compañero

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- Gracias por ayudarme, Kanon. - dijo al liberarse de la prenda.

- No hay de qué, colega.

- Y bien... ¿ahora cuál es el plan? ¿me siguen intentando asesinar?

- Efectivamente. Dentro de este mismo lugar hay personas involucradas en el asesinato de Julián, por lo tanto van a venir en cualquier momento por tu cabeza. Alcanzamos a descansar al menos un par de horas, ahora debemos irnos y ser cautelosos. ¿Por casualidad te atreves a conducir una moto?

- S... Sí, de hecho, tengo una...

- Lo sé. No está tu moto, pero hay otras. Tal vez podríamos usar una.

- Pero son peligrosas...

- Sí, hay un trayecto que será peligroso, pero no veo otra opción, porque donde vamos el camino es muy empinado y angosto. Es un refugio perfecto, es imposible que puedan encontrarlo de otra manera que no sea siguiéndonos en moto, y por lo mismo que acabas de mencionar, no las usarían porque son peligrosas. Podemos perderlos en algún punto y refugiarnos unos cuantos días, además, tengo planeado hacer explotar tu casa para que piensen que moriste en ese atentado.

- Debes estar bromeando...

- ¿Se te ocurre algo más?

- Para tí es fácil decirlo, pero... ¿qué será de mí? Tendré que hacer una nueva vida...

- Por un tiempo, sí, es conveniente que así sea.

- ¿Pero y mis cosas? ¿La investigación?

- Podrás seguir con ella desde donde estaremos. Es... un lugar secreto, nadie sabe de él, sólo yo. Creo que te gustará.

- Sí, puede ser, pero no me interesa mucho eso en este momento. Kanon, dime qué va a pasar con mi vida, ¿de verdad tienes que hacer eso? Son mis cosas...

- Sorrento no estás pensando con claridad, no entiendes la gravedad del asunto. Por favor, no quiero recordarte ésto, pero pero tendré que hacerlo... Sorrento, piensa en Julián. Acuérdate de cómo fue asesinado. Tú estás apunto de correr la misma suerte. No podemos estar constantemente viajando, muchas personas van a buscarte porque se ofrecerá una paga por tu cabeza, entiéndelo de una vez.

- ¿Pero por qué hay que quemar mis cosas?

- Porque el fuego lo destruye todo. Es la única muerte en donde podrían obviar el hecho de no encontrar tu cadáver, a menos que tengas un hermano gemelo que quieras asesinar y dejar por ahí para vivir tu nueva vida como el peor hermano del mundo.

Sorrento explotó en risa, no podía ser más irónica la situación, mientras Kanon lo miraba sonriendo.

- Bien, creo que te he convencido, es hora de continuar entonces. Por cierto, te ves muy bien de mujer. Tal vez aún tengo un lado heterosexual... - Sorrento nuevamente se sonrojó al límite.

- Deberías dejar de decir esas cosas... - dijo mientras bajaban las escaleras y se dirigían al estacionamiento subterráneo.

- Sí, debería - dijo parando en medio de la escalera, haciendo que Sorrento se detuviera en seco, chocando contra él - gracias por recordármelo - dijo mirando sus labios.

Sorrento abrió su boca para decir algo, pero no pudo articular palabra. Estaba mirando también la boca de Kanon, tan cerca de la suya que podía sentir su respiración. Su corazón palpitaba fuerte y se sentía muy excitado, sin embargo mantuvo la compostura, y sonriendo bajó las escaleras antes que Kanon para alejarse de él. No quería hacerlo, pero debía.

- Niño, escúchame bien, el plan es el siguiente... Toma, póntelo. - dijo pasándole un audífono - Tendrás que salir 15 minutos después de mí. Vamos a estar lejos durante un trayecto, yo tengo que ir primero para verificar las rutas, cerciorarme de que no haya peligro para ti. Luego tendrás que conducir bajo mi indicación, así que tienes que estar atento. Si llegas a perder el contacto conmigo, debes llegar a este lugar - dijo pasándole un aparato electrónico - no se lo muestres a nadie, sólo tú puedes saber esta información. Conéctalo a este celular y podrás ver el mapa. Si algo llegara a pasar... No se lo des a nadie. Yo podré encontrarte, estaré muy cerca, no te preocupes por eso. Sólo te pido... No hagas nada tonto, se cauto y prudente.

El trabajo más difícilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora