De vuelta a Trost

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El siguiente capítulo contiene descripciones gráficas y sangrientas.

Las puertas traseras del refugio se abrieron, el olor a muerte invadió por completo el ambiente, el grupo de personas que sería trasladada contempló una escena que parecía haber sido sacará del mismo infierno.

Cientos de cuerpos habían sido colocados y enfilados en el suelo, la mayoría de ellos desfigurados o faltantes de extremidades, a algunos les faltaba por completo la parte inferior del cuerpo.
Horrorizado, el grupo caminó entre los fallecidos mientras los penetrantes ojos sin vida los miraban desde el suelo, parecían pedir ayuda, las aterrorizadas e inmortalizadas caras de los muertos indicaban el terror con el que habían dado su último aliento.

Andri se encontraba hasta adelante del grupo, seguía de cerca a uno de los soldados que les guiaba hacia la carreta que por fin los llevaría a casa. Una señora, consternada y angustiada, se acercó al militar y le preguntó que hacían todos esos cadaveres ahi.
-Son los cuerpos que hemos podido recuperar de Shingashina, o al menos, los únicos a los que aún se les reconocen las facciones de la cara. Tratamos de hacer recuento de los fallecidos, igualmente si algún sobreviviente pregunta por un familiar perdido nos ayudaría a reconocer el cuerpo, pero pronto los llevaremos a la hoguera para incinerarlos, no podemos dejar que se sigan pudriendo aquí. Los que no eran reconocibles los dejamos en el distrito-
Andri al escuchar esto solo continuó caminando en silencio, pero paró en seco al ver una cara conocida en el frío y lodoso suelo.

No, no es ella, no puede serlo.

Si lo era, Ruby, la miraba sin vida, la niña la reconoció de inmediato aunque se negaba a creerlo, los ojos verdes, cabello alborotado y corto, parecía haber tenido un destino espantoso ya que le faltaban las dos piernas, lo más seguro es que habían sido devoradas por un titán. Andri apartó la vista, pero a su lado reconoció a ... Luca, otro golpe en el alma, sintió como si una cubeta de agua helada le recorriera el cuerpo, se paralizó. Luca estaba en peores condiciones, le faltaba la parte derecha del cuerpo por completo, la última expresión que la muerte había sellado era la de un grito.

No,no,no,no..... Andri solo se repetía esto a si misma, susurrando. En menos de una semana su vida entera se había quebrado, ¿ahora qué?, había tenido la esperanza de que sus primos la esperaran en casa, estaba sola, ¿qué había sido de Ross?, intentó encontrarlo entre los cadaveres, no se movió de donde estaba parada, no podía moverse pero movió la cabeza al rededor para intentar divisarlo, la carnicería y el olor le daban nauseas, las imágenes de cada uno de los fallecidos se impregnarían en su cabeza para siempre, pero por más vueltas que dio con la mirada no encontró a Ross entre ese mar de podredumbre. Pero ya no le quedaba ninguna esperanza de encontrar a su último miembro de la familia con vida.

El grupo ya había avanzado y se encontraban subiendo a los carros militares. Andri se había quedado atrás, pero no quería alejarse de Ruby y Luca, sus cuerpos eran lo último de su familia que le quedaba, sabia que ya no estaban ahí pero sentía una culpa terrible al dejarlos atrás. Obviamente, en sus diez años jamás había encarado a la muerte, solo miraba lo que quedaba de sus primos, con la esperanza de que esos cuerpos no fueran de ellos y que tanto Pierre como Ruby, Luca y Ross aparecieran y la llevaran a casa, deseaba con todas sus fuerzas que esto solo fuera la peor pesadilla que jamás había tenido y que Ruby pronto tocaría su puerta para despertarla y decirle que se les hacía tarde.

Uno de los soldados vio que Andri se había quedado atrás, sintió lástima al verla parada viendo a los dos muertos frente a ella, pero el resto del grupo y estaba arriba del carro militar y solamente esperaban a la niña. Por lo que el militar le dio sus pésames a Andri y con cuidado la escoltó al carro, Andri subió sin emitir palabra, lágrima tras lágrima salían de sus ojos, pero ni siquiera el llanto salía de su garganta.

Una vez Andri sentada en el carro militar este avanzó, dejando atrás lo único que quedaba de su familia. El camino de vuelta a Trost fue silencioso, nadie emitió ni un sonido, solo se escuchaban los cascos de los caballos y las ruedas del carro en la tierra. Cada una de las personas en el transporte habían pasado por eventos traumáticos, historias de pérdidas, terror y muerte sangrienta, estas imágenes y memorias existían en la cabeza de cada individuo ahí sentado, cada persona con una historia diferente pero igual de desafortunada, algunas peores que otras pero la misma cantidad de vidas arruinadas por el evento de invasión de los titanes.
Cada persona en el carro debía lidiar con sus propios demonios, intentar recoger las piezas de su vida para encontrar un orden y sentido e intentar seguir adelante.
......

El camino de vuelta duró varias horas, pero Andri estaba tan inmersa en sus pensamientos que ni siquiera lo notó. Habían llegado a Trost.
El carro dejó al grupo en la estación militar del distrito, uno a uno bajaron y los militares les dieron la bienvenida de nuevo en casa, podían irse. Así, nada más, vayan a reconstruirse como puedan.
Pronto Andri se encontró sola de nuevo, parada en el asfalto contempló las casas y edificios del distrito, la gente caminaba y hacia su vida con normalidad, como si nada hubiera ocurrido, y no podía culparlos ya que en Trost realmente no había sucedido nada.
¿Cómo es que al otro lado de las murallas, a unos cuantos kilómetros la vida había cambiado por completo y la miseria se había apoderado de miles de personas, pero aquí, los vendedores ambulantes seguían vendiendo, los niños seguían jugando, las casas seguían en pie y albergaban cientos de familias. La vida de Andri se había destruido pero aquí parecía que el tiempo se había detenido.

A Andri le invadió un sentimiento de ira, la gente de Trost se había enterado de lo que ocurrió en Shingashina, pero de forma egoísta solo continuaron con sus vidas sin preocupaciones. Nosotros no podemos culparlos, ¿qué culpa tenían todas esas personas de estar a salvo?, pero Andri no lo entendía, lo que había vivido aquel día la sobrepasaba de todas las maneras posibles y no concebía una vida tranquila, no recordaba que era vivir sin desesperación y tristeza.

Ahora, por fin estaba en Trost, pero ¿qué se supone que debía hacer? ¿Solo ir a casa? ¿Y después? Trató de pensar en algo, pero no tenia a donde mas ir más que a su antiguo hogar, que ahora se encontraría vacío. Hace unos días había salido por la enorme puerta de la muralla acompañada de las personas más importantes en su vida, hoy volvía en completa soledad y carente de sentido.

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