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Narra Lev:

–Es imposible que algo así allá ocurrido, esto debe tener una explicación. La ceremonia ha salido mal –grita mamá

–Hicimos todo sin saltar ningún paso –pronuncia Abnus, el sacerdote que llevo a cabo la ceremonia.

–Sí que saltamos uno, adelantamos la ceremonia, debía ser en su cumpleaños veintiuno y la adelantamos. Todo por tu profecía –Ashira está histérica y ataca con gritos a la compañera de sangre de papá.

–No es culpa de Ghaliga –papá defiende a su aliada– Lev la eligió a ella, nada salió mal.

–Esa escoria de la región olvidada acabara con nuestro hijo, debiste haberme dejado que ordenara su muerte cuando te convertiste en rey –¿Quién es esa niña y porque no tenía conocimiento de su existencia hasta el día de hoy?

–Sabes que no podíamos matarla, era solo una niña.

–De niña solamente tiene la apariencia, ese demonio tiene más de cuatrocientos años –repito la cifra en mi mente, anonadado.

–De igual modo no tiene culpa de lo que hayan hecho sus padres, ni su reino –escucho atento.

–Esa chica ha vivido bajo el mismo techo que mi familia por años, y como pudimos comprobar hoy no le es muy difícil escapar de nuestras mazmorras –mamá camina inquieta.

–Otra razón para confiar en ella, durante siglos ha podido acabar con nuestras vidas o escapar y no lo ha hecho, Ghaliga no ha visto ningún mal en el reino causado por ella.

–A la mierda Ghaliga y sus profecías, ni ella misma entiende la mitad de las cosas que ve –mamá escupe en dirección al profeta más poderosa del reino.

–Ashira –papá pronuncia su nombre en advertencia.

–No confió en esa chica y menos viniendo de donde viene. Deberíamos como mínimo cortarle la lengua por atreverse a besarte –se gira en mi dirección para verme directo a los ojos– eres el príncipe de Baruch.

–Te prohíbo que pongas una mano encima de mi compañera de sangre, la he elegido, debes respetarla y tratarla como lo que es –pronuncio mis primeras palabras dejando a Ashira inmóvil.

–Hijo no sabes de lo qué hablas, eres muy joven para entender de que trata todo esto...

–No hagas un drama de la nada Ashira, nuestro hijo tiene razón, él la ha elegido y hay que respetar su decisión –papá impide que termine de hablar.

Mamá sale demasiado enojada de la sala donde hablábamos, Aisha, su hermana y compañera de sangre quien escuchaba todo en silencio corre detrás de ella, dejándonos solos a papá, a Ghaliga, Abnus y a mí.

–¿Quién es esa niña? ¿Por qué no he sabido antes de su existencia? ¿Por qué mamá la quiere muerta? ¿Y cómo es posible que tenga más de cuatrocientos años? –arremetí mis preguntas contras los presentes.

–Necesito hablar a solas con mi hijo –papá informa en busca de privacidad y todos salen de la habitación.

Espero paciente a que todos atraviesen la puerta de salida.

Papá camina hasta una silla donde se acomoda.

–¿Ya piensas responder mis preguntas?

–Lev, esa chica que has elegido como compañera es una prisionera, la capturaron cuando nuestro reino le gano la guerra al reino oscuro.

–Esa guerra ocurrió hace más de doscientos años ¿Ha estado encerrada todo este tiempo? ¿Cómo pudo haber vivido tantos años?

–Sí, ha sido prisionera del reino por todos estos años. La chica pertenece a una raza poco conocida, no hay muchos como ella vivos.

–¿Es inmortal, cómo tú? –pregunto buscando una respuesta a su edad

–¡No! Ella si puede morir, solo que envejece más lento.

–¿Cómo que más lento?

–Cada veinticinco años que pasan en ella envejece como en un solo año para nosotros.

–¿Qué más sabes de ella? –pregunto mientras la curiosidad se apodera de mí.

–No sabemos nada más, solo que nació y vivió en el reino oscuro por doscientos años, después se volvió prisionera de nuestro reino por otros doscientos años más, mientras permanecía cautiva se negó a decir palabra, ni siquiera sabemos si entiende nuestro idioma, pero por lo que vi en la ceremonia ya puedes hablar el de ella.

–No sé en qué momento aprendí ese dialecto.

–Es por la unión de las almas –asiento– hijo, no sé cómo ha pasado esto, y menos en el momento que estamos viviendo con la profecía de Ghaliga, pero no me opondría como ha hecho tu madre. Nada más te pido que estés atento, asegurarte que la chica no nos traicione, la vida de todo nuestro reino está en tus manos. Ahora retírate, confió en ti sé que lo harás bien.

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