21. Ambos corazones, uno sobre el otro, latían rápida e intensamente

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Una leve brisa removió el cabello de Soren.

A pesar de que el sol se ocultaba tras una delgada capa de nubes, la luz natural logró despertarlo gradualmente.

Soren bostezó y se estiró. Pero algo le impedía estirar una de sus piernas por completo. En la gruesa rama del roble, se incorporó y observó el problema. Y al corroborar qué era lo que restringía sus movimientos, el resto del sueño que quedaba en su cuerpo lo abandonó por completo.

Oscura y escamosa, la cola de Caz se enrollaba en su tobillo.

Confundido Soren se asomó a la rama justo bajo la suya, el demonio yacía ahí, con los ojos cerrados y un rostro apacible que no solía ver. Seguía dormido.

No sabía qué hacer. Por un lado, no entendía por qué la cola de Caz se afirmaba firmemente en su tobillo. ¿Había sido a propósito en caso de que se cayera en la mitad de la noche? ¿O era algo instintivo que había hecho mientras dormía? No se atrevía a afirmar ninguna de las dos opciones. Por otro lado, quería moverse, quería bajar del árbol, pero no quería despertar a Caz. Ambos habían hablado hasta tarde, seguramente estaba cansado del día anterior, Soren quería dejar que durmiera un rato más.

Con sentimientos encontrados, Soren aproximó sus manos temblorosas hacia su tobillo e intentó liberarse suavemente del agarre del demonio. Probó distintos ángulos y grados de fuerza. Y justo cuando pensó que lo mejor sería cambiar de posición y acercarse un poco más, la mano con la que sostenía su peso resbaló, y su cuerpo entero cayó. Al sentir el brusco movimiento, la cola de Caz se tensó automáticamente, y de un segundo a otro, el humano cayó directamente sobre el pecho del demonio.

En medio del despertar caótico, Caz abrió los ojos e inmediatamente se quedó sin aliento; cerró los ojos con fuerza intentando recuperar el aire. Sospechando lo que había pasado, sostuvo entre sus brazos al ser que había decidido despertarlo violentamente.

Sin comprender completamente lo que había pasado, Soren se aferró a lo que se encontraba frente a él, que terminó siendo la camiseta del demonio. Una vez recuperó el aliento, Caz abrió los ojos, miró hacia abajo y encontró a Soren a solo unos centímetros de su rostro, mirándolo fijamente con el rostro enrojecido, aferrado a su camiseta.

Ambos corazones, uno sobre el otro, latían rápida e intensamente. Y con cada latido el rostro de Soren se volvía de un rojo más intenso. Soren asumió que el rápido latido de su corazón se asociaba al miedo de haber caído y la vergüenza de haberlo hecho encima de Caz. De manera similar, el demonio asoció la taquicardia al susto del momento.

Una vez pasó el susto, Soren no pudo evitar disculparse entre risas. El pecho bajo sus manos se agitó mientras el demonio reía. No estaba seguro de cuándo había ocurrido, pero sus manos ya no empuñaban la tela, sino que descansaban relajadas sobre el demonio. Ya no tenía miedo de caer.

Caz, quien no parecía tener la más mínima intención de soltar a Soren, dejó caer su cabeza hacia atrás mientras reía suavemente. Aunque el miedo ya no estaba, su corazón jamás se calmó.

Soren abrió la boca para disculparse nuevamente, pero antes de poder hacerlo, se dio cuenta de que en algún momento la cola de Caz se había enrollado alrededor de su cintura. Antes de poder preguntar la razón de esto, su mundo se movió nuevamente, quedando completamente de cabeza. El demonio había decidido vengarse colgándolo de cabeza.

Soren rió. Ya no tenía miedo de caer, y esas respuestas infantiles que tenía Caz de vez en cuando tenían su encanto, le hacían reír, le hacían sentirse joven, le hacían sentir que no había nada de qué preocuparse en ese mundo, solo disfrutar aquellos momentos de adrenalina.

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⏰ Última actualización: Jan 23 ⏰

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