Skater ||SukHoon||

🛹; 00

Si Hyunsuk tuviese que elegir tres términos para describir a Park Jihoon, serían estricto como el infierno, ñoño come libros, y una belleza andante que podía hacerte volar de una patada si quería. La sola presencia del muchacho castaño hacía temblar a cualquiera que estuviera cerca, porque si uno de los integrantes del consejo estudiantil (y presidente del club de informática, cabe destacar) merodeaba por los alrededores solo podía significar una cosa: problemas.

''No corras por los pasillos'' ''ponte bien tu corbata'' ''abróchate la camisa hasta el cuello, se te ve todo'' era apenas un pequeñísimo porcentaje de lo que cualquier estudiante se podía ganar por parte de Jihoon si desobedecía las reglas, por más mínima que fuese.

Sin embargo, por alguna razón ese día los roles parecían haberse invertido. El capitán del equipo de fútbol, Kim Donghyuk, caminaba como cual matón detrás de Jihoon, acompañado a su vez de varios integrantes de este mismo club.

Porque sí, al parecer esas personas no tenían otra cosa mejor que hacer que perseguir a un chico que era mucho menor que ellos.

Hyunsuk internamente sabía que aquellos idiotas no tenían los huevos para ir más allá de las intimidaciones orales (algo que pasaba con casi todos los clubes de deportes que aparentaban ser ''rudos'') porque en el momento que el chico se voltee, probablemente lo hará arrepentirse de lo que estaba haciendo durante las próximas semanas.

Jihoon se detiene abruptamente sobre sus pasos y se toma unos cuantos segundos antes de voltearse a ver a los mayores, como un pequeño aviso que en otra ocasión le daría tiempo a cualquiera para disculparse e irse, pero al parecer ellos preferían jugar con fuego.

Aprovechando que estos no hace mucho habían finalizado su entrenamiento y por ende tenían puestas chaquetas deportivas en lugar del uniforme escolar, Jihoon se acerca a paso ligero hasta Donghyuk, tomando el cierre de la chaqueta a medio abrir para cerrársela sin aviso hasta el cuello. Y, como el menor ahora se encuentra a escasos centímetros del rostro contrario, la hosca palabra que suelta después de aquello se siente como si se la escupiera en la cara.

—Vestimenta.

Y pese a que ahora tiene a todos los ojos de los estudiantes puestos sobre él, Park se va como si nada hubiese pasado.

—Pff, aburrido—escucha decir a Yunhyeong, quien no llegó a percibir la mirada de odio por parte de Hyunsuk al retirarse junto con sus compañeros no sin antes rodar de manera desinteresada sus ojos.

—Cálmate hyung, no vale la pena—escucha decir a la vez que siente a una mano posarse sobre su hombro. Era Yedam, un muchachito de primer año y uno de sus amigos más cercanos. Hyunsuk suspira y asiente, metiendo ambas de sus manos dentro de los bolsillos de su saco escolar.

Porque mientras que ante los ojos de la mayoría Park Jihoon era un nerd que no sabía hacer otra cosa que fuera regañar a cualquier estudiante que incumpliera las reglas, para Hyunsuk, era un bonito chico de lentes que, pese a tener el ceño fruncido la mayoría de las veces, verlo siempre con un par de libros debajo de su brazo mientras caminaba por el pasillo con postura recta le parecía simplemente encantador.

Si bien habían cosas que no dejaban de parecerle algo exageradas (como el hecho de advertirle tres veces seguidas a alguien que tenía demasiado abierto el cuello de su camisa) al fin y al cabo el muchacho solo estaba haciendo lo correcto.

Aunque bueno, ¿Cómo podría siquiera quejarse? Si fue precisamente esa clase de actitud lo que hizo que Hyunsuk cayera redondito a sus pies. Recordar esos ojitos intentando mostrarse amenazantes y a su dedo índice señalando insistentemente su cabeza mientras sus pomposos labios no paraban de decirle que el color de su cabello era demasiado llamativo, él no podía centrarse en otra cosa que no fuera la extraña pero linda diferencia de altura que se llevaban y a sus perfectos lunares que parecían salidos de un cuadro. El chico era realmente bonito.

—Hyung—escucha decir a Yedam, escapando de sus pensamientos momentáneamente para dirigir su atención al menor—¿Tienes algo que hacer después de la escuela?

—No, ¿por qué?

—Doyoung estará en el skatepark con un par de chicos más y no quiero ir solo, estaré demasiado fuera de lugar.

—Oh, seguro, me gusta ver a tu novio patinar—Yedam asiente y sonríe.

El timbre resuena en todo el pasillo, avisando que ya era momento de retomar la última clase.