2 | ¿Amiga?

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— Le pediste que revisara mi carpeta para conseguir mi número, ¿a que se debe eso? — éste tipo es un acosador.

Solo quería saber ¿cómo te fue en la entrevista? — preguntó algo nervioso.

— Bien — respondí cortante.

Solo bien o ¿bien bien?

— No tengo tiempo y necesito descansar — es algo fastidioso.

No te molesto mas solo busco amigos.

— Que te vaya bien en eso — colgué.

|Siguiente día|

|Agencia|

Estaba tan impaciente mis manos sudaban llamaron de la agencia, hoy es un día de prueba después de esto debo mudarme.

— Señorita Esme puede pasar.

— Gracias — Entré al estudio.

| Estudio |

— Buenos días — saludé algo nerviosa.

— Buenos días soy Samuel tu fotógrafo ve atrás a cambiarte aquí te espero — asentí.

— ¿Trajes de baño? — necesitaba preguntarlo, no quiero quedar como una tonta.

— Si — respondió cortante.

— Está bien — me cambié y salí, el estudio estaba decorado con nubes falsas y brillos era algo delicado pero a la vez sexy por lo pequeño del traje de baño disfrutaba hacerlo, me acerque a Samuel para observar las fotos, me apegó a su cuerpo — Hey — intento besarme — ¡sueltame!

— ¿Quieres conseguir el trabajo? — preguntó sin soltar mi cintura.

— Si.

— Ese es el precio — susurro en oído.

Me acerque para provocar que me besara pero le di un golpe bajo.

— Vete al diablo — prefiero dejar ese sueño hasta ahí.

— Ahh eres una... Estas despedida — dijo sosteniendo su miembro golpeado, es un desgraciado.

— Me cambié lo mas rápido que pude — debo salir de aquí.

— Bella tengo tus fotos — Dijo agitando su cámara.

— Me regresé y le di otro golpe, tomé la cámara y la guarde en el bolso — adiós estúpido — salí de la agencia y lo que me faltaba Max estaba frente a la agencia.

— Hey hola — saludó con una sonrisa.

— Hola — dije fastidiada.

— Alguien no esta de buen humor — noté su sarcasmo.

— No quiero hablar de eso — éste solo sabe llegar en momentos poco oportunos.

— ¿De que quieres hablar? — preguntó.

— No tengo tiempo, debo mudarme —debo quitármelo de encima.

— Puedo llevarte.

— jaja ¿y tienes auto? — me burlé.

— Le mostré las llaves — el jeep negro que ves ahí.

— No puede ser — amo esos jeeps.

— Relajate es de un amigo — explicó.

— Tienes muy buenos amigos.

— Se podría decir que si, vamos — abrió la puerta para que subiera, lo hice y luego subió él.

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