Capítulo 10: ¿Final feliz?

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Nakyum despertó sobre una cama, alguien sostenía su mano derecha y dormía a su lado. Deslizó su mano del agarre de esa persona y acarició la cabeza de su amado esposo. Seungho despertó y toda la sangre se fue encima de su rostro como si hubiera vuelto a la vida. Besó a Nakyum sobre sus labios dándole palabras de bienvenida.

El médico le dio de alta y finalmente pudieron regresar a casa junto al señor Kim. El señor Inhun terminó siendo encarcelado y al no querer cargar con toda la culpa por su cuenta, no sólo de haber fingido su muerte, sino también del engaño para enredar a Seungho y falsificar documentos relacionados al gobierno, terminó delatando al señor Min. Los familiares de Min regresaron a la ciudad, pues habían estado ausentes durante mucho tiempo, lo ayudaron a librarse de la cárcel, pero le pusieron mayores restricciones, con lo cual al menos por un tiempo Min no molestaría con su arrogancia y prepotencia. Se descubrió que el cadáver era de algún sirviente perdido en fechas anteriores al incidente, por lo cual ya se hallaba descompuesto cuando se encontró. El señor Song recibió una sentencia larga, más no la pena de muerte por las acusaciones de traición. El Amo Mayor Yoon no fue sindicado a pesar de haber tenido algunos asuntos en medio de aquello, la influencia de su hijo menor, Seungwon, quien logró obtener el primer lugar en el examen para ser un funcionario público ayudó a que lo limpiaran. Jihwa fue recuperándose pacientemente del síndrome de corazón roto y de cuando en cuando visitaba a Mumyeong o viceversa.

Finalmente, la pareja logró tener un periodo de paz dentro de su hogar. Luego de un tiempo, al estar completamente recuperado Nakyum, listo para volver a entregarse al fuego abrasador de Yoon Seungho, tuvo una sorpresa que no se esperaba recibir.

Seungho lo estaba besando como siempre, jugaba con el cabello de Nakyum que comenzaba a crecer, su piel rozando con la piel de su amante, los olores de ambos mezclados en medio de su excitación, el líquido íntimo de uno disparando dentro y fuera del otro. Hasta que Seungho hizo un ligero movimiento y sacó su cinta de cabello, desplegando mechones negros y sedosos que caían por su varonil figura, parecía un Dios, algo de otro mundo. Nakyum no podía dejar de mirar, era la escultura más bella que podía haber conocido, ninguna pintura se podría comparar a la belleza de Seungho con el cabello suelto.

—Seungho... —dijo Nakyum con los labios entreabiertos.

—Mi Kyum... —dijo Seungho abalanzándose sobre el muchacho.

Seungho disfrutaba de su cuerpo, tan suave y ligero como un hada, sus ojos ámbar brillantes como caramelo, sus pestañas largas que le hacían cosquillas mientras las besaba. Todo en él era dulce y lindo, su pequeño artista era por sí mismo una obra de arte. No había riqueza en este mundo que pudiera compararse a la hermosura de Nakyum y a la nobleza de su corazón. Su amor era correspondido y sus heridas se estaban sanando de a poco.

—Nakyum, a partir de ahora tu cabello crecerá.

FIN

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Nota:

Es el primer fanfic que escribo, espero que haya sido de su agrado. Me atreveré a escribir más cuando tenga tiempo libre, entre mis otros proyectos. Agradezco a los lectores, espero perdonen mis faltas de ortografía, mis enredos de trama, mis vacíos restantes y lo tan fuera de canon que pueda irme.

La historia está muy interesante, espero que Min no se salga con la suya (como sucedió en este fic) y que SeungKyum pueda tener un final feliz, merecen sanar sus heridas y todo el amor del mundo. Gracias n.n

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La ambición de Min... Una linda flor de cerezo (Fanfic de Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora