Lado A (5)

363 45 20
                                    

 ...

Una serie de imágenes flotan dentro y fuera de mi mente.

 Una cafetería. Una azulada lluvia dejando gotas de agua en los vidrios de la tienda. Una novela con sólo el primer volumen y el del medio.

 Arrepentimiento. Patrones de sangre en la pared.

—No hay misericordia en este mundo.

 Esa es la voz de un yo más joven.

 Tiene razón. Nadie puede perdonarse a sí mismo. Yo no me perdonaré tampoco.

 El último volumen de la novela.

—Escribir novelas es escribir personas.

 El hombre con un mostacho. Hay un anillo de verdad en su voz. O quizás sólo quiero creer eso.

 Para responder a esa pregunta, he puesto mi pie en un largo camino.

 Un día en una habitación con vista al océano, caminaré hasta mi escritorio y...

 Cuando desperté, no puedo decir dónde estoy de inmediato.

 Hay una pared frente a mi. Una desnuda pared de concreto. Una oscura y húmeda pared, con marcas negras de agua chorreando, tiñendo el color del material. No puedo ver nada más. Incluso si volteo mi cabeza, todo lo que puedo ver es esa pared. No puedo girar mi cuerpo.

 Estoy atado a una silla.

—Antes de que empecemos, déjame decirte esto —hay una voz detrás de mi espalda. He escuchado esta voz antes—. No me gusta la violencia.

 Recuerdo de quién es esa voz. Es el policía más mayor de los que vinieron a mi casa.

—No me gusta cuando las personas usan la violencia. No me gusta usarla tampoco. Así que pensemos esto como un simple negocio.

 El sonido de algo cortando el viento.

 Un intenso dolor llega a mi espalda automáticamente. Mi piel se rasga, mis huesos truenan.

 Algo duro ha golpeado mi espalda. Una porra, una empuñadura de pistola o probablemente una cachiporra.

 El atacante sigue fuera de mi campo de visión. Sólo hay un dolor que pasa a través de mis nervios y perfora mi cerebro.

—Funciona, ¿Verdad? —el hombre empieza a hablar. Su voz es suave, como si estuviera regañando a un niño—. Fui suave contigo. Sé muy bien qué tanto dolor uno puede tolerar, y a qué punto se volverá insoportable. He manejado esto durante décadas.

—Hay cosas que aún no sabes —digo.

 El hombre se silencia por unos segundos, luego habla con una voz dura. —¿Qué?

—No sabes cómo torturar —digo—. Si vas a lastimar a tu víctima, debes preguntarle algo primero. ¿Cuál es el punto de lastimarlos antes de preguntar? Estás cansando a ambos.

Puedo sentir un resoplido de risa.

 Seguido por otro golpe, esta vez cerca a mi cuello. Un flash viaja por mi cuerpo entero. Empezando desde mi cuello, el dolor se siente como si cada uno de mis nervios estuvieran siendo arrancados. Este es más fuerte que el anterior.

—Tienes razón, jovencito. Esto no es un interrogatorio de libros de textos —dice la voz detrás de mi espalda—. Pero hay veces donde todo debe ir de acuerdo al manual, y veces donde no deben. Sé lo suficiente. Esta sólo es una preparación para que abras la boca más fácil después. Así que, tenlo asegurado.

The Day I Picked Up Dazai  [Novela ligera - Bungou Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora