❝ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ xxɪɪɪ❞

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«ᴇʟ ᴘᴜᴇɴᴛᴇ ᴅᴇ ʟᴏs ɪɴɪᴄɪᴏs»


Volver mi corazón de piedra; mi rostro de acero,

engañar y ser engañada, y morir: ¿quién sabe?

Somos cenizas y polvo.

LORD ALFRED TENNYSON, Maud.*



      Tessa no supo qué hacer alrededor de los cinco minutos que siguieron; era difícil querer actuar o decir algo cuando todos se observaban de una manera para nada agradable, y la tensión flotaba a su alrededor en forma de un hilo a punto de cortarse. Will se mostraba renuente a abandonar a su amiga, lo que le agradó mucho porque le enseñaba una faceta nueva de él, y Jem posicionó un brazo protector frente a Ángela como si con eso evitaría todo el mal que representaba Callida Fairchild. Por otro lado, Angie miraba a su tía como si quisiera que el suelo bajo sus pies se quebrara en ese instante y la señora cayera treinta pisos abajo. No obstante, tras sus esferas castañas se hallaba una inmensa tristeza que ni Tessa pudo describir.

      ¿Qué ocultaba en realidad?

—¿Acaba de amenazar a su sobrina? —repitió Will—. No es muy propio de una señora como usted.

—Acabo de explicarle en pocas palabras las consecuencias de sus actos desafiantes y para nada bien educados, niño —espetó Callida—. Tu padre se sentiría absolutamente decepcionado de ti —dijo a Ángela.

—No hables de mi padre —atacó Angie—, ni siquiera conocías a tu propio hermano. Si mi padre estaría aquí estoy segura de que tu no hubieras aparecido nunca.

      Ángela había creído que, si se daba un reencuentro con su tía, las cosas habrían sido diferentes a eso; no pelearían y tampoco harían evidente lo de Italia, en cambio habrían accedido a conversar con la otra sin problemas, pero algo raro le sucedía a Callida.

      Como si su verdadera personalidad hubiese encontrado la luz.

—Pero él no está, yo estoy en su lugar —recordó—. Y hay muchas cosas que deben quedarte en claro, mocosa. —Para ser casi una anciana sí sabía moverse bien.

      De un rápido movimiento alcanzó el brazo de Ángela y jaló de ella antes de que los chicos intervinieran, dejando a la castaña junto a ella para regodearse de los rostros estupefactos de Jem y Will.

—¿No tienen algo mejor para hacer? —inquirió para luego llevarse a Ángela por algún corredor del instituto, pese a que la joven seguía rehusándose a ir con ella.

      Tessa pensó que como buenos guerreros que eran podrían haber salvado a Angie de las garras de su tía, incluso ella misma quiso salvarla sintiendo la inesperada sensación de socorrer a su nueva y extraña amiga, pero ver los inexistentes reflejos de Will y Jem en ese momento le hicieron creer que algo peor estaba sucediendo o sucedería muy pronto.

—¿Qué le sucede a esa mujer? —inquirió para cortar el silencio que empezaba a ponerla nerviosa, ignorando el hecho de que los muchachos estaban observándose fijamente como si se comunicaran en silencio—. ¿Por qué se comporta así con Ángela? ¿Charlotte...?

—Escucha, Tessa —interrumpió Will—. Creo que podrías ser de ayuda en ese asunto.

—Will, no... —empezó a decir Jem pero su amigo continuó como si este no hubiese hablado.

Ángel Caído | JEM CARSTAIRSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora