Lado B (4)

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Abro mis ojos ante un malestar indescriptible.

Estoy en una celda temporal, usada para encarcelar prisioneros en la guerra.

Originalmente, debía ser un simple cuarto para siestas dentro del búnker para proteger de los ataques aéreos y tal. Esta habitación es del tamaño de un cuarto de hotel, con sólo un marco de cama oxidado acomodado al final. La entrada fue reemplazada por una puerta de hierro con marcas de soldadura frescas y hay una cadena gruesa usada para fondeo de barcos y un gigante candado colgando de la cerradura. Unas líneas eléctricas negras están retorcidas en los ganchos alineados en la pared que conducen a la lámpara de jaula turbia en la parte posterior de la habitación. Esa es la única fuente de luz. No hay aire acondicionado, por lo que el aire de la habitación está sucio.

Estoy siendo retenido en medio de esta habitación. No hay sonido excepto por el zumbido metálico de las luces. El tiempo sombrío está pasando a mi lado, con una expresión sombría.

Finalmente me doy cuenta de dónde viene esa incomodidad. Es demasiado silencioso. Han pasado casi dos horas sin escuchar los pasos de nadie ni las voces de nadie. No queda rastro del ambiente hostil y conciliador que sentí cuando llegué por primera vez. Me pongo de pie y acerco mis oídos a la puerta de entrada. Todavía no hay señales de nadie.

Es entonces cuando no puedo evitar notar algo. Un hecho que confunde mi mente, ¿Cómo se supone que debo interpretar esta situación?

La cerradura de la puerta ha sido rota.

Toco la cadena. Hace un ruido de traqueteo y cae al suelo. Lo mismo ocurre con la cerradura que lo ata a la puerta principal. Cuando giro la perilla y la empujo, el hierro cruje como si estuviera protestando antes de abrirse lentamente.

Me entrego a mis pensamientos por un tiempo. El hecho de que la puerta esté abierta no significa que deba salir de la habitación. También puedo esperar aquí. Sin embargo, ¿Qué se supone que debo esperar, en tal caso? ¿La próxima oportunidad de ser lastimado? ¿O tal vez, la oportunidad de darles un discurso a los tipos que me secuestraron y me retuvieron aquí, para apreciar su arduo trabajo?

Al final, decido salir. Mis dos manos todavía están esposadas pero no obstaculizan mi movimiento en lo absoluto.

El búnker subterráneo es largo e intricado, como el interior de una criatura desconocida del inframundo.

Me abro camino a través del pasillo tenuemente iluminado. De vez en cuando, los inscetos negros se escabullían cerca de mis manos. Puedo escuchar el sonido del agua goteando en alguna parte.

Un viento sopla dentro del refugio. Es como un viento frío y húmedo que huele deprimente como el aliento de alguien.

Pensé que me estaba perdiendo. Pero no lo estoy. He encontrado una señal.

Una flecha gigante, dibujada enmarañada en el suelo donde los caminos se separan. Camino hacia ella y trato de tocarla con mi mano, es sangre. Alguien ha dibujado esa flecha con sangre, tan grande que nadie puede pasarla por alto. La sangre aún no se ha secado. No ha estado allí por tanto tiempo.

Mirando en esa dirección, inmediatamente entiendo el significado de esa flecha. Alguien está tirado por ahí.

Me apresuro hacia la persona, pensando que tal vez ya no esté viva.

Está acostado de lado. Puedo decir que sus dos manos están en mal estado antes de poder acercarme. Su piel se está pelando, exponiendo la carne debajo. La piel de los codos hasta las muñecas, el dorso y las palmas de las manos está arrancada como si hubiera sido sujetada por algo. Sin embargo, las otras partes de sus brazos están casi intactas. Me pregunto qué tipo de ataque sufrió para terminar así.

The Day I Picked Up Dazai  [Novela ligera - Bungou Stray Dogs]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora