Doyoung arrojó con rabia la mochila sobre su asiento, asustando a su amigo. Se sentó a su lado, bufando y refunfuñando mientras Taeil lo observaba, esperando que comenzara a quejarse. Ya sabía la rutina, era su pan de cada día, pero Doyoung tenía razón, ¿quién podía culparlo?
—Es tan injusto —se quejó, acomodando sus brazos sobre la mesa y escondiendo su rostro en ellos—. Mi ensayo tenía, a simple vista, el doble de páginas que ella. Sé que cantidad no significa calidad, pero solo vi su primera hoja, llena de errores ortográficos y gramaticales, falta de coherencia y un montón de cosas más que la profesora exigía, y aún así obtuve un siete y ella un diez solo porque es una maldita alfa. ¿Cómo se supone que los beta ascendamos en la sociedad si no nos dejan hacerlo?
—Sabes que la profesora Lee basa sus calificaciones en el segundo género, no sé por qué te esfuerzas tanto si jamás tendrás más de siete.
—Porque si le hubiese entregado lo mismo que esa alfa, me hubiera desaprobado.
Y era tan jodidamente injusto. ¿Por qué tenía que nacer beta? Sus padres eran alfa y omega, su hermano mayor alfa y él, un maldito beta.
No, él no era el problema, el género beta no era el problema. Era el estúpido mundo que creía que los betas eran unas inútiles hormigas obreras. No podían ser tan exitosos como los alfa ni tan preciados como los omega. Y aunque varios betas, incluso omegas, llegaban a altos puestos de poder después de años de esfuerzo y trabajo, siempre tenían un alfa sobre ellos que los superaba con solo presentar el certificado de su segundo género.
Doyoung se esforzaba por lograr esa meta inalcanzable de ser algo más en la vida que "un beta", pero el mundo no se lo ponía nada fácil.
—No digo que te conformes o que tus quejas son injustificadas, pero es un gran avance que seamos parte de los primeros betas aceptados en esta universidad que se jactaba de tener solo estudiantes alfas. El nuevo director abrió la posibilidad para el resto, pero eso no quiere decir que todos los profesores lo acepten.
—Lo sé, no todos se animan a inscribirse en esta universidad... Y recién este año entró un omega, pero porque es un maldito genio y su pareja destinada ya lo marcó, así que no lo consideran un "riesgo" para los demás.
—Para nosotros es difícil, imagínate para ellos.
Doyoung asintió, entendiéndolo perfectamente. Conversaron un poco más antes de su última clase, dando pequeñas miradas hacia la pareja de alfa y omega que estaba a unos cuantos metros de ellos. Ambos eran muy populares, estaban siempre rodeados de personas. Y también eran muy amables, Doyoung había intercambiado algunas palabras con el omega una vez y fue muy agradable.
La campana sonó y se encaminaron al salón. Doyoung finalmente quitó la mirada de la pareja y suspiró. Los beta también quedaban fuera de esa historia de amor de las parejas predestinadas. Todo alfa tenía a su omega destinado con el que se encontraba y sus feromonas se ponían en sintonía, reconociéndose al instante y amándose de verdad. Y los beta... debían conformarse con encontrar una pareja decente que también sea beta. Estar con alguien de otro género era una pérdida de tiempo, en cuanto encontraran a su predestinado, le dejarían atrás sin pensárselo demasiado, y él lo sabía muy bien.
...
La clase se había alargado y, aunque corrió, sudó y logró llegar justo a la hora a la pastelería, aun así se ganó un regaño de su jefe. Dongyoung tragó todas sus quejas mientras se colocaba el mandil para comenzar a trabajar. Pasó por la cocina, encontrándola vacía. Se extrañó un poco, pero se encogió de hombros y continuó su camino hacia el mostrador. Saludó a Mark quien acomodaba la caja, y se colocó junto a Kunhang. Los clientes llegaban poco a poco y pasaron toda la tarde y noche vendiendo y envolviendo pasteles, cupcakes, galletas y postres.
Al despachar al último cliente, Doyoung cerró la puerta con llave mientras Kunhang ayudaba a Mark a cerrar la caja. Juntó todos los platos y bandejas y los llevó a la cocina, encontrándose finalmente con Jungwoo.
—¿Cuántos dulces hiciste hoy? —preguntó, mientras le alcanzaba una silla y lo obligaba a descansar un momento, tomando su lugar y continuando con el lavado de la vajilla.
—Los brownies y los macarons eran todos míos —sonrió, y Doyoung notó el cansancio en sus ojitos—. Según nuestro jefe, estoy aprendiendo muy rápido, y es probable que me ascienda pronto.
—Me alegra por ti —comentó con honestidad—, pero no dejes que Kyungsoo te haga trabajar demás. Tu trabajo es lavar los platos y, aparte, estás aprendiendo pastelería, pero no dejes que se abuse, te haga hornear toda la mañana y lavar toda la tarde y noche.
—Estoy bien —suspiró, un poco cansado. Se puso en pie y ayudó a Doyoung secando lo que él terminaba de lavar.
—Lo sé, pero llevas peso extra y eso es agotador. Debes descansar bien, por ambos.
Jungwoo acarició su barriga de cinco meses y sonrió con ternura. Retomó su trabajo, intentando ignorar el dolor de sus pies y de su espalda.
Doyoung observó la seguridad en su rostro y le parecía increíble que fuera el mismo chico que meses atrás lloraba desconsolado en el baño con la prueba de embarazo a unos metros de él. Terminó de lavar todo y caminó hacia los casilleros para quitarse el mandil y tomar su mochila. Kunhang y Mark se despidieron de él y de Jungwoo que acababa de entrar en la habitación. Doyoung se dedicó a organizar su horario para el día siguiente mientras esperaba a Jungwoo, y juntos salieron del edificio, despidiéndose del dueño.
Como hacían desde que la panza de Jungwoo comenzó a crecer, el menor se sujetó al brazo de Doyoung y caminaron tranquilamente hacia el edificio del infierno en el que vivían. En el camino, Jungwoo le comentó su día y luego escuchó con atención a Doyoung. El mayor fue bastante breve e intentó dejar las quejas del segundo género para sí mismo, sabía que Jungwoo lo tendría mucho peor que él solo por ser omega, y no quería cargarlo con su negatividad.
Doyoung subió las escaleras detrás de Jungwoo, para atraparlo si ocurría un accidente en esa escalera oxidada que chirriaba con cada paso y se tambaleaba si hacían un movimiento brusco. En la cima, se detuvieron frente a la primera puerta, Jungwoo abrió con llave y, a pesar de su insistencia en que Doyoung pase a cenar algo, se terminaron despidiendo.
—Deberías cenar y dormir temprano —sonrió Doyoung—. Sabes que estoy al otro lado del pasillo por si me necesitas.
Ya era tarde y Doyoung aún debía completar algunas tareas, así que pasó por delante de las puertas de los demás departamentos hasta el final. Abrió su puerta con ese pesado crujido que tanto le caracterizaba. Encendió la luz, que titiló un poco antes de iluminar su monoambiente.
Dejó su bolso sobre una silla y calentó la comida para ponerse rápidamente con sus actividades universitarias.
Les doy la bienvenida a una nueva historia ♡
Para empezar, esta historia está dedicada a Kee_Lii_0608 que no solo me ayudo mucho en esta historia sino también porque DoWoo es su ship supremo.
Quiénes creen que sean el alfa y omega que van a la universidad? No son tan importantes en esta historia, pero más adelante lo serán 😏
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You saved me •°• DoWoo
Fanfiction"Tú me salvaste" Doyoung había oído mil veces sobre las parejas destinadas. Alfas y omegas amándose desde que perciben el aroma de su destinado. Una historia de amor hermosa y conmovedora, que toda persona quisiera tener. Pero para un niño beta, eso...