17. El Bosque del Roble

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"¿A dónde vamos entonces?" preguntó Soren mientras caminaban

"Al Bosque del Roble." respondió, una vez más sin dar más explicaciones.

"Pero Zerith dijo-"

"¿Y a mi que me importa lo que diga Zerith? Es el camino más corto. Llevo mucho tiempo viviendo de la naturaleza, ¿Qué va a saber ella que vive en un palacio?"

Soren puso una expresión complicada, solo esperaba que aquello no fuera un error.

Siguiendo el paso de Caz, no tardaron en adentrarse en un denso bosque poblado por árboles variados. No sabía mucho de plantas, pero ninguno de esos árboles parecía ser un roble, ¿Por qué se llamaba Bosque del Roble si no habían robles? Soren decidió que era mejor no distraerse mucho, lo último que quería era perderse entre la densa vegetación que los rodeaba.

El haber pasado tantos días en el palacio le había hecho olvidar por completo que afuera el clima se estaba haciendo cada vez más frío, pero en aquel momento, caminando por pastizales húmedos por la escarcha que se derretía conforme avanzaba el día, era completamente consciente de la estación en la que se encontraban. El otoño avanzaba inevitablemente, y estaba siendo bastante helado.

"¿Cómo son los inviernos acá?" preguntó Soren caminando unos cuantos pasos detrás de Caz.

El demonio respondió sin voltearse, "Extremadamente fríos, cae mucha nieve. Es difícil cazar, si tengo suerte logro atrapar unos cuantos conejos a la semana."

"¿Nieve?" exclamó Soren acelerando el paso para igualar el de Caz, "Nunca he visto la nieve. En mi ciudad nunca ha nevado, está muy cerca de la costa y la temperatura no baja lo suficiente." comentó haciendo fricción con sus manos en busca de algo de calor.

"Hmm." contestó Caz desinteresado, "Lástima que no alcanzarás a verla."

Soren no pudo evitar detenerse por un momento. Tenía más que claro que las intenciones del demonio eran contrarias a las suyas, pero escucharlo decirlo tan francamente dolía un poco. Era una indirecta tan obvia que llegaba a lastimar.

Luego de un suspiro retomó el paso, perdiendo todas las ganas de conversar que tenía hace solo unos segundos atrás.

Caz notó de inmediato el cambio de humor de Soren, era completamente consciente de lo que había hecho, lo había hecho adrede después de todo. Pero no podía evitar sentirse algo culpable, si bien su intención era dejar en claro que sus planes no habían cambiado, no quería arruinar el humor del humano. Simplemente no era bueno con las palabras.

El demonio se volteó ligeramente, alcanzando a ver nada más que la cabeza gacha de Soren mientras caminaba lentamente detrás suyo.

"..." el silencio lo estaba matando, "¿Cómo es el lugar en donde vives?" intentó crear conversación.

No recibió ninguna respuesta por un buen rato, y justo cuando pensó que jamás recibiría una, el humano comenzó a hablar sin mucha expresión en su tono de voz, "Grande, ruidoso, y no huele muy bien la mayoría de las veces." guardando las manos en sus bolsillos, Soren continuó, "Es totalmente lo contrario a este lugar. Hay electricidad, autos, teléfonos e internet, luz a la hora que quieras, transporte a gran velocidad al lugar que quieras, y edificios en los que pueden vivir cientos de personas."

Soren levantó la cabeza, recibiendo de lleno en el rostro el viento helado. Con los ojos cerrados, escuchó como la brisa removía las escasas hojas que quedaban en los árboles, y las que rodaban por el suelo. En cierto grado se asemejaba al ruido del mar... O quizás hacía tanto tiempo que no se acercaba al mar que ya no recordaba como se escuchaba en realidad.

Encuentro de Dos LunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora