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Después de varios días de pensarlo, Jungwoo decidió seguir adelante con su embarazo, a pesar de todos los miedos y preocupaciones que eso implicaba. Doyoung, tal como había prometido, se convirtió en su cuidador. Buscó un buen médico que le informara sobre cuidados y alimentación, así como darle vitaminas y esas cosas que necesitan los embarazados, área que Doyoung desconocía.
Mientras Jungwoo estaba en su cita con la médica, Doyoung hizo una escapada a una librería cercana y consiguió varios libros sobre embarazo y los primeros años del bebé. Consejos, cuidados, educación, sugerencias... sabía que a Jungwoo le resultaría útil —en ese momento no lo sabía, pero era él quien más iba a leer esos libros—.
La médica le programó la primera ecografía para sus 12 semanas de embarazo, así que, durante ese tiempo, ambos se dedicaron a estudiar sobre el tema. Jungwoo comenzó a ahorrar y acomodar su departamento para que su bebé tuviera lugar para sus muebles y juguetes. Y, a escondidas de Jungwoo, Doyoung también ahorraba, había prometido ayudarlo, y no se haría a un lado.
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Ambos estaban en la sala de espera cuando Jungwoo fue llamado. La noche anterior habían hablado y Doyoung acordó acompañarlo durante todas sus ecografías, así que ahí estaban, Jungwoo acostado observando atentamente cómo la doctora Son colocaba el frío gel sobre su abdomen, y Doyoung sostenía su mano con fuerza.
Seungwan —o Wendy, como le gustaba ser llamada— comenzó a explicarle brevemente lo que correspondía a cada semana, Jungwoo y Doyoung ya habían leído varios libros sobre eso, aún así escucharon con mucha atención. Ella señalaba el monitor mostrando al feto que —según ella— se movía uno poco. Doyoung no lograba identificar nada, pero sentía a Jungwoo a su lado sorprenderse y emocionarse.
—Su corazoncito está funcionando perfectamente, ¿quieren escucharlo? —sonrió Wendy, y Jungwoo asintió con insistencia.
El rápido palpitar comenzó a resonar en la habitación. Doyoung inhaló profundo, emocionándose. Giró su vista hacia Jungwoo, encontrándose con las mejillas del omega llena de lágrimas de felicidad, entonces tuvo que hacer un gran esfuerzo para contener sus propias lágrimas.
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En la tercera ecografía, la doctora le comentó a Jungwoo que probablemente empezaría a sentir el movimiento del bebé y algunas pataditas. Pero las semanas pasaban, la siguiente ecografía estaba a pocos días y aunque Jungwoo diera toda su atención, su bebé parecía no querer dar señales de... Jungwoo suspiró con fuerza, no quería pensar en eso, la última ecografía salió perfectamente, no debería haber problema.
Doyoung no sabía sobre los miedos y preocupaciones del omega, por eso se asustó cuando el día anterior a la siguiente ecografía, encontró a Jungwoo llorando, diciendo que no quería ir.
Jungwoo se encontraba sentado en su cama y Doyoung en cuclillas frente a él intentando calmarlo y pidiendo que le diera las razones.
—Es que no se mueve —se animó a decir—, no quiero ir y que me diga que mi hijo está... —la voz se le cortó con un nuevo sollozo.
—Deberíamos ir, tal vez simplemente no quiere molestar a su padre y quiere quedarse quietito, o es muy perezoso para moverse —murmuró Doyoung intentando convencerlo.
Colocó la mano sobre la pequeña panza de Jungwoo y la acarició con cariño. Nunca se había animado a hacerlo y sintió una alegría indescriptible. Jungwoo lo observó con sorpresa y Doyoung retiró la mano, entendiendo que tal vez se había pasado al tocarlo sin pedir permiso con anterioridad, pero el omega sostuvo su mano y volvió a colocarla sobre su abdomen, y las lágrimas comenzaron a salir.
—Creo que mi bebé se cansó de mis caricias y quería las tuyas —suspiró, aliviado. Entonces Doyoung también lo sintió, el pequeño se estaba moviendo—. Gracias —murmuró con un hilo de voz, dejando las lágrimas caer.
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El embarazo iba perfectamente bien, mejor dicho, el bebé crecía bien, pero a Doyoung le dolía ver el cansancio y la pesadez en el rostro de Jungwoo. Algunas tardes en las que estaban juntos, Jungwoo pasaba horas sentado junto al retrete; o debía dejar de lado alimentos que antes amaba y aunque le asqueaba, también se veía la tristeza en su mirada.
Doyoung acompañaba durante sus noches más difíciles a Jungwoo, sintiéndolo removerse en su cama, caminando de un lado a otro cuando el insomnio le ganaba, o incluso llorando contra la almohada. Pero Jungwoo se mantenía positivo, sabiendo que todo eso pasaría pronto, así que Doyoung se mantenía como un apoyo silencioso. Pero descubrió que calmaba al padre y al bebé cuando cantaba. Jungwoo lograba tranquilizarse y dormir profundamente, y el bebé dejaba de patear como enloquecido a su padre.
Así que Doyoung pasaba muchas noches acariciando la barriga de Jungwoo y su cabello, cantándoles a ambos.
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You saved me •°• DoWoo
Fiksi Penggemar"Tú me salvaste" Doyoung había oído mil veces sobre las parejas destinadas. Alfas y omegas amándose desde que perciben el aroma de su destinado. Una historia de amor hermosa y conmovedora, que toda persona quisiera tener. Pero para un niño beta, eso...