15. Obsequio

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Salir del departamento fue fácil, las ventanas y el balcón estaba abiertos desde que Namjoon no tuvo fuerzas para cerrarlos. El llegar al taller y entrar también fue fácil, Jimin conocía la dirección de memoria y ser del tamaño de tan pocas pulgadas le facilitó el trabajo.

Excepto al momento de cargar la tablilla de madera sobre la que plasmó su arte. No tomó en cuenta que era 3 veces su tamaño y su peso.

Fue una pesadilla arrastrar esa cosa por todas las calles hasta el departamento de Namjoon, escondiéndose de cualquier cosa que representara un peligro, afortunadamente no había prácticamente nadie en las calles a media madrugada. Hubiese adoptado su forma humana pero hubiese quedado desnudo y expuesto y ser más grande no solo aumentaba su estatura sino también el tamaño del peligro.

No, Jimin tenía que llegar sano y salvo para ver el rostro de Namjoon cuando le mostrara lo que hizo para él. Y sí, le tomo toda la noche, madrugada y para cuando alcanzó el departamento, el cielo estaba aclarando un poco indicando que la mañana se estaba acercando. No estaba demasiado cansado, quizá si hubiese sido un humano pero no lo era.

Cuando pisó el edificio, miró cada rincón que pudo e hizo uso de su desarrollado oído para asegurarse que nadie circulaba por la zona, entonces pudo adoptar su forma humana sin importarle su desnudez y corrió escaleras arriba con el pequeño regalo en mano. Abrió la puerta con facilidad sabiendo que Namjoon también la había dejado abierta y con una maravillosa emoción escondió el cuadro bajó los almohadones del sillón.

Tanteo por la sala recogiendo prendas sueltas y limpias de Namjoon ya que el castaño era un desorden pero uno decente y no le molestaba que usase su ropa.

Una vez terminó de vestirse vio a Namjoon salir del cuarto como un huracán furioso

—¿Se puede saber donde demonios estabas metido? —Preguntó preocupado apretandolo por los hombros sin dañarlo. Jimin se sobresaltó —¿Sabes el susto que me lleve al levantarme y darme cuenta que no estabas en ningún lado? Pensar que estarías solo o perdido en alguna parte y yo no estaba para cuidarte ¡Irresponsable!

—Lo siento, Nam, solo di una vuelta... —Explicó, nerviosamente conmovido por la repentina preocupación del castaño y sus ojos brillando como si estuviese feliz de verlo incluso cuando estaba regañandolo —Dijiste que querías estar solo y quise darte espacio...

—Y lo siento tanto por eso —Se disculpó con el moreno atrayendo al más pequeño de improviso y apretandolo contra su pecho con sobreprotección. Jimin se dejó hacer feliz —No es mi intención lastimarte cuando no sé como actuar con otras personas, yo... siempre he estado solo

Suspiró sobre los rizos dorados de Jimin, haciendo que el corazón del hada se contraiga.

—Ya no estás solo —Confesó Jimin separándose para buscar el ahora pequeño obsequió.

Namjoon le siguió con la vista desorientado. El rubio se acercó a él fascinado con la expresión renovada de Namjoon al entregarle el pequeño dibujo en donde plasmó una diminuta pero preciosa lila floreciendo en medio del invierno y con la luna de invierno iluminando en lugar del sol.

—Quiero que sepas que aunque ahora la estación sea tan despiadada contigo, ella no te va a matar y en cambio tú serás más fuerte y cuando florezcas sobre las adversidades serás el más hermoso ¿Lo ves? —Explicó Jimin trazando pequeños círculos sobre el dibujo que Namjoon sostenía con fuerza y analizando, abrumado con los labios entre abiertos

—¿Tu hiciste esto... para mí? —Namjoon y su pobre corazón no lo podían creer. Sus ojos se sentían nublados. Nadie había derramado ni una gota de afecto sobre él nunca y Jimin apareció de la nada

—Por ti, sí —Confirmó Jimin llevando sus pequeñas manos a los mejillas de Namjoon y estirando las para formar una sonrisa —Quiero que estés más feliz. Y para cuando estés triste, quiero que sepas que puedes poner tus sentimientos en mí, entonces ya no pesarán tanto

Namjoon sonrió con los ojos cristalizados y volvió a abrazar al rubio quién estaba más que encantando con qué el humano buscara el contacto físico por primera vez. Incluso el golpeteo de su corazón que podía escuchar tan bien, sonaba menos pesado, sonaba más alegre, más Namjoon. Con eso en mente, cada segundo que invirtió en el obsequio habían valido la pena.

—¿Eres un Ángel? —Pregunto Namjoon sintiéndose tan cómodo con el rubio pegado a él como una garrapata, como nunca antes lo estuvo

—Soy un hada —Río Jimin contagiandole la risa al castaño

—Por supuesto que sí

Moonfairy [Minimoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora