CAPÍTULO X

1 0 0
                                    


MONSTRUO


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Madeleine 5 años

Los pajarillos cantando, el sol resplandeciente en lo más alto del cielo, era lo que adoraba Madeleine de este día. Aún que prefería los días tristes y lluviosos.

El cumpleaños número cinco de Madeleine. Compartir este día con las cuatro personas importantes en su vida, aquellas que no la habían hecho sentir menos, que la querían.

Su tío Eliot, su "padre" Henry, su nana y la pareja de su tío, Jocelyn. Las únicas personas que no la habían dañado con sus actos o palabras.

Las mesas cubiertas por diferentes colores de manteles repartidas en lugares específicos en el jardín trasero de la mansión. La mesa de regalos repletos de ellos, todos gracias a los numerosos invitados por parte de su madre, todos ellos hombres y mujeres influyentes dentro de la ciudad.

Los hijos de estos corriendo, brincando y gritando por todo el lugar, era lo que le molestaba a Madeleine, le molestaba los ruidos estruendosos.

Se encaminó hacia Christopher quien había llegado recién, ambos corrieron a abrazarse y él felicitándola. Sin duda, eran grandes amigos y Madeleine quería que así hubiera sido siempre.

Por la entrada de la mansión, se encaminaba Henry Morgan, el único príncipe salvador de su pequeña hija, Madeleine. Al verlo, corrió a sus brazos abrazándolo con fuerza. Lo había extrañado.

Henry al ser el dueño y jefe de la compañía MORGAN'S salía constantemente de viaje y se perdía varios días de la compañía de Madeleine. Pero éste al llegar, no dudaba en ir a verla y llevársela por largos fines de semana.

—Hoy es el cumpleaños de la princesa más hermosa— recitó repartiéndole pequeños besos en las mejillas de la niña.

—Te extrañe mucho, papi—

—Yo también pequeña, yo también— dijo volviéndola a abrazar como si su vida dependiera de ello.

A lo lejos, Briana observaba todo en silencio. Odiaba que su hija fuera cada día más unida a Henry, que fuera relacionada con él y toda su familia.

Pronto, pasaron las horas y con eso; el término de la fiesta. Cansada, Madeleine se encaminó a su habitación donde el suelo estaba repleto de cajas con moños brillantes y envolturas rosas y colores pasteles. Varios de ellos habían sido abiertos durante la fiesta. Y el regalo de su "padre" había sido el mejor para ella. Una caja grande repleta de acuarelas, pinturas acrílicas, lienzos y pinceles, era maravilloso.


(...)


Madeleine se encontraba sentada en el patio, en el suelo frío jugando con su gato, de nombre Chester. Había pasado una semana desde su fiesta de cumpleaños número cinco. Después de un rato jugando con él, comenzó a sentirse mal, tenía una sensación extraña, podía sentir que alguien la observaba, su mirada fija en su espalda, como si el depredador estuviera esperando su próximo movimiento para atacarla y después comérsela.

M I: MENTAL DEMONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora