Las personas en el lugar tenían asombro, y a la vez algo de terror, ¿cómo podía ser esto posible? ¿Por qué a Camilo se le estaba desvaneciendo la puerta? ¿No debería adquirir su don desde que toca el cerrojo? ¿El encanto está peligrando ahora? Todas esas preguntas se escuchaban entre los murmullos del público, Camilo al ver su puerta desvaneciendo, no duró mucho en que la mirada se le llenará de lágrimas, volteando a ver a Abuela, la cual estaba sorprendida y a la vez triste por lo que estaba pasando.
— ¿Abuela? — recitó de sus labios, con una voz un tanto quebrada. Pepa se le empezó a formar una nube encima de la cabeza, mientras que a Félix, el papá de Camilo, trato de calmar a su esposa mientras miraba a Camilo con preocupación. Las personas no quitaban sus ojos del pequeño, los murmullos cada vez se hacían más notorios, haciendo que este en plena ceremonia empezara a llorar. Pepa cargó a Camilo en sus brazos, haciendo que este apoyara su cabeza en sus hombros.
— Mmm... ¡La magia sigue intacta, todo está bien, no se alarmen! — exclamó la abuela llamando la atención del público. — Pero la ceremonia quedará hasta aquí, ya pueden irse. — Casita abrió el portón, las personas ya se estaban yendo.
— Camilo... ¡Camilo! — Una voz femenina hizo que reaccionara, vaya, se adentró otra vez a sus recuerdos. — La abuela quiere que... ¿Estás bien? — preguntó su tía Julieta, la cual notó un gesto de tristeza en la cara del chico. — Sí, dile a Abuela que voy enseguida. — Julieta asintió con su cabeza y siguió con su camino. Camilo adoptó la postura de estar acostado a estar sentando en su cama; se puso sus sandalias y caminó donde se encontraba Abuela.
— ¿Me necesitabas Abuela? — preguntó este con ambas manos en sus bolsillos. Abuela lo volteó a mirar y negó con su cabeza. — Olvídalo, conseguí a alguien más. — Camilo nada más asintió e iba a ir a la guardería de nuevo, pero mientras caminaba con la cabeza baja, noto que el piso... ¿tenía grietas? Se agachó y puso una de sus manos en el suelo, sintiendo los detalles de las grietas. Rápidamente fue donde Abuela nuevamente y le topó varias veces el hombro, haciendo que esta se voltee.
— Abuela, la casa corre peligro, vi grietas en el suelo. — Abuela puso una cara de seriedad y con la mirada le dijo que la guíe. Al llegar, las grietas habían desaparecido. — Camilo, estamos muy ocupados para tus chistes de mal gustos. — Reclamó Abuela con un tono enojado. — Pero yo... — Abuela lo interrumpió — ¡Ve a la guardería y deja de estorbar! — Con esto último, Abuela volvió a lo que estaba haciendo.
Camilo, al llegar a la guardería, lo que era su habitación, cerró la puerta y se acostó en su cama. Unas cuantas lágrimas salieron, estaba a punto de comenzar a sollozar cuando escuchó un golpe en la pared. — ¿Uhm? — con una mano, limpio sus lágrimas y pegó su oído a la pared. — Tío...
¿Tío Bruno?
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Camilo, ¿Por qué la puerta se desvaneció?
ФэнтезиEsta historia está basada en como sería si Camilo NO hubiera recibido el don, en vez de mirabel.