Cuando llegamos a casa, habían dos coches esperando fuera.
-¿Es usted la señorita Elena?
-Soy yo, digo -acercándome a uno de los conductores.
-La señora, Leah nos ha pedido que armemos el catering, sólo indíquenos dónde.
-Lou, encárgate tú de los caprichitos Leah, iré a fumar al jardín.
Lou guió a los hombres hasta el salón e inmediatamente comenzaron a desempacar la mercancía. Me pareció demasiada mercancía lo que comenzaba a ponerme nerviosa.
-Pensé que sólo era el catering -le digo a uno de los chicos que cargaba con una.
-En realidad nos han dado órdenes de que decoremos todo el salón y también el jardín. Quedará muy bien, se lo aseguro -me cuenta con entusiasmo.
Veo que Lou se acerca
Era un banquete realmente variado. Había sólo alcohol de primera calidad. El salón se veía abundante y repleto de buena comida. En el jardín armaron dos mesas grandes de licores y quesos. La verdad es que Leah tenía muy buen gusto.
Me serví un escocés y salí al jardín.
-¿Estás cabreada por lo de Leah? -pregunta Lou, acercándose a mí con una copa de champaña en su mano derecha.
Niego con la cabeza.
-Intentemos pasarla bien -le digo-. ¡Brindemos!
Ella se incorpora y me mira a los ojos fijamente.
-¿Por qué quieres brindar?
-Por lo hermosa que te ves esta noche.
Veo que sus mejillas se sonrojan.
-Amelia es muy afortunada de ser tu pesadilla.
-No tenemos por qué hablar de Amelia esta noche.
-Es cierto, hoy es una oportunidad más para intentar olvidarla.
***
El loft parecía un auténtico salón de eventos. Dos mesas de catering, una más de degustación de quesos y otra en mi jardín con amplia variedad de licores. Los hombres del catering estaban vestidos de smoking, lo cual me hizo replantearme el atuendo que había elegido para estar en mi propia casa. Lou estaba más acorde al lugar. Había acertado el vestido que había comprado
-¿Crees que es demasiado? -pregunta Lou, sosteniendo una copa de champaña a mi lado. Estábamos en la terraza admirando nuestro alrededor.
Resplo.
-A estas alturas no importa -hago una pausa-. Después de todo tendremos que hacernos a la idea de que no será una reunión pequeña.
Tomo un trago de whiskey y no alcanzo a tragar el líquido cuando suena el timbre de casa. Debe ser Leah y seguramente dos mil personas más.
Abro la puerta y observo a esa despampanante mujer con un vestido rojo sin mangas y con encaje al cuello. Tenía una abertura en la pierna muy sensual y unos tacones de aguja negros. Ha bajado literalmente de una limusina negra.
Caminó hacia mí con la gracia de cualquier modelo profesional y me dio un beso en la mejilla.
-¿Saldrás en la próxima portada de Vogue? -le digo sonriendo.
-Elena, tienes una forma muy rara para hacer cumplidos -hace una pausa-. Pero me encanta. Tú también te ves muy bien, por cierto.
Veo entonces que llegan cuatro coches más y aparcan frente a nosotras.
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El diario de Elena (Parte II)
RomanceLuego de la boda de Amelia, Elena se marcha para intentar reconstruir su vida. Sumida en un abismo y sin saber qué rumbo tomar, vuelve a encontrarse con su hermano Christopher, quien le abrirá la puerta hacia un destino inesperado.