4 | ¿A que juegas?

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— jaja ¿que harás si la abro? — grité desde dentro de la habitación.

— No haré nada.

— ¿seguro? — pregunté.

— No pienso hacer nada.

— ¿Porque?

— Porque te respeto — solté una pequeña risa por lo que se me ha pasado por la cabeza.

— ¿Así me respetas? — abrí la puerta.

Quedó boquiabierto pues estaba sin la camisa que me dio, en apenas la pequeña tanga, vi como mojó sus labios y tragó fuerte.

— Jajaja cierra la boca.

— Cubrete — Pidió bajando su mirada.

— Así que me respetas que buen muchacho — tomé la camisa y cuando estaba a punto de ponermela me apegó a su cuerpo.

— ¿A que juegas? — preguntó levantando sus cejas.

— jaja a nada — creo que el alcohol sigue haciendo de las suyas en mi cabeza.

— ¿A que juegas? — preguntó mirando fijamente mis ojos.

— Estoy probando tu resistencia.

— Ya te lo dije te respeto — bajé la mirada para notar el bulto en su pantalón — eso dice lo contrario.

— Eso no saldrá del pantalón — aseguró.

— ¿Estás seguro? — cuestioné una vez más.

— Sé que no eres así.

— Eres muy ingenuo — tomé la camisa y salí de la habitación.

— Descansa.

— Tú igual — fui a varias de las habitaciones pero todas estaban cerradas bajo llave, regresé a la habitación donde estaba Max.

— Otra vez aquí.

— Todas las habitaciones están cerradas y no encuentro llaves.

— No hay llaves, esta es la única habitación, se han perdido desde la fiesta.

— Dormiré en el sofá — no tengo opción.

— Dormirás conmigo — ordenó.

— ¿Quien me asegura que no intentarás hacerme algo mientras duermo? — el me cree tonta.

— Si hubiera querido hacer algo ¿crees que hubiese desaprovechado la oportunidad que me diste? — Era un punto a su favor.

— Si tienes razón — me acosté y me acomodé, el hizo lo mismo no hubo contacto alguno o eso creo, mis ojos empezaron a pesarme, estoy realmente cansada y terminaron por cerrarse poco a poco.

| Siguiente día |

— Despierta dormilona — escuchaba murmullos.

— Déjame dormir vete a trabajar — dije aún con los ojos cerrados.

— jaja vamos vamos debo devolver ese jeep.

— Arruinas mi sueño.

— jaja buenos días, ¿que soñabas?

— Buenos días, soñaba que alguien me dejaba dormir.

— jaja a veo que soñaste conmigo — dijo con algo de ego.

— Ya quisieras — prepotente.

— Bueno me ducharé y nos vamos.

— Como digas — mi celular empezó a sonar, contesté.

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