❝ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠ❞

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«ᴅᴇsᴘᴇᴅɪᴅᴀ»

      El silencio prevalecía dentro del carruaje mientras se dirigían de regreso al Instituto. Henry sonreía distraídamente hacia los niños, seguramente organizando un nuevo invento dentro de su mente, y Charlotte se encontraba seria y distante, su rostro avinagrado decía a gritos que nadie le dijera una sola palabra hasta que ella lo ordenase. En cambio, Will, Ángela y Jem se dedicaban miradas sigilosas, rogando a todos los ángeles existentes para que Lottie no fuera tan severa con ellos.

      En medio de tanta oscuridad, Angie tomó disimuladamente la mano de James para calmar sus nervios, recordando los años anteriores cuando no podía soportar permanecer a oscuras debido a su miedo.

      Charlotte soltó un suspiro corto y los cuatro la observaron ansiosos.

—¿Saben lo grave que fue el que huyeran de esa forma? —dijo más calmada. Ahí estaba la hermana de Ángela Fairchild, la grandiosa Charlotte Branwell que era pacifica y racional—. Pudieron haber muerto ahí fuera. —Su voz dejó entrever un poco de angustia.

—Lo sentimos mucho, Lottie —expresó Ángela—. Yo los obligué a ir conmigo, por favor no los castigues, es mi culpa.

—Cada decisión tiene su consecuencia, Ángela.

      No necesitaba que se lo recordaran, sabía muy bien lo que implicaban las consecuencias e Italia era una de ellas.

—Te lo suplico, Lottie.

—Eso lo decidiré yo, Ángela. —Sentenció entre dientes. Le murmuró algo a Henry en el oído y este sacó una carta de su abrigo.

—Llegó esto para ti, cariño —dijo amablemente y le tendió el sobre a la castaña menor—. De parte de su tía.

      En cuanto Ángela recibió la carta, Will y Jem ya se encontraban asomándose sobre ella, poco disimulados, para leer el contenido y verificar si la señora se había arrepentido de llevarse a su amiga. Angie deseaba lo mismo; ver que Callida se hubiera retractado en su decisión y devuelto la tenencia a Charlotte. ¿Así se manejaban los adultos? No estaba segura, pero en esa ocasión esperaba que sí.

Queridas sobrinas:

              Me siento muy ansiosa por volver a verlas y admito que las he extrañado con todo mi corazón. Estoy segura que esta carta llegará a ustedes muy por sobre mi fecha de llegada al Instituto de Londres, así que con convicción les digo que mañana temprano estaré arribando junto a ustedes. Les ofrezco mis más sinceras disculpas por haberme retrasado desastrosamente esta semana, tenían entendido que debí llegar hace al menos cinco días atrás, pero me han retenido en Idris unos asuntos importantes junto a unos colegas. Sin embargo, estaré en Inglaterra acorde a lo que acabo de decirles, pero temo que no podré quedarme mucho más tiempo, debo partir de inmediato a Italia con la joven Ángela para llegar cuanto antes con la familia Ravenway, quienes ya han sido demasiado pacientes con mis tardías visitas.

Las veré pronto.

Callida Fairchild.

      Leyó Ángela en voz alta para los presentes, sintiendo cómo su corazón se desmembraba ante cada párrafo y sus ojos llenándose de lágrimas que logró disimular. Sabía que todos la estaban observando, esperando de ella algún comentario o reacción similar, pero no podía siquiera recordar cómo era que se respiraba con normalidad. La mano de Jamie se cerró sobre la suya en una cálida caricia, ejerciendo un poco de fuerza para recordarle que estaba ahí junto a ella, que todo saldría bien.

Ángel Caído | JEM CARSTAIRSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora