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—¿Ya elegiste su nombre? —preguntó emocionado Kunhang al final de la jornada, mientras se preparaba para salir.

—Aun no —sonrió Jungwoo, acariciando su enorme barriga, estaba a solo dos semanas de cumplir los nueve meses—, ya descarté varios nombres de la lista, pero hay tres entre los cuales no puedo decidirme.

—¿Y qué opinas tú? —preguntó Mark, dirigiéndose hacia Doyoung. La sonrisa de Jungwoo desapareció poco a poco, pero esperaba ansiosamente la respuesta.

Desde aquella tarde en la que Doyoung huyó de su apartamento, hacía un mes atrás, se había vuelto más distante. Ya no opinaba con la elección del nombre, cuando iban de compras se mantenía neutral y distante, y no parecía tan emocionado como antes durante las ecografías.

—No lo sé —comentó, cerrando su casillero—, es decisión del padre. Discúlpenme, Kyungsoo necesitaba hablar conmigo, regreso en un rato.

Y sin más, desapareció del lugar. La tensión del ambiente era tan pesada que se sentían agobiados. Mark se volteó hacia Jungwoo con una mueca de culpa.

—Lo siento, creí que... no lo sé, lo siento.

—Tranquilo, no es culpa tuya. Doyoung solo tuvo un mal día —excusó Jungwoo, y los dos menores salieron del establecimiento.

Una vez solo, Jungwoo observó sus pies por un largo rato, sin saber si debía esperar a Doyoung o marcharse. Pero su amigo apareció momentos después junto al dueño y, luego de despedirse, ambos salieron camino hacia su edificio.

Caminaban lado a lado, Jungwoo sentía cada tanto el roce de sus brazos, pero su pecho pesaba porque Doyoung estaba lejos incluso teniéndolo a pocos centímetros, y no podía traerlo de vuelta a él. Ya no lo miraba, no le hablaba de su día en la universidad ni aunque le preguntara, daba respuestas cortas y estandarizadas que a Jungwoo no le gustaban. "Bien", "Sí", "No" era lo único que escuchaba de Doyoung, incluso su bebé lo extrañaba.

Una vez frente a su puerta, Doyoung se despidió y comenzó a caminar lejos de él, pero Jungwoo tomó su mano y lo retuvo en su lugar. El beta observó las manos entrelazadas y, por primera vez en quién sabe cuánto tiempo, sus ojos se encontraron.

—Dime qué hice mal —la voz de Jungwoo se rompió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. No quería perder ante sus emociones y simplemente le echó la culpa a las hormonas del embarazo—. Haces hasta lo imposible por evitar mi mirada, ya no nos acaricias, nos ignoras. Minchan extraña que le cantes.

Doyoung bajó la vista hacia la enorme barriga y volvió a mirar los ojos de Jungwoo.

—¿Ese es su nombre? —murmuró, y Jungwoo pudo ver un precioso brillo de felicidad en su mirada que le devolvió la esperanza.

—No lo sé —se encogió de hombros—, ¿a ti cuál te gusta más?

—Eso no importa —bufó Doyoung. Volvió a apagarse y evitar la mirada del omega—. No soy su padre, no puedo tomar decisiones así.

—Te has comportado como uno durante todo este tiempo, y no puedo estar más agradecido por eso.

—Pero no lo soy —sentenció Doyoung—, no puedo tener ese privilegio con este bebé o contigo.

—¿De qué hablas?

—Por dios, Jungwoo —río con sarcasmo—, no puedes fingir que no lo sabes o no lo notaste.

Jungwoo esperó a que Doyoung continuara hablando, pero el beta suspiró, liberó su mano con delicadeza y le dio la espalda, caminando hacia su departamento.

You saved me •°• DoWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora