6. Blando

167 38 3
                                    


—Jimin, ya volví

Anunció Namjoon al entrar y encontrar todo en sumo silencio y a oscuras.

Si nadie respondía significaría que el hada se había marchado ¿no es cierto? Eso sería maravilloso.

Arrastrando los pies con cansancio, dejó sus cosas en la pequeña mesa de la sala, lo único bueno que había tenido el día era que la paga semanal por fin había llegado. Si el hada se había ido sumaría algo bueno también, pero Namjoon sabía que él no se iría sin antes avisarle con lo que, en lugar de alegrarse, se preocupó un poco. Era obvio que ese pequeño no sabía como vivir en una sociedad humana.

Entró a su cuarto en su búsqueda e inmediatamente escuchó sollozos provenientes de su baño, se alarmó al instante y con rapidez llegó hasta allí, mirando al hada hecho una bolita dentro de la bañera, abrazándose a sí mismo y llorando desconsoladamente. Lo único que iluminaba el cuarto de baño eran su par de alas plateadas, las cuales Namjoon no sabia que podía mostrar estando en su forma humana pero que se veían tan hermosas que quería protegerlas con su vida, ver al rubio en general le daban ganas de protegerlo.

—Jimin ¿qué sucede? —Preguntó con preocupación sentándose al borde de la bañera.

Por primera vez, Jimin se percató de su presencia y resultó como ver a su salvación, así era. Saltó a sus brazos y se aferró a él con fuerza, necesitaba ser abrazado y acompañado, nunca se había sentido tan solo en su vida.

El día fue lindo y agradable, leyó los libros de Namjoon, jugo con JjinJjin quién le convenció de que Namjoon era bueno y amable, solo debía ser paciente...

Iba bien, hasta que la noche llegó y el departamento quedó en total oscuridad y soledad, nunca había esta completamente solo ni completamente a oscuras y sentía como si, esas sombras de las que hablaban en su aldea, fueran reales y estuviesen detrás de él para devorarlo.

Estaba aterrado.

—¿Porque me dejaste solo? ¿Y porque tardaste tanto? No lo vuelvas a hacer, por favor —Hablaba el menor entre hipidos y sin dejar de llorar, a Namjoon se le contraía el corazón al escuchar las súplicas del rubio, no sabía ni como contestar —Tengo miedo, Namjoon, no quiero estar solo

—No estas solo, estoy aquí ¿ok? No sé a qué le temes pero te voy a cuidar de eso, estás bien —Intentando calmar al pobre rubio que no dejaba de llorar sobre su camisa.

No supo cómo pero pasó de estar sentado fuera de la bañera a estar dentro y con Jimin encima de él, sollozando débilmente mientras él le proporcionaba palabras dulces para terminar de calmarlo y delicadas caricias en sus rizos dorados, tan sedosos como parecían.

—¿No volverás a dejarme solo, solo? —Preguntó el rubio con un puchero inconsciente, recostado en su pecho y apenas mirando hacia arriba para ver su respuesta. Namjoon estaba consciente de que esa belleza no era humana.

—Te llevaré conmigo a donde vaya —Dijo con firmeza haciendo que Jimin sonreirá un poco más tranquilo y las lágrimas dejarán de fluir por su rostro.

Volvió a recostarse del pecho del más grande y esté siguió dejando caricias a su cabello, no se sentía raro y eso era lo que le extrañaba a Namjoon. Por la mañana no quería nisiquiera compartir casa con él y por la noche se hallaba consolandole y abrazandole en su pecho como si lo conociera de toda la vida y le tuviese afecto.

Había visto en películas que las hadas tenían poderes pero no sabia cuán fuertes eran hasta ese momento.

Moonfairy [Minimoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora