Capítulo 39: UUU. UUU.

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En el jardín de la casa de los Kwon.

Eunbi llevaba casi una hora viendo jugar a su novia con sus dos hijas desde una de las reposeras que rodeaba la piscina.

—Dios mío, no se cansan nunca —murmuró la castaña para sí misma.

Si bien disfrutaba con la risa de sus tres mujeres preferidas, le era imposible evitar que su cuerpo deseara a Hyewon con tanta ferocidad, su cuerpo hervía y no era precisamente por el sol. Eunbi no sabía si era por sus hormonas o por qué diablos, pero necesitaba a Kang Hyewon ahora mismo. No aguantaba más y lo más probable es que le quedara poco tiempo para que la casa se volviera a llenar de gente de nuevo. Miró su reloj y decidió tomar cartas en el asunto.

— ¡Hora de la siesta! —anunció y se levantó de la reposera para tomar dos toallas e ir a recibir a sus hijas.

— ¡Nooooooooooo! —Hyewon y Wonyoung se quejaron. En un descuido y por la recepción de la mala noticia, la pequeña soltó a Jungie y la pequeñita se hundió de inmediato hasta que la tatuadora la rescató a los segundos.

— ¡NOOO! ¡LLENA! ¡GRRRR! —Jungie reaccionó más tarde en cuanto su cabeza salió a la superficie. Escupiendo un poco de agua y con una enorme sonrisa que demostraba que para nada le molestaba hundirse en el agua y lo aguantaba bastante bien, protestó el fin de la diversión. Al parecer, la niña se había quedado fascinada con la gigante ballena inflable.

Eunbi miró a las dos pequeñas y a la castaña con una ceja levantada. De inmediato llevó sus manos a su cintura para resaltar su punto con su postura.

— ¡Yo puedo hacel eso! —anunció Wonyoung desde el agua, mostrándole a las dos pequeñas como movía sus cejas igual que Eunbi.

—Hacer, Wonyoung —la corrigió Eunbi—. Hacerrrr —resaltó.

Jungie y Hyewon fruncieron el ceño de forma tan idéntica que Eunbi no pudo evitar soltar un bufido. Ambas pequeñas querían levantar una sola ceja, pero siempre fracasaban.

Wonyoung miró de inmediato a Eunbi y el aire de superioridad de la castaña la hizo reír de nuevo. Eunbi estaba segura de que iba a perder esta batalla.

—No pueden hacerlo —se burló la niña, levantando su ceja—. ¿Las viste, mamá? No pueden hacerlo —se rio un poco más.

—Por supuesto que no, cariño, solo nosotras podemos —agregó malvadamente.

Wonyoung miró a las dos pequeñas—. ¡Las castañas al poder! —salpicó agua desde su ballena hacia las otras dos.

Hyewon protegió a Jungie con su propio cuerpo—. Jungie aguanta la respiración —dijo Hyewon, protegiéndola del agua que salpicaba Wonyoung.

Eunbi volvió a soltar una carcajada cuando vio como los cachetes de la niña se inflaban para retener el aire como Hyewon le había enseñado.

Segundos después la tatuadora y la niña desaparecieron debajo del agua y Eunbi pudo ver como su novia llevaba por debajo del agua a Jungie rumbo a la ballena inflable. Alguien iba a pagar sus aires de superioridad con un buen chapuzón. Wonyoung terminó en el agua en lo que las otras dos tardaron en voltearla.

La castaña agitó su cabeza, parecía que iba a estar una hora más bajo el sol y para esa altura la casa ya se iba a llenar de vuelta; se iba a tener que resignar. Suspiró y miró a su pequeña. La travesía debajo del agua había hecho que los bóxers de Hyewon se bajaran un poco y eso permitió a que Eunbi pudiera ver un poco del trasero de su chica. La castaña pudo distinguir perfectamente dos colores de piel como consecuencia del sol y eso le hizo llegar a su mente los recuerdos de la primera noche que pasaron juntas. Hyewon se había quedado impresionada con sus colores. Eunbi no podía esperar a ver la reacción de la pequeña esta vez.

No soy para tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora