Capítulo VI

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— ¿Desde cuando esto está aquí? — Dijo este, mirando el hoyo que había detrás del marco, de decidió adentrar a este, encontrando a la rata encontrando a un misterioso hombre al final del pasillo. — ¡Tío Bruno! — Exclamó y el anteriormente mencionado se hecho s correr, haciendo que Camilo lo siguiera.

Después de una larga carrera, Camilo tropieza, haciendo que se caiga a un hoyo, pero con una mano se aferra a una madera. — ¡Ayuda! ¡Alguien! ¡Casita! — Sus manos estaban sudadas, no faltaba mucho para que sus manos se soltaran hasta que sintió que alguien le tomó de la mano, y era su Tío Bruno, con su cabello rizado, ojeras notorias y capucha verde, — Tus manos están muy sudadas. — Comentó este, para así ayudarlo a salir del hoyo. — Bueno, bye. — Bruno trato de ignorar a su sobrino, pero este le insistió y le siguió.

— ¡Sabía que no te habías ido! ¿Que pensaría todos si supieran que has estado aquí siempre? ¿Cómo pudiste sobrevivir todos estos años? — Bruno mientras el joven hablaba iba hacia donde siempre estaba. — knock knock toco madera. — golpeó varias veces la ,acera y después su cabeza. — ¿qué haces? — le lanzó azúcar y sal a Camilo. — Nunca debiste venir acá. — dijo mientras lo volteaba a ver, pero Camilo observó que había grietas en la pared cubiertas con cemento. — ¿Tú cubres las grietas? — Bruno negó con su cabeza. — Las reparaciones son obra de Hernando. — Camilo alzó una ceja. — ¿Quién es hernan.. — Bruno lo interrumpió. — Soy Hernando y no me asusta nada. — Dijo Bruno con la capucha cubriendo sus ojos. — Realmente soy yo. — río un poco, quitándose la capucha. — Siempre decía que mi verdadero don era actuar. — Se pone un Valde en la cabeza. — Soy Jorge, yo preparo la mezcla. — Camilo miró a su alrededor y luego lo miró a él. — ¿Cuanto tiempo has estado... aquí? —

Después de unos segundos de caminata, Bruno haberío una puerta, donde se encontraba sus cosas personales, y un sillón. — Bienvenido a mi casa. — Dijo Bruno, dándole de la arepa a sus ratas. Camilo observó cada detalle del pequeño espacio en el que se estaba quedando su tío. Vio un pequeño agujero en la pared, viendo la mesa donde se comía para eventos importantes, luego vio una mesa pequeña y de madera, con un dibujo de un plato que decía "Bruno" lo que hizo entristecer un poco al chico. — Muchos piensan que me fui porque no quería a mi familia, pero la realidad es otra, yo amo a mi familia, pero mi don no les sirve de nada. — Bruno dio un suspiro y bajo su cabeza, a lo que Camilo tomó su brazo. — Les demostrare que tú no eres malo, tío bruno. — Le sonrió de manera cálida, hasta que recordó que aún se encontraba en pijama. — Tío, ya casi es la propuesta de Isabela, me tengo que ir, pero cuando vuelva, vivirás con nosotros. — Dijo esto y se fue. — eso espero, niño. —

El joven salió del cuadro disimuladamente para así que ir al baño. — Ojalá todo salga bien. — Y sin más que decir, entró al baño para tomarse una ducha.

Camilo, ¿Por qué la puerta se desvaneció?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora