Sungchan acompañaba a su padre al trabajo todos los días. En sus cinco meses de vida había aprendido muchísimas cosas. Tenía un juguete favorito que lo sacudía todo el tiempo, haciéndolo reír, y veía como los adultos a su alrededor reían con él. Si lloraba, siempre había alguien que acudía a él, le encantaba la atención.
Los adultos le hablaban y él les contestaba, pero no muchos le entendían, solo sus adultos más amados, ellos que siempre estaban para alimentarlo, para jugar y cantar, para los divertidos baños, o para dormir. Estaban ahí incluso en esas noches que despertaba llorando por dolores en la pancita y molestia en sus encías.
A veces se quedaba unos días en otro lugar, con un adulto que reía mucho y otro que le gustaba cargarlo y hablarle todo el tiempo. Él extrañaba, mucho, pero sabía que sus adultos favoritos irían pronto por él, y cuánto se emocionaba cuando volvía a verlos.
Con el paso de los meses, Sungchan comenzó a desplazarse con bracitos y piernas, y lo hacía cada vez más rápido, ¡era tan divertido ver a sus adultos favoritos perseguirlo! Sus dientes lo molestaban, pero gracias a eso, probaba comida muy rica, pero nada era tan rico como la leche que le daban. Entonces aprendió cómo se llamaban sus adultos favoritos.
—¡Papá! —aplaudió, lanzando otro pedazo de papilla al suelo. Su papá frente a él se quedó quieto un rato hasta que el agua comenzó a correr por sus mejillas como cuando él estaba triste, pero también sonreía, como cuando él estaba feliz. No le dio mucha importancia y prefirió seguir jugando con la comida.
Aunque le gustaba estar en brazos de papá, cuando estaba sobre sus piecitos se sentía libre. Quería correr a sus juguetes, pero si soltaba los dedos de papá caería al suelo. Pero poco a poco, nueva ropa y zapatos más resistentes reemplazaban sus primeras prendas. Ya podía caminar sin ayuda y cuando comenzó a correr, las caras de susto de sus papás corriendo detrás de él lo hacían reír.
Él no entendía muy bien, pero recuerda perfectamente la vez que todos los adultos que conocía fueron a su casa a visitarlo. Cantaron y aplaudieron hacia una comida que tenía una linda luz encima. Papá no le dejó tocarla y la hizo desaparecer con un soplido. Pero después de ese día, tuvo juguetes y ropa nueva.
El adulto que reía mucho, que poco a poco aprendía y recordaba que lo llamaban Ma, comía mucho y su panza se hacía muy gorda. Emin intentaba explicarle que había un bebé, entonces empezó a tener miedo. Él era un bebé, ¿Ma se comía bebés? Pero un día, Ma no tuvo más panza y había alguien nuevo, no era un adulto, era mucho más pequeño que él. A veces lloraba y él se ponía triste.
Ahora podía hablar más, y los adultos le entendían mejor. Tenía un nuevo amigo al que debía cuidar y cuando sea más grande podía jugar con él.
Papá Woo lo seguía llevando a su trabajo, pero papá Do ya no estaba ahí, y eso lo entristecía, a veces jugaba con sus juguetes, esperando a que papá Do apareciera, pero no lo hacía. Había alguien nuevo además de Ma y Hendy, y era muy amable con él, pero no era papá.
La alegría regresaba cuando, al volver a casa, papá Do los recibía con la cena. Sungchan exigía estar en sus brazos hasta la hora del baño. Papá Do ahora usaba ropa con botones y una cosa en el cuello, la cobata. Según escuchaba a sus papás, el trabajo iba mejorando. Y él no entendía qué significaba, hasta que su rutina cambió. Pasaba sus mañanas en la casa con papá Woo, iba a la pastelería y luego de jugar un poco, papá Do lo buscaba para volver a casa a jugar hasta que papá Woo regresara. Eso le gustaba, podía hablar, cantar, jugar y correr con los dos.
Aprendió que estaba por cumplir dos años, lo que sea que eso significara, así que debía hacer un esfuerzo por mostrar dos deditos. Ahora había dos luces frente a él, pero esta vez, papá Woo le enseñó a soplar para hacerlo desaparecer, y aplaudió de emoción junto con todos los adultos y su amigo. Bueno, Jisung no aplaudió, ni siquiera sabía agarrar los juguetes que Sungchan le prestaba, pero Mark y Jaemin le dijeron que aun era muy pequeño para eso.
Todo iba bien, pero entonces, sus papás lo llevaron a un lugar nuevo. Al principio le dio miedo, pero al ver a otros niños, rápidamente corrió a jugar. Aunque era algo triste, ahora no veía tanto tiempo a papá Woo, pero Sungchan se encargaba de hacerle saber cuánto lo quería y extrañaba con besos, abrazos y palabras que papá Do y sus profes le enseñaban.
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You saved me •°• DoWoo
Fanfic"Tú me salvaste" Doyoung había oído mil veces sobre las parejas destinadas. Alfas y omegas amándose desde que perciben el aroma de su destinado. Una historia de amor hermosa y conmovedora, que toda persona quisiera tener. Pero para un niño beta, eso...