CAPÍTULO IX

1 0 0
                                    


OSCURIDAD


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Cuando somos pequeños, muchas veces nos cuesta entender el amor tan grande que nos tienen nuestras madres. Es un sentimiento que simplemente nos parece natural, pero que no comprendemos. A medida que crecemos, nos damos cuenta de que el amor de una madre es único y es capaz de superar cualquier otro sentimiento en el mundo.

El amor de una madre es incondicional. Un amor verdadero.

Pero en mi caso, nunca fue así. Lo único que mi madre sentía por mí era odio, odio puro. Ni siquiera yo sabía la razón a eso.

Faltaban meses para irme, para dejar este lugar atrás, pero muy en el fondo no quería irme. No quería volver a casa, no quería ni siquiera imaginarme lo que mi madre me haría.

Me recosté en la cama, quería descansar mi mente. Ni siquiera pasaron 5 minutos cuando recordé el papelito que Asher había depositado en mi mano.

Metí mi mano a mi bolsillo de mi pantalón y lo saque.

"Te veo en la biblioteca a las ocho, sin peros"

¿Y éste qué?, ni siquiera podría salir, mucho menos ahora que tenía una habitación diferente y claro, contando los guardias custodiando mi puerta.

Ni siquiera sabía que había biblioteca.

Qué pena, no iré.


(...)


Habían pasado aproximadamente 7 horas, había ido a comer, hacer mis necesidades e incluso había dado un paseo con Ethan a mi lado. Todo bien hasta el momento.

El reloj marcaban las 8:15 p.m., para este momento Asher se habrá dado cuenta que no iría.

Estaba dispuesta a dormir, ahora que podía. Pero al hacerlo la puerta fue abierta.

—No quiero visitas, gracias— pronuncié sin siquiera abrir los ojos.

—Me dejaste plantado— rápidamente abrí los ojos y me pare, Asher está ahí, de pie, sin ningún guardia.

— ¿Cómo es que entraste?—

Se giró y volvió a la puerta y la señaló —por ahí, se llama puerta— dijo en un tono obvio.

—Muy gracioso, no me refería a eso— luego, sonrió y sacó algo de su bolsillo derecho.

Las llaves. Bingo.

Asombrada me acerque y las tomé, las examine para darme cuenta que si, efectivamente, eran las características llaves de mi habitación.

— ¿Cómo es que...— ni siquiera pude terminar cuando su mano me llevó afuera y el cerro con llave, para luego correr por los largos pasillos.

M I: MENTAL DEMONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora