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Doyoung consiguió todo lo que Jungwoo le había pedido y se dirigió a su departamento. Aunque la puerta de la habitación estaba cerrada, toda la sala emanaba el delicioso aroma de Jungwoo. Era lógico, no se quedaría encerrado en su cuarto toda la semana, pero Doyoung comenzó a marearse. Guardó los víveres en su lugar y dejó los medicamentos sobre la mesa.

Con cautela, abrió la puerta de la habitación. El aroma era fuerte e inundaba todo el lugar. Doyoung tuvo que cubrirse la nariz, no porque le desagradara, sino porque lo estaba afectando demasiado incluso siendo beta, y por primera vez entendió por qué los alfas enloquecían con el aroma de un omega. De cualquier forma, Jungwoo no se encontraba ahí, pero la cama estaba revuelta y llena de ropa.

Las luces de toda la casa estaban apagadas, así que no reconoció sus prendas sobre la cama.

Continuó su camino hacia el baño, el aroma proveniente de ahí era aún más fuerte, sus ojos se dilataron por el deseo y comenzó a salivar, sentía el intenso palpitar de su corazón golpeando contra sus oídos. Debía controlarse, estaba ahí para cuidar de Jungwoo.

Pero en cuanto abrió la puerta y se encontró a Jungwoo en el suelo medio dormido, rodeado de más ropa, supo que sería una larga noche para él. Pero no se imaginaba cuánto.

Iba a salir y cerrar la puerta para darle privacidad, pero entonces notó a quiénes le pertenecían esas prendas. Jungwoo se abrazaba a ellas, inhalando su aroma y sintiéndose contenido. Y esa ropa era suya.

Doyoung se escabulló de ahí y fue rápidamente hacia la sala, el mareo no lo ayudaba y se golpeó con algunas cosas durante el camino, llamando la atención de Jungwoo. Doyoung estaba alucinando, tenía que ser eso, no podía ser real lo que vio. Intentaba convencerse de eso, sin notar que Jungwoo se estaba acercando a él.

Todo el cuerpo de Doyoung se tensó al sentir la cabeza de Jungwoo apoyarse sobre su hombro. Las manos del omega acariciaron su cintura, pasando hacia su abdomen y su pecho. Jungwoo acarició su cuello con la nariz, inhalando el aroma del Doyoung real. El beta disfrutaba las caricias más de lo que debería y un suspiro de placer se escapó de su garganta.

—Por favor —la voz suplicante del omega lo hizo estremecer—, dime que no soy el único que desea esto, dime que no soy el único enamorado...

Doyoung abrió sus ojos con sorpresa y se giró hacia Jungwoo. Sujetó sus mejillas y enfrentó sus miradas. Veía la sinceridad en su rostro, pero también el deseo, y no podía afirmar que sus palabras fueran reales o una simple mentira por su estado.

—Sabes que no soy un alfa, no soy tu destinado. No puedo satisfacerte, no puedo amarte, no debes corresponderme.

—Yo te amo a ti, siempre lo hice —sollozó—, quise acercarme a ti de alguna manera y luego supe de mi embarazo, ¿qué ibas a pensar de mí? Me sentí tan avergonzado y asqueado, pero fuiste tan amable y atento —las lágrimas eran incontenibles—. Durante todo este tiempo solo me enamoré más y más de ti. Por primera vez, olvídate de alfas, omegas y esas tonterías. Mírame, ámame sin limitaciones, seré todo tuyo si así lo quieres.

Jungwoo acercó su rostro dejando unos centímetros entre sus labios y los ajenos, esperando que Doyoung lo aceptara y terminara de cerrar la distancia. Pero el beta continuaba dudando y eso lo mataba, aún así se mantuvo en su lugar, rozando sus narices y relamiendo sus labios mientras observaba con intensidad a Doyoung.

Luego de unos segundos que se hicieron eternos, el beta finalmente cedió. Las feromonas de Jungwoo enloquecieron cuando sus labios entraron en contacto, inundando aun más el lugar y estremeciendo a Doyoung. El beso se intensificaba al tiempo que Doyoung acariciaba la piel caliente de Jungwoo debajo de su camisa. La espalda de Jungwoo chocó contra la pared y se separaron levemente, con las respiraciones agitadas, mientras se quitaban la parte superior de su ropa.

Volvieron a besarse con desesperación, sus manos tocaban donde podían, intentando abarcar todo lo que les era posible. Jungwoo enredó sus piernas en la cintura de Doyoung, él lo sujetó con fuerza, sosteniéndolo de su trasero y empujándolo más contra la pared. Los besos descendieron al cuello de Jungwoo mientras sus jadeos resonaban en el oído de Doyoung.

Doyoung cargó a Jungwoo hasta la habitación, cerrando la puerta detrás de ellos. Cayeron sobre la cama, sin frenar sus besos en ningún momento. Poco a poco, lo que quedaba de ropa fue desapareciendo. Doyoung cuidaba cada toque sobre Jungwoo, amándolo con todo su corazón y su cuerpo, con total devoción y delicadeza.

Se fundieron en uno solo, sintiendo que sus almas también lo hacían. Doyoung podría llorar de felicidad, pero estaba más atento a su pareja que a sí mismo. Jungwoo no podía sentirse más feliz por la situación, estaba con la persona que tanto amaba, entregándose uno a otro. Jungwoo dudó un poco, pero debía ser valiente, así que decidió animarse a hablar.

—Muérdeme —murmuró. Doyoung estaba besando su cuello, pero no podía hacer lo que le pedía.

—Sabes que no-

—Solo hazlo —murmuró, con la vergüenza dominándolo. Rogaba que aceptara sin más, porque su valentía se estaba esfumando.

Doyoung obedeció sin rechistar, y clavó sus dientes en su piel. La mordida era una forma de unión entre las parejas destinadas, pero ¿quién dijo que debía ser alfa y omega? Jungwoo amaba a Doyoung con todo su ser, y esa marca no desaparecería de su mente.

Esa noche, la habitación contuvo todo el amor entre un beta y un omega. Jungwoo y Doyoung se amaron una y otra vez, deshaciéndose en los brazos ajenos, hasta que el cansancio les ganó. Doyoung había mordido varias veces a Jungwoo, y la marca se lucía orgullosa.

...

Doyoung despertó sobresaltado y algo confundido. Estaba sudado y pegajoso, completamente desnudo, y el recuerdo de la noche anterior lo hizo enrojecer hasta las orejas. Jungwoo no se encontraba a su lado y un fuerte pesar cayó sobre sus hombros. Limpió un poco la habitación mientras terminaba de despertar. ¿Se arrepentía de lo que había hecho? No estaba seguro. Era un sueño estar junto a Jungwoo, pero debía ser solo eso, un sueño. No debía hacerse realidad, y eso lo atormentaba.

El dueño de sus pensamientos apareció en la habitación, limpio y con el cabello húmedo. Le sonrió con dulzura antes de vestirse y ayudarlo a limpiar y quitar las sábanas.

—Ve a ducharte, tendrás clases pronto —murmuró Jungwoo— yo terminaré con esto.

Doyoung obedeció, y entonces se percató de algo. Ya no había feromonas, en ninguna habitación. Al salir del baño, Jungwoo había preparado el desayuno y se sentaron juntos a la mesa.

—¿Tu celo...?

—Se fue —asintió Jungwoo—. Gracias por la fantástica noche que pasé contigo.

—Me alegra haber sido de ayuda —Doyoung tragó en seco—. Si te soy útil, puedes usarme cuando necesites.

—Tonto —la molestia dominó la mirada de Jungwoo—. No eres un juguete, no mentí cuando te dije que te amaba —la dulzura reapareció en su voz mientras sujetaba la mano de Doyoung, logrando que finalmente lo viera—. Quiero ser tu pareja, no me importa nada más. ¿Aceptas?

Doyoung se rindió y asintió con una sonrisa. Jungwoo no lo sabría, pero Doyoung aun mantenía su pensamiento, él no separaría al destino.   

You saved me •°• DoWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora