo y al final pueda tener un final feliz con SH), pero quería desarrollar esta trama oscura aquí.

En el próximo capítulo (Cap 4) sucederá lo que tanto desea Min, aviso de Non-con, si no desea leer esta parte por favor sáltese al siguiente capítulo (Cap 5).

Gracias ^o^

La ambición de Min... Una linda flor de cerezo (Fanfic de Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora