BÁRBARA
Llegué a la oficina con una sonrisa en el rostro, las chicas de recepción me guiñan un ojo y siento mis mejillas arder.
El día pinta maravilloso, bonito, perfecto, la vida es hermosa. Entro a mi oficina y cuelgo mi bolso en el perchero, avanzo a mi escritorio y veo las carpetas que hay sobre él, sonrío más de lo que ya lo hacía.
Es la excusa perfecta para verlo, tiene que firmar los contratos de los nuevos empleados.
Camino hacia la oficina de Alessandro y voy acomodando mi ropa en el camino, le doblo bien la solapa a la chaqueta de traje que llevo hoy. Mis nudillos están por golpear la puerta, pero unos gritos hacen que mi acción se quede incompleta.
—¡Es la esposa de tu mejor amigo! —la sonrisa se me borra— ¡Eres el hijo del alcalde! ¡No puedes meterte con una casada, idiota! ¡Y SI LO HACES NO LO EXHIBES! —la voz furibunda del hombre resuena y agradezco que no haya nadie más en el pasillo.
—Sí no me hubieras obligado a regresar, nada de esto hubiera pasado! —Alessandro responde con dureza—. Y te advierto que ya me cansé de hacerla de publirrelacionista del Estado.
—Llegamos a un acuerdo y me diste tu palabra de hombre. —Con quien sea que discuta ha bajado la voz, pero aún puedo escuchar.
—El reloj está corriendo, no me queda mucho, recuérdalo. —De nuevo ese recordatorio, el hecho de que pronto se irá, antes ante cada mención de ese hecho sentía como algo me pegaba en el pecho, pero ahora también me quema.
—En lo que la alarma suena, consíguete otra zorra que te caliente la cama y deja a la esposa de Malcolm en paz —un grito se me quiere escapar y llevo la carpeta a mi boca mientras lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas. Es obvio que hablan de mí—. ¿O crees que está contigo por tu cara bonita?
—Obvio no, es por mi polla. —Escucho a Alessandro responder.
—¡No estoy para bromas Alessandro! ¡Si vas a ser el próximo alcalde, esto no te va a ayudar! —De nuevo el hombre desconocido se exaltó.
—No estoy interesado en la política, mételo en tu cabeza, yo soy arquitecto.
—Un arquitecto que no sabe diseñar su futuro, debes tener algo más asegurado, no seas pendejo. —Se escucha un golpe.
—Si lo que quiero es revolcarme en la mierda lo haré y deja de meterte. —¿Eso es lo que soy para él? Un golpe de tristeza me pega. Alessandro siempre ha sido seco, de voz neutra, pero justo ahora parece realmente furioso.
—No digas que no te lo advertí cuando esa puta acabe con mi carrera y con la tuya llevando a los medios una historia en donde abusaste de ella o lo que sea que se inventen las mujeres de su calaña. —Junto mis cejas, no sé por qué sigo escuchando esto, yo nunca haría algo así.
¿Qué quieres que piensen de ti, zorra? Te acuestas con el mejor amigo de tu esposo, es obvio que eres todo eso de lo que te están acusando.
La conciencia me golpea.
—¡Te dije que no hablaras de ella! —Alessandro pierde la cordura y doy salto en mi sitio al escucharlo tan descolocado.
—Si anda engañando a su esposo con su mejor amigo, que no te hará a ti, abre los ojos, tan ciego como siempre... —Las voces se escuchan más cercanas, pero estoy tan absorta que no puedo moverme y cuando menos lo pienso tengo a los dos hombres que discutían, frente a mí.
—Bárbara. —Alessandro luce sorprendido, me avergüenza mi estado así que solo me giro para salir de ahí.
—Así que esta es la... —siento los dedos del hombre rozar mi brazo.
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Deseo Inmoral [Disponible En Librerías]
RomanceHay un dicho popular que dice: "Mientras miras a otra mujer, alguien acecha a la tuya". Eso nunca lo pensó Malcolm. Un hombre cansado de estar cada noche con la misma mujer. Cuando recibió un ascenso en su empleo, también ascendió su popularidad ent...