Abro los ojos, apresurada y alerta nada más que recuperó la consciencia.
Mi cuerpo se encuentra acostado sobre una superficie blanda, tomo una gran bocanada de aire y cuando ya no queda nada de ese aire en mis pulmones elevó mi troncó impulsándome con las manos para sentarme.
-Si te levantas de golpe te mearas -escucho la voz a mi espalda, es del príncipe.
Analizó mi alrededor, asombrada de no despertar en el calabozo.
No tengo que comprobar si ha aparecido el tatuaje del vínculo en mi piel, sé que está ahí, puedo sentir como cosquillea en mi cuello.
-¿Cómo te encuentras? -habla nuevamente, me giro para ver su cara.
El príncipe es un hombre apuesto. Piel bronceada, debe tomar mucho el sol. Nunca he tenido el placer de verlo por mí misma, en el reino oscuro no tenemos un sol, muchos menos cinco como en Baruch, supongo que por eso las personas aquí lucen una hermosa piel canela, mientras que en mi reino predominan las dermis pálidas. Sus iris tienen una coloración ámbar y su cabello es negro. En él abundan los colores, muy diferente a mí, mis ojos son negro y mi cabello es canoso, aunque de tanta mugre luce oscuro en estos momentos.
Unos golpes en la puerta hacer que aparte mis ojos del chico.
-Permiso -habla una voz femenina tras la puerta.
-Es una de las chicas del servicio, te debe traer comida y algo de ropa para que te duches y te cambies, también te llevara con nuestra sanadora ella curara si tienes alguna herida, después de eso me reuniré de nuevo contigo -Asiento con la cabeza, él me sonríe- Nos vemos pronto, todo estará bien.
La chica entra una vez el príncipe está fuera de mi vista.
Luce nerviosa, carga en sus manos una bandeja con platos, sus manos tiemblan y hacen que los platos suenen al golpearse entre ellos por el movimiento.
No sé si es porque ahora compartimos almas, pero el príncipe de Baruch luce tan confiado a mi alrededor, incluso se da el lujo de sonreír, recuerdo la imagen de sus dientes perfectos que acabo de ver hace unos segundos. No me teme como todos los demás.
La chica apoya la bandeja junto a mí, hecho un vistazo a la comida.
Hay carne y una ensalada de vegetales. Tomo el tenedor entre mis dedos y lo examinó. Hace tantos años que no veo uno de estos que incluso dudo recordar como se una, es irónico cómo hace solo un día me encontraba comiendo del suelo. Saboreó cada bocado hasta dejar los platos vacíos, cuando dejo el tenedor en su lugar miro a la chica.
-E... El... El baño... Es... está por -antes de que termina la frase la cual si espero a que culmine derrocharía otro año de mi vida, sigo la dirección que apunta su mano, una puerta en una de las esquinas del dormitorio.
Entro en él, es amplió, todo blanco.
La chica aparece atrás de mí, cuando pongo mis ojos sobre ella comienza a intentar hablar de nuevo aterrorizada.
-Me... Me dijeron que... Que de... Debía ayudar... Ayudarla -suspiró.
No me molesta su presencia, y me agrada en cierto punto que alguien me eche una mano a sacar toda esta suciedad de mi cuerpo. En realidad lo que me divierte es que este reino después de tenerme prisionera por tanto tiempo, ahora se vean obligados a incluso poner a una de las chicas del servicio a mi disposición. Lo que no toleró es su debilidad, su miedo y demonios, como tartamudea y tiembla cada vez que va a decir una palabra.
Abandonó mi ropa y dejo que caiga al suelo.
La chica pone su mirada fija en una esquina.
Me pongo abajo de la ducha y dejo que el agua caiga sobre mí. La chica me mira a menos de un metro de distancia. Asiento para que se acerque.
Estar con el estómago llego, acabada de bañar, con el cabello desenredado y con ropa limpia se siente tan bien, pienso mientras me dirijo de camino a la sanadora.
-E... Es... Es a -intenta comenzar a hablar cuando nos detenemos frente a una puerta.
No la escucho, tampoco toco para avisar mi llegada, de tocar tendría esperar a que me permitieran pasar y eso haría que pase más tiempo junto a la chica temblorosa. Tan solo entro de una vez.
-Hola, tú debes ser la chica de otro reino de la que todos hablan, mi nombre es Tanit -hace una pausa esperando a que hable, al ver que no respondo continúa- déjanos sola por favor.
La sirvienta se retira rápidamente, cerrando la puerta al irse.
Tanit examina mi cuerpo pasando sus manos cercas, pero sin llegar a tocarme y continúa asiéndolo por al menos una hora hasta que alguien interrumpe en la habitación.
-Disculpen, pensé que habían acabado.

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Reinos
FantasiHuesos rotos. Polvo. Cenizas. Oscuridad. La hora del rey inmortal se aproxima. El reino bendito caerá. Celeste perderá su brillo, el azul se teñirá de negro. El fin se acerca. No estamos preparados. Las sombras se aproximan, huelen a polvo y cenizas...