Me escabullí con cuidado para buscar mi ropa por algún lugar del salón. Ya había amanecido, pero no sabía la hora con exactitud. Me estaba tomando demasiado tiempo tratar de encontrar mi ropa interior así que me dí por vencida y me coloqué la camiseta, los vaqueros y y las botas tratando de hacer el menor ruido posible.
-¿Te ibas sin esto? –preguntó Lou, con mi ropa interior colgando de su dedo índice.
Trato de pensar en algo inteligente de inmediato.
Ella me mira con una sonrisa pícara.
-¿Souvenir? –dice alzando una ceja.
Asiento con la cabeza.
-¡Genial! –dice guardándolas en el cajón del salón.
Tomo mi cazadora que reposa sobre el sofá y camino en dirección a la puerta.
-Esta noche hay una fiesta en Keatons. Es un pub donde puedes conocer a muchas personas. Tal vez consigas más motivos para quedarte en Londres.
Estaba confundida. Esta chica no estaba para nada ofendida con la idea de que yo quisiera conocer a más personas, divertirme y eventualmente tener alguna otra aventura.
-¿Tú irás? –pregunto.
-Estaré allí –dice incorporándose.
-Vale, me lo pensaré–vacilo.
Ella se ríe y niega con la cabeza.
-Cielo, no es una invitación en pareja. Simplemente quiero que la pases bien. Digamos que es un acto de hospitalidad londinense –dice-. Espero que en algún momento puedas llegar al punto de decir el nombre correcto cuando te acuestes con alguien.
-¿El nombre correcto? –pregunto desconcertada.
-Sí, cariño –hace una pausa-. Hasta donde sé mi nombre es Louise, no Amelia –continúa con una sonrisa cínica.
Siento vergüenza en seguida.
Ella se ríe.
-Lo siento, Lou.
Traté de recordar en qué momento pude haber pronunciado ese nombre. Debí estar demasiado absorta para pensar en voz alta sin darme cuenta.
-No te preocupes, Elena. También he estado en el mal lugar un par de veces –sonríe-. Esta noche a las diez, ¿qué dices?
-Vale, te veré allí entonces
-Anota tu número –dice ofreciéndome su móvil.
Lo hice y luego me acerqué para besar su mejilla.
-De verdad que la he pasado muy bien, Lou.
Ella me toma del rostro y besa mis labios con delicadeza.
-Yo también –dice con voz suave.
Me marcho entonces.
***
legué a casa de Chris casi a las diez de la mañana. Entré de puntillas y dejé mi cazadora sobre el sofá. Seguí hasta la cocina para preparar algo de desayuno.
Hago dos tostadas y las unto con mermelada de frambuesa. El café desprende un aroma que se adueña de toda la cocina. Fantaseé entonces con la idea de que Amelia estaría esperándome en la habitación. Le llevaría el desayuno a la cama y pasaríamos el resto del día allí. Deseaba tocarla de nuevo. Hartarme de su cuerpo.
-¿Te divertiste anoche? –pregunta Chris entrando a la cocina e interrumpiendo mis fantasías.
Sonrío mientras vierto el líquido en una taza.
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El diario de Elena (Parte II)
RomansLuego de la boda de Amelia, Elena se marcha para intentar reconstruir su vida. Sumida en un abismo y sin saber qué rumbo tomar, vuelve a encontrarse con su hermano Christopher, quien le abrirá la puerta hacia un destino inesperado.