Era tan raro como de rápido podía pasar el tiempo, 18 meses atras yo me encontraba robando comida en una tienda para no morir de hambre y escapando de asquerosos monstruos que querían drenar mi esencia... y ahora me encontraba en una cabaña en el bosque sosteniendo a la hija recién nacida de mi mejor amiga.
Ahora por fin entendía las profecías, todas ellas.
''Los ojos de zafiro con poder de controlar los cuatro elementos, con poder de ir de lugar en lugar, y con el único y extraordinario don de ser un escudo para proteger a aquellos que ama. El único milagro entre los errores de la vida, la diferencia mas poderosa entre las diferencias débiles, la única con poder para traer a la vida la paz, pero con el mayor precio a pagar.''
Ahora parecía tan sencillo; Rose era la paz, de alguna u otra manera lo arreglaría todo, pero Elizabeth tenía que morir para que eso sucediera, sip, sin duda era una total y grande mierda.
''El es la electricidad, esta fluye por sus venas. La empatica lo sentirá, ambos se enamoraran, ella se desvanecerá y su igual morirá. Pues todos están destinados al frío, la soledad eterna por ser simplemente quienes son''.
Fácil, Alexander era la electricidad, yo la empatica, nos enamoraríamos, yo me iría con Elizabeth, ella moriría por ser su igual, su hermana gemela, así de fácil se encontraba todo ahora.
No puedo creer que fui tan tonta.
Que todos lo fuimos.
*****
Mecí tranquilamente a Rose en mis brazos, ¿que se supone que haría yo con una bebe? no tenía ni la mas mínima idea pero lo haría, la cuidaría mas que a mi propia vida si es necesario, esta niña ahora era todo lo que tenía de mi mejor amiga.
-Carlos a cavado una tumba para ella.- susurro Cora. Asentí lentamente pero sin mirarla. -Te avisare cuando todo este listo.- dicho eso se marcho.
Me balance lentamente en el columpio dejando que el aire fresco me consumiera, Rose en encontraba mirándome tranquilamente con esos ojos de zafiro, cada vez que la miraba era como mirarla a ella. Era como algo agridulce, al verla la recordaba y me llenaba de alegría, pero a la vez me entristecía hasta la muerte.
Suspire y atraje a la bebe a mi pecho, ella acomodo su cabeza de modo que podía mirarme.
-Yo te cuidare- susurre solo para ella, -Siempre hermosa.-
Un ruido hizo que quitara mi vista de ella, Carlos se acercaba con pasos vacilantes a nosotras, el trago saliva antes de incluso poder hablar, -Cora me ah mandado a decirles que todo esta listo, pueden ir cuando quieran. Es el gran árbol de la parte trasera- dicho eso, el chico se marcho.
Me levante del columpio y camine a la parte trasera de la cabaña, hay se encontraba un bonito y grande árbol de roble blanco, era un lugar al que a Elizabeth le había encantado, se encontraba un poco escondido pero creo que era perfecto para ella. El roble le sentaba a la perfección, porque ella había sido fuerte, de las personas mas fuertes que conocí alguna vez. Antes de llegar al lugar me desvié a mi habitación, ahí había guardado el joyero de ella, quería poner algo que tenía grabado su guardapelo, una frase que no precisamente era; ''Matar por un amigo, morir por la familia''.
Tome la cadena de plata abriéndola, justo hay se encontraba una frase en letras negras; ''Tal vez sea valiente y poderosa, pero eso no significa que sea dedil y tenga miedo''. Deje por un minuto a Rose en la cama para poder anotar la frase en un papel. Después de eso salí a la parte trasera de la cabaña, caminando derecho hasta donde se encontraba el roble blanco, grande y majestuoso, justo al rededor de un bulto de arena que debió del la tumba se encontraban los tres; Jennifer, Carlos y Cora. Ambas mujeres se encontraban aun llorando por la perdida.
-Puedes anotar esto- le entregue el papel a Carlos.
El asintió y tomo el pedazo de papel, -¿Sabes su nombre completo y día de nacimiento?- pregunto.
Esta vez fue mi turno de asentir, -Elizabeth Rose LaGray, 6 de Agosto de 1996.-
-Vendré en un par de minutos- susurro, entonces se marcho.
Jennifer me miro un par de segundos, -Te dejaremos sola con ella- musito, -¿Quieres, quieres que la sostenga mientras hablan?- la mire un momento antes de entregarle a Rose, no muy contenta por separarme de ella. Amabas regresaron a la cabaña en silencio.
Mire la tumba, algunas flores se encontraban a los lados mientras que una rosa blanca se encontraba en medio de todo el bulto de tierra.
-Nunca me imagine esto ni en los sueños mas locos- susurre solo para nosotras, -En el momento en que llegue a la casa pensé; ¡Ya no estaré sola! sabes creí que por fin tendría una familia y una amiga, y los tuve, no negare que fui mas feliz de lo que alguna vez logre serlo, no importaba que estuviera pasando, yo era feliz porque me encontraba con gente que me quería y se preocupaba por mi. Pero cuando por fin pensé que llegaría a olvidar lo todo y reconstruir mi vida con una familia.. todo empezó a irse a la mierda, primero Parker, después Monique, Lynneth y ahora... ahora tu Elizabeth, yo de verdad pensé que tendría una familia- tome aire para evitar que lagrimas corrieran por mi cara, -No entiendo, ¿porque cuando estoy siendo feliz todo se va a la mierda? ¿que demonios hice para merecerlo? lo único que siempre quise fue una familia que me quisiera. Pero ahora nada de eso es posible, no se a donde ir, no se si quedarme aquí ¿que se supone que debo hacer? solo soy consiente de una cosa, protegeré a tu hija por siempre, de eso no hay duda, te lo aseguro. Espero que ahora seas feliz, que encuentres paz, no te preocupes por ella, yo me aré cargo, la amare tanto como sea posible, nuca le faltara amor, la protegeré con mi vida, lo prometo, aré todo lo que estoy segura arias por ella, ahora Rose es lo único que me queda de ti, lo único que me queda de la chica que fue como mi hermana, no se que demonios hacer- me derrumbe, dejando que lagrimas corrieran por mi cara, una tras otra, sorbí por la nariz, -Creo que regresare a casa, Jace tiene que saber de ella, tiene que conocerla, darle todo ese amor que estoy segura le dará, tu pequeña es como luz, trae felicidad con solo verla, lo primero que pensé cuando la vi fue; no puede existir nada mas perfecto, era como irreal tenerla en tus brazos, parecía una de esas muñequitas finas y hermosas, si eso parece, de las muñecas por las cuales cualquier niña desearía, es tan perfecta que no puedo describirla.- limpie las lagrimas, -Siempre tuve las esperanzas de que no pasara, mas bien no quería reconocer que la única persona que me entendía y aceptaba como era se iba, no lo entiendo, estabas tan llena de vida, tenias tanto por vivir, tanto por hacer, ¡se supone que debías ver crecer a Rose! se supone que deberías seguir aquí.. se supone que nunca te irías, tu tendrías una hermosa familia con el chico que amas, verías crecer a tu hija, la ayudarías a caminar, le enseñarías a hablar, le mostrarías el mundo a tu manera, serias feliz y tendrías una larga vida...- suspire, -Pero no te preocupes por nada. Yo cuidare de ella Elizabeth.- con esas últimas palabras di media vuelta y regrese a ala cabaña.
****
-¿Estas segura de lo que vas a hacer?- pregunto por milésima vez Cora.
-Si estoy segura,- metí, mas ropa a la maleta, justo después de terminar de hablar con Elizabeth, si es que se le podía llamar así, había decidido regresar, por mi, por Jace y por Rose, ella no se podía crecer sin conocer a su padre, sin conocer a su familia que esperaba por ella, esperaba por darle tanto cariño. Termine de meter toda mi ropa y la de ella a la bolsa.
-Lo llevare al auto.- hablo un serio Carlos. Asentí.
-Yo ire ah,- señale el patio trasero. Jennifer asintió con una pequeña sonrisa.
-Aquí estoy de nuevo- le dije, ahora una cruz de madera se encontraba por encima de el bulto de tierra, con los datos y la frase que le había dado a Carlos, -Ahora vengo a despedirme, regresare a la mansión, creo que es injusto que Jace no la conozca, no es bueno mantener a padre lejos de su única hija, así que voy de vuelta, se que tu querrías eso, oh al menos es lo que pienso- mire de nuevo la tumba, -Te quiero Elizabeth, gracias por todo.- con una última mirada de mi parte, me aleje de aquel roble blanco.
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Los Últimos Talentos.
خيال (فانتازيا)Sinopsis No soy normal, o al menos las personas normalmente no sienten las emociones de los otros, escapar de casa a los 10 años es una mierda, ahora tengo 17 y prácticamente están cazando mi trasero todos los días, eso fue hasta que me encontraron...