13- Sólo falta que tu gustes de mí

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Auron veía el cielo nublado por la ventana del dormitorio.

Las nubes, de un gris oscuro, anunciaban que pronto estallarían.

Eran nubes de nieve, Auron lo sabía.

Una sonrisa se grabó en sus labios, él amaba la nieve.

Rubén vió al omega sonreír junto a la ventana, y no pudo evitar hacerlo también.

Su corazón se encogió un poco al pensar que le quedaban pocos días para estar junto a Auron.

Como si lo hubiera sentido, Raúl bajó la vista para mirar su pecho con el ceño fruncido, luego la volvió a alzar para encontrar a Rubén, quién estaba bastante sorprendido por eso.

—¿Qué pasa, Calvo?

Rubén no dijo nada unos segundos, hasta negar con la cabeza.

— Nada, nada...

Rubén fue hacia su cama, sentándose en esta le dolían bastante los músculos y algo la cabeza, pensó que debía ser por toda la tensión de ese día. Entre las noticias, Raúl y su celo, se sentía bastante estresado.

Miró a Auron de nuevo, y sintió los párpados pesados.

El sábado era (junto al domingo), los únicos días que no hacía nada más que trabajar su turno en el supermercado, casi siempre los usaba para descansar o hacer tarea de la universidad, pero ese sábado parecía más especial, ya que era el último que tendría a Raúl acompañándolo, y quería pasar el día junto a él y conocerlo un poco, ya que, por más que sus lobos de quisieran y ya estuvieran a gusto entre ellos, ellos mismos, como personas, eran prácticamente desconocidos.

Un bostezo hizo que mirara la almohada con deseo.

— Auron — lo llamó, captando la atención del chico al instante—, voy a dormir un rato, despiértame si necesitas algo.

Raúl asintió, Rubius se quitó algo de ropa para quedar sólo con boxers y la remera, dándole la espalda a todo, mirando a la pared para que no le llegara tanta luz, intentó concentrarse en el olor de Auron de las sábanas para tranquilizarse y dormir más rápido.

A punto de caer dormido, escuchó pasos, sintió las sábanas levantarse un momento y el peso sobre esta a sus espaldas.

Se volteó instantáneamente, recibiendo a Auron, quién se acurrucó en su pecho.

Las manos de Rubén rodearon la cintura de Raúl instantáneamente, y sin querer, pasaron por debajo de la remera del omega, acariciando su piel en círculos lentos y tranquilos, mientras el omega hundía el rostro en el pecho del Rubio

Rubén pudo escuchar cómo la respiración de Auron se hace un poco más rápida y errante, llegando a creer escuchar jadeos, cada vez un poco más fuertes, y acallados por el omega, mordiéndose el labio.

El mayor recordó el cómo la piel de los omegas de hacía mucho más sensible en su celo, haciendo que un simple tacto como ese pudiera llegar a ser exitante.

Rubén detuvo sus manos enseguida al pensar en eso, con los ojos abiertos de más por un leve susto, sintiendo que había hecho algo malo.

Fue cuando Raúl, alzó su rostro ruborizado y con una sonrisa hacia el de Rubén, estaba tan cerca que el aire que expulsó al hablar golpeó sus labios.

Sigue, por favor— pidió, su voz era más suave y dulce.

“¿Voz de omega?” pensó Rubius, nunca había escuchado una, aunque sabía de algunos omegas que la tenían, eran muy pocos.

Auron era un omega muy especial.

Rubén sintió el rubor en sus mejillas, su corazón se agitó un poco.

࿔⠀⠀𝗗𝖾𝗅𝗍𝖺⠀「 𝐑𝐮𝐛𝐢𝐮𝐬𝐩𝐥𝐚𝐲 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora