Un clavo en lo más profundo del corazón.

Capítulo 13. Primer beso.

Justo al lado del lugar dónde habíamos dicho de vernos, hay una tienda de chuches, entro y me compro un chicle de fresa. Mis amigas y yo estamos hablando durante un buen rato, sentadas en un banco, pues Sergio nos ha llamado diciendo que, ya que hemos llegado más tarde, se ha ido. Pero que en seguida volvía y que le esperáramos. Eso hacemos, y, de repente Marta dice; "Mira, ahí viene". Me giro, con mucha vergüenza para ser sincera, pero veo que todavía le queda un rato para llegar a dónde estamos y no me preocupo. Además de que no tendría de qué preocuparme, es la primera vez que voy a quedar con mi novio y va a estar bien. Me fijo, que lleva los mismos pantalones que la primera vez que le ví, y sí, me acuerdo de la primera vez que le ví en el pasillo mientras los profesores se decidían en qué clase ponerle. Pienso en la muchísima suerte que he tenido de que al final le pusieran en la mía, y precisamente detrás. En todo ésto, veo que se acerca poco a poco, se detiene al pasar el paso de peatones, se ha encontrado con unos amigos, digo yo, porque se queda a hablar con ellos. Viene con un patín o algo por el estilo, parece un scooter. Pero las risas de Aurora, Paz, Marta y yo son más bien inevitables, ya que empiezan a decirme comentarios del estilo; "Eh, en la primera cita y viene con patín, se lo va a poner en los hombros, ¿o qué?". También veo que le acompañan dos chicas, del grupo que he mencionado antes con el que se ha puesto a hablar Sergio. Y me preguntan si yo soy su novia. Él también está ahora al lado nuestro, y siento cómo la timidez se adueña de mí. A pesar de ésto, nos dirigimos hacia el parque que hay en frente. Es bastante grande, así que él y estas dos chicas se sientan en un banco, y mis amigas y yo vamos a otro un poco alejado. No tardan en venir las dos que estaban con él, y me dicen que Sergio quiere estar conmigo y me suplican que vaya. Una de ellas me acompaña dónde está él, en un banco, y llegamos. Me siento unos centímetros a su derecha. Y finalmente, nos quedamos sólos. Ésto no va a ser fácil, ¿qué se supone que tengo que decirle? Pero, se adelanta y me habla él. Me pregunta qué haré en Halloween, ya que quizás vayamos también con él y sus amigos. Algo me da que a los dos nos da un poco de corte esta situación, y hay unos segundos, que se me hacen eternos, de total silencio. Y, siento que él se gira hacia dónde estoy yo, y me da un beso en los labios, después comienza a besarme más, y nuestro primer lío. Genial Andrea, te has dejado la mochila encima de las piernas, ahora va a ser aún más incómodo de lo que ya era, me dice mi subconsciente. Y en medio de ésto, abro ligeramente los ojos, y me pregunto cómo habré acabado así con el compañero repetidor de atrás.