Domingo en la tarde noche.
En el departamento.
¿Vieron sus caras? Estaban felices cuando les dijimos -la primera en entrar al departamento y tirarse al sillón fue Minju.
Se habían levantado muy temprano para ir a despertar a los chicos del convento con un desayuno sorpresa; cortesía de Taehyung e Irene Kwon, y se quedaron durante todo el día hasta que la Hermana Carol las echó.
-Wonyoung no lo podía creer, preguntó si era cierto como veinte veces y cuando la hermana Carol se lo confirmó, saltaba en la cama -Eunbi siguió a su amiga en el sillón.
-Sí, ella y Kangbae. ¿Cuál de las dos saltaba más alto? -preguntó Minju, mirando a su amiga
Eunbi sonrió sin darse cuenta mientras recordaba los saltos en la cama de Wonyoung y Hyewon.
-Es cierto...
La verdad era que, desde que Taehyung consiguió por medio de sus contactos el permiso para que tanto Wonyoung como Yujin pasaran un fin de semana en el departamento que habitaban las cuatro chicas, lo único que la empresaria había hecho era imaginar la cara de Hyewon cuando lo supiera. Tanto Minju como ella, y hasta la misma Chaewon, habían decidido que lo mejor era decírselo a las tres juntas y así fue. Antes de irse del hogar lo hicieron y el número de risas que soltó Eunbi fue incomparable con la cantidad de veces que Hyewon la abrazó en agradecimiento.
-Me gusta tu cara cuando piensas en Hyewon -soltó Minju.
Eunbi solo la miró.
- ¿Qué cara? -preguntó, haciéndose la tonta.
-Cara de boba, es una cara que nunca antes te había visto poner -contestó.
Lejos de cambiar de tema, Eunbi decidió ser sincera.
-No sé qué me pasa con ella, Minju...
- ¿Estás segura? -le refutó la bailarina-. Yo creo que sí lo sabes -le dijo.
La empresaria sacudió su cabeza.
-Chaewon tiene razón, somos muy diferentes, tenemos vidas diferentes. Nosotras nos vamos dentro de poco...
- ¿En serio, Eunbi? -la bailarina la miraba seriamente-. ¿De verdad vas a seguir los consejos de alguien que está tan aterrada de tener una relación que todas las noches se inventa una enfermedad distinta para que me quede con ella en vez de dejarme salir con Daeyeol?
Eunbi rio cuando se acordó de la supuesta "clítoritis" que Chaewon se había inventado la noche anterior para evitar que Minju saliera con el tatuador. La coreana alegaba que su supuesta falta de sexo estaba ocasionando que su clítoris se apachurrara y perdiera vida. Cuando Minju le recordó que el día anterior la había visto salir del departamento de la vecina del primer piso, Chaewon tuvo que cerrar la boca y aceptar la salida de su ex amante.
-Pero Minju, ninguna de nosotras está capacitada para las relaciones. Mírate a ti, saliendo desesperada con el primer chico que mata de celos a Chaewon -la chica agachó la cabeza, avergonzada-. Y luego estoy yo, tres años de novia con un estúpido a quien no veo hace meses y lo cual no me importa en absoluto -al menos lo reconocía-. Y luego está Hyewon... Hyewon es tan... tan... tan...
-Rara -ambas rieron ante lo que agregó Minju, tal como lo hubiera dicho la castaña coreana.
-Sí, pero también es adorable. Tiene millones de caras que me derriten o que me hacen reír, además está muy buena... -Minju asintió rápidamente-. Y me protege. Dios, ¿viste cómo me agarraba del brazo cuando íbamos a cruzar una calle? Me corre la silla, me abre la puerta del auto, me trata como una princesa -otra vez cara de boba-. ¿Y cómo juega con Yujin y Wonyoung? ¡La adoran! -otra vez la bailarina estuvo de acuerdo.
-Me encanta ver cómo le enseña a tatuar a Wonyoung -recordó Minju.
Eunbi asintió.
-A mí me encanta cuando se pone celosa porque Wonyoung viene hacia mi primero o porque me dice algo en secreto -agregó.
-Sabes que Wonyoung lo hace a propósito, ¿cierto? -todas habían adivinado la intención de la pequeña.
-Claro -río Eunbi-. Se parece a mí, le gusta poner celosa a Hyewon -dijo aún con una sonrisa en su rostro. Sonrisa que llevaba bastante tiempo en su cara ya. De hecho, empezó a salir desde que Hyewon fue a su oficina exactamente-. ¿Viste que en la noche siempre discutimos por quién duerme en el sillón y quién duerme en la cama y todo termina con las dos durmiendo el sillón? -le preguntó a su amiga-. Bueno, te juro que no sé cómo hace, pero siempre me despierto en mi cama. No sé cuándo lo hace, ni como me levanta y hasta tomo mucho café para aguantar más tiempo y no dormirme antes que ella, pero nada sirve -explicó sonriente-. ¿Sabes que es lo peor? Que espero todo el día ese momento -confesó-. Me gusta verla hacer un muro entre medio con los almohadones, me gusta verla tratando de disimular cuando la agarro mirándome -suspiro profundo-. Solo... me gusta.
- ¿Aún te lo quieres negar? -le preguntó Minju-. ¿Quieres seguir negando que estás loquita por Hyewon cuando esta misma tarde te ha sacado más sonrisas que las que has dado en toda tu vida, Eunbinie? -Minju interpretaba bien las cosas.
-No lo niego -confirmó Eunbi-. Pero entre aceptarlo y que pase hay un abismo, Minju -dijo con sabiduría, haciendo reflexionar a la bailarina.
Antes de que Minju pudiera seguir con la conversación, Chaewon entró al departamento muy tranquila y lamiendo un cono de helado.
-Chaewon, ¿qué haces? -la cuestionó Mina-. Le dijiste a Hyewon que ni aunque fueras pobre y estuvieras muerta de hambre probarías el helado, hasta te escondes cuando llegamos en el camioncito -se lo había dicho todas las veces que Hyewon se lo ofreció por la cara de deseo que ponía la coreana.
-No seas tonta, se lo digo porque me gusta chocarle -aclaró la coreana-. Me encantan los rarihelados. Espero que la rari no se enoje porque acabe con el de chocolate...
- ¡CHAEWON! -está vez las dos la habían retado.
- ¿Qué? Es muy rico -se defendió-. Y ahora dejen de molestarme -se tiró en el sillón con ellas-. ¿De que hablaban? -cuestionó.
Eunbi y Minju se miraron y la bailarina pudo leer la súplica de silencio en los ojos de la otra chica.
-De lo feliz que estaban Yujin y Wonyoung cuando les dijimos que iban a poder pasar un fin de semana con nosotras -no era mentira, solo omitió una parte de la conversación.
-Pues Wonyoung estará muy feliz, pero el otro demonio se puso a hacerme una lista de todo lo que quería tener para cuando viniera -Chaewon sacó un papel de su bolsillo-. Una cama de auto. ¡Dios! A esta niña ya se le ve lo gay -protestó la coreana y siguió leyendo-. Quiero comida casera para el almuerzo y pizza en la noche. Muchas películas de Monstruos. Bueno, eso no es problema -aseguró Chaewon-. Podemos mostrarle los videos caseros de ti y el pene corto teniendo sexo, Eunbinie -la castaña no debería haber reído, pero su risa acompaño la de sus amigas-. Quiero que te maquilles todos los días porque no quiero ver tu cara de vieja arruinada... ¡EUNBI, ESTE SE LO DICTÓ TÚ RARITA! -se quejó.
La castaña que había estado aguantando la risa, uso su mano para pegarle en el brazo a su amiga.
-No es mí rarita -le dijo.
Chaewon chistó y se reclinó en Minju.
-Por favor, si te faltó ponerle mayonesa y encerrarla entre dos panes para comértela. No le sacas la vista en todo el día.
-Hablando de Hyewon. ¿Dónde está? -era cierto, Hyewon supuestamente tenía que venir con la coreana.
Eunbi interrogó a la castaña coreana con su mirada y Chaewon giró sus ojos.
-Qué se yo, dijo algo de comida y de autos. No sé. ¡ESTABA MUY OCUPADA ROBÁNDOME EL HELADO DE CHOCOLATE, ¿DE ACUERDO?! -no había tenido tiempo de escuchar a Hyewon.
La empresaria hubiera ahorcado a su amiga si no fuera porque Hyewon entró por la puerta con varias bolsas en su mano.
- ¿Dónde estabas? -atacó sin controlar su tono y sin poder evitar que saliera más duro de lo que en realidad quería.
La pequeña retrocedió varios pasos y se puso en pose.
-Fui a... a... a... comida... preferida -mientras trataba de explicarse, con su otra mano señalaba la bolsa que traía.
- ¿Ya ves lo que hiciste castaña sin culo? Activaste el gen rarita -la retó Chaewon-. Rari, no le hagas caso a la castaña con falta de sexo y trae eso para acá que tengo hambre -apuró la coreana.
-No le digas así -la retó Hyewon-. El cu... el trasero de Eunbi es perfecto -agregó sin pudor. Segundos después se dio cuenta de lo que había dicho y agachó la cabeza; totalmente colorada.
Eunbi se paró y fue hasta ella, agarró las cosas de su mano y le dejó un beso en la mejilla.
-Gracias por defenderme -le dijo y se pasó la lengua por el labio, saboreando la esencia de Hyewon.
- ¿A dónde vas, Hyewon? -Preguntó Minju, haciendo que Eunbi se volviera a girar para mirar a la pequeña, que por la pregunta de Minju se había quedado a medio camino de irse a su cuarto misterioso.
-Eh... voy a...
- ¿No vas a comer con nosotras? -le preguntó la empresaria-. ¡Chaewon, deja esa comida! -la coreana ya estaba engullendo-. Y tú -señaló a Hyewon-, ven a comer con nosotras -ordenó.
Pero Hyewon agitó su cabeza, negándose
Eunbi alzó su ceja, llamando la atención de la otra chica; nunca fallaba.
- ¿Por qué no, Kang?
La tatuadora dejó de prestarle atención a la ceja y, torciendo su cabeza, habló.
-Tengo que... -con su mano señalaba el pasillo-. Se me ocurrió una idea y... y... tengo que ir a... -con su mano dibujaba en el aire-. Luis, un cliente quiere un dragón en la espalda y... y se me ocurrió... porque además quería que pusiera una caña de pescar en honor a su padre que falleció hace unos meses... -ninguna de las chicas pudo ocultar la sonrisa que Hyewon les sacó-. Y... yo... yo pienso que quedaría muy bien que hiciera un poderoso dragón destrozando una caña de pescar, ¿saben? Como si... -Hyewon se frenó de repente, había tenido un impulso hasta que se dio cuenta de los tres pares de ojos que tenía encima-. ¿Puedo ir?
Eunbi no pudo más, que le pidiera permiso era la gotita de azúcar que le faltaba para formar todo el algodón acaramelado que la pequeña estaba formando en su interior. Caminó hasta la pequeña complacida porque la chica ya no huía cada vez que se acercaba a ella.
-Ve tranquila -le aseguró y, antes de que la pequeña pudiera irse, le agarró el brazo. Lo sacó rápido cuando sintió pequeños temblores-. ¿Me puedes mostrar tu cuarto? -se animó a preguntar.
El silencio de Hyewon fue eterno y cuando por fin se enfocó en Eunbi, preguntó.
- ¿Tú... tú quieres ver mi estudio? -la castaña le prestó atención al cambio de la palabra cuarto por estudio.
-No te preocupes, solo era curiosidad -se apresuró a corregir, no quería incomodarla. Se giró para volver a la comida-. Te guardamos... -quiso seguir caminando, pero una mano agarrando la suya propia la frenó y ya la estaba arrastrando pasillo adentro.
El tiempo en que Eunbi cerró los ojos, entregándose al tacto de la pequeña, pasó tan rápido que cuando los volvió a abrir ya estaba dentro del cuarto.
Cuando pudo frenar el temblor interno que el contacto con Hyewon había dejado dentro de ella, la castaña focalizó su vista alrededor. No había freezeres para tranquilidad de Chaewon, y lo que estaba viendo era lo opuesto a lo que ella imaginaba como el cuarto de un asesino serial. Por el contrario, era una imagen conocida por Eunbi, porque el cuarto era una réplica a la oficina que Hyewon tenía en su estudio.
Había un tablero, habían varias notebooks, había otros aparatos electrónicos que Eunbi no sabía para qué eran, un equipo de música, una camilla en donde se suponía que la pequeña realizaba sus tatuajes, sillas cómodas y muchos pero muchos dibujos y papeles por todas partes.
- ¿Haces tatuajes aquí también? -le pregunto Eunbi curiosa. En el tiempo que llevaba viviendo con Hyewon, no había visto entrar a nadie.
La pequeña asintió y cuando se dio cuenta de que Eunbi no la miraba, agregó rápidamente: -Solo excepciones muy, muy pero súper muy especiales -dijo mientras la empresaria examinaba cada objeto que encontraba.
-Esto es muy triste.
En cuanto la castaña vio una pared llena de cuadros se emocionó pensando en que serían fotos de Hyewon, pero, al igual que en su oficina, la pequeña tenía varios tatuajes encuadrados y con una frases debajo de ellos. Cuando los estaba examinando, uno llamó la atención:
-Rechazada -leyó en voz alta y se quedó mirando el duro dibujo.
Al parecer estaba hecho en un omóplato y se trataba de una figura femenina y otra masculina que no tenían rostro, le estaban dando la espalda a una niña muy pequeña que estaba sentada a sus pies mientras se agarraba las rodillas y con su cabeza escondida entre ellas. La palabra que había leído Eunbi estaba escrita como si se tratara de una especie de sello de esos que se usan para aceptar o rechazar solicitudes o trámites.
La empresaria siguió mirando los cuadros de la pared. Después de todo, no eran tantos como en la pared del estudio. Cada uno le llamaba más la atención que el otro y ninguno le producía alegría. Por el contrario, la entristecían. Uno que estaba en una esquina llamó su atención, ya lo había visto en alguna parte.
-Este... es... tuyo -la paloma que Eunbi disfrutaba mirar en el cuello de Hyewon estaba capturada en una fotografía con la palabra "libertad" escrita en el recuadro. Se iba a dar vuelta para cuestionar a Hyewon, pero otro dibujo la detuvo. Un chistoso conejito que parecía estar en movimiento, le guiñaba el ojo.
"Mi favorito es Bunny, el conejito".
Las palabras de Wonyoung aparecieron de la nada en la cabeza de la castaña. Inmediatamente empezó a buscar un dibujo en especial y lo encontró rodeado de otros. A diferencia del resto, ese cuadro tenía dos fotos, una de frente donde empezaba la rama con las pequeñas flores y otra detrás donde, tal cual Eunbi lo había predicho, terminaban en el hombro. Ese era su tatuaje preferido de Hyewon, tal cual se lo había visto a ella. Se apresuró a leer lo que había escrito sobre ese dibujo.
-Una flor por cada vida -leyó para sí misma-. Son tus tatuajes -se dio vuelta para mirarla y la encontró lo más lejos posible, con la cabeza bien agachada y sin hacer gesto alguno. Eso le había dado la razón. Allí en esa pared estaba cada uno de los dibujos que la pequeña tenía en su cuerpo y en cada uno resaltaba la primer frase o palabra que la mismísima Hyewon había pensado la primera vez que los vio listos en su cuerpo.
Eunbi quería irse, de verdad quería volver a la cocina y respetar la intimidad de Hyewon, pero su cuerpo y mente pedían otra cosa, ambas partes pedían a gritos, chillaban por información. Estaba enfrente de una especie de diario de vida de la pequeña y no lo iba a desaprovechar, al fin y al cabo fue la pequeña la que la dejo entrar. Volvió a mirar a la pared e inmediatamente se fue a lo que parecía ser una especie de centauro y que, la empresaria supuso por la foto, estaba ubicado en la parte baja de la espalda. A diferencia de los centauros comunes, la parte humana era una mujer muy bien dibujada y la otra parte era la parte del caballo.
- ¡WOW! -no pudo evitar la exclamación cuando vio que el caballo estaba muy, pero muy y hasta exageradamente dotado. Eunbi soltó una risa burlona de la que no fue consciente, pero hizo retroceder aún más a Hyewon-. Ese tatuador debe haber sido bastante malo porque falló en las proporciones del dibujo -dijo muy segura para después leer la oración que acompañaba a la foto-. Mitad mujer y mitad animal.
La castaña no pudo evitar pensar en lo raro del mensaje y en la opinión de Chaewon si lo viera.
- ¿Qué quisiste decir con...? Hyewon-Eunbi dejó de mirar la pared para caminar hacia la otra chica. La pequeña era un solo tembleque-. Hyewon... -insistió, haciendo que la pequeña se alejara aún más de ella. Esta vez la castaña no se frenó, sino que fue directo a tomar el rostro de la pequeña entre sus manos-. Hyewon... tranquila... tranquila... -poco a poco el rostro de la pequeña fue aflojando y al final Eunbi lo pudo levantar-. ¿Tranquila? -le preguntó, logrando una afirmación.
-Bien -suspiró, tranquilizándose ella también-. ¿Vamos a comer? -decisión sabia de la castaña; no era momento para seguir curioseando. Pero Hyewon se negó-. ¿No? ¿Por qué...? -El dragón. Se le había olvidado el propósito original de Hyewon. Hyewon asintió sin palabras-. De acuerdo, te dejo comida entonces -le dio un beso en la mejilla-. No te demores -caminando, salió por la puerta.
-Eunbi... -Hyewon la hizo frenar antes de cerrar la puerta-. ¿Me das otro beso? -le pidió, extendiendo su cuello para resaltar su mejilla.
La sonrisa de la castaña era cada vez más grande. Abrió la puerta y caminó hacia la pequeña despacio.
-Uno porque me lo pides -le dijo para después besarla-. Y otro para que te apures -dejó uno en su otra mejilla para luego retomar la salida y dejar a una Hyewon dibujando de forma muy entusiasta y acelerada, una castaña la esperaba.
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No soy para ti
De TodoEunbi, una máster en negocios, está acostumbrada a tener todo y a todos bajo su control junto a su socia y mejor amiga: Chaewon. Con un chasquido de dedos, Eunbi consigue todo lo que quiere. Sin embargo su vida comenzara a cambiar cuando tenga que c...