6. Estómago lleno, corazón contento

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El sol matutino entró por ambas ventanas de la habitación. Luego de un largo bostezo, Caz pasó sus manos por su cabello... en medio de la noche sus cuernos y su cola habian salido por su cuenta. No estaba acostumbrado a cambiar de forma por mucho rato, no era precisamente su fuerte.

Volvió a esconder sus rasgos peculiares y se sentó en la cama, observando al humano que dormía boca arriba a su lado. La orilla de sus ojos estaban enrojecidos y sus párpados ligeramente hinchados, era evidente que había llorado por un buen rato. Caz no pudo evitar suspirar y enterrar su rostro en sus manos, ¿en qué se había metido?

¿Por qué no quieres volver? se preguntó, ¿y por qué estoy haciendo esto?

Luego de observar un rato más al humano indefenso, resopló y decidió no involucrarse mucho, simplemente cumpliría con su promesa y luego volvería a su vida. No tenía nada más que hacer de todas formas. Si bien aquel viaje implicaba ciertos sacrificios y cosas que no le emocionaba hacer... como ver a Zerith... también le daba una distracción, algo con qué llenar sus días.

Miró a través de la ventana a su derecha, ya habían perdido una gran parte de la mañana, lo mejor era partir cuanto antes.

Con su dedo índice y pulgar tapó la nariz del humano mientras una sonrisa en su rostro se pronunciaba. El humano no tardó en despertar en busca de aire.

El humano inspiró exageradamente por la boca un par de veces y miró hacia los lados hasta localizar el rostro a su lado, mirándolo con ojos entrecerrados como si quisiera enfocar la imagen frente a él. Caz no pudo evitar reír ligeramente.

"Arriba, nos vamos" le comunicó antes de levantarse para ir a buscar agua.

Por el rabillo del ojo vigiló los movimientos del humano. Se restregó los ojos intentando eliminar cualquier rastro del llanto de la noche anterior, pero no importaba cuánto intentara esconderlo, el enrojecimiento y la hinchazón lo delataban. Sería mejor no decírselo y pretender que no se daba cuenta.

Rápidamente se lavaron la cara y salieron del establecimiento, Caz no pudo evitar escuchar cómo el humano agradecía a los demonios que los habían servido detrás de él, algo inutil considerando que no recibiría nada de aquellas gracias y que ellos solo estaban haciendo su trabajo, pero era algo agradable de todas formas, recogí a un animalito bien educado, rio para sus adentros.

Teniendo en cuenta que aún le quedaba una buena cantidad de dinero, decidió que invitaría a la zarigüeya a probar algunos dulces de su mundo, no sabía qué tan novedoso sería para él, considerando que varios platos de su mundo provenían de los humanos, pero podía intentarlo de todas formas.

"Sígueme," le indicó sin mirar hacia atrás, "¿tienes hambre?"

"Un poco, pero creo poder aguantar algunas horas más" le respondió el humano.

"Olvídalo, hoy iremos directo donde Zerith, no hay más paradas." le comentó Caz, "Vamos a comer algo."

Dicho aquello, caminaron uno detrás del otro hacia la calle principal, donde se ubicaban varios carros de madera que parecían vender distintos tipos de comida. Caz los analizó uno por uno hasta que encontró lo que estaba buscando.

Inmediatamente sonrió y tomó al humano de la muñeca para acelerar el paso.

En cuanto llegaron al carro, se paró erguido y pidió dos masas fritas indicando con los dedos la cantidad deseada. La demonio de estatura baja y piel rojiza que trabajaba en el local asintió con una sonrisa. Tomó dos papeles en forma de cono y sacó varias bolitas doradas de un montón que brillaba a la luz del sol, rellenó ambos conos y se los tendió a Caz. Caz los recibió y le ofreció uno al humano, luego le entregó una moneda de plata a la mujer.

Encuentro de Dos LunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora