21 - ,, no jonah

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𝟐𝟏 - ,,


𝐧𝐨 𝐣𝐨𝐧𝐚𝐡

Cuando Jonah aparece desde la habitación que sé que es de mónica —viví un periodo corto tras el accidente y compartimos habitación—, la realidad me golpea un poco más, como un camion atropellandome o mi madre dándome un golpe en la nuca para que r...

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Cuando Jonah aparece desde la habitación que sé que es de mónica —viví un periodo corto tras el accidente y compartimos habitación—, la realidad me golpea un poco más, como un camion atropellandome o mi madre dándome un golpe en la nuca para que recupere la compostura. Estoy de más: no debo de estar aquí. Sus palabras me queman la cabeza. Se repiten una y otra vez. "Huye conmigo".

¿Cómo puedo estar ahí, parada frente a una futura novia, sabiendo que su novio no la ama y en cambio me ama a mi? Pero eso es lo que Mónica me hizo, ¿No? Seguimos viendonos aun cuando ella se había acostado con mi novio. Me digo a mi misma que no hay necesidad de sentirme mal pues, si bien no me considero rencorosa, tal vez la venganza es más agradable de lo que la pintan.

—Hola... Elif —me mira confundido y alenta su paso cuando se da cuenta de la situación.

Ambas estamos de pie, mirándolo con ojos completamente distintos. Una está enamorada, la otra no tanto. Me gustaría saber quien es quien.

Me imagino que el escenario no lo hace sentir bien. Me alegra, no debería y quiero que se de cuenta que tiene más que perder de lo que cree. Nos tiene a las dos frente a él. Creo que es como un punto de inflexión. Debe tomar una decisión, pero ningún desenlace de aquello me tiene a mi incluida. Me convenzo de que así es mejor.

Me saluda de lejos, miedoso de tocarme frente a Monica como el cobarde e hipócrita que me ha demostrado que es.

—Hola, hermosa —saluda. A mi nunca me dijo hermosa. A mi siempre me decía tontuela o un apodo ridículo que, siendo honesta, suena mucho más cálido que un cumplido.

El señor Dupont me abraza por detrás y me siento contenta por un corto momento, porque lo quiero mucho y porque, aunque la vida ahora mismo es una mierda, al menos no estoy sola, no completamente, no del todo.

En la mesa de madera oscura y manteles de bordados coloridos traídos de parís yo me siento al lado de la señora y como me siento primero que nadie, estoy expuesta a que Jonah, con su mente rápida y sus cínicos movimientos, tome el asiento frente a mi y me deje disfrutar de la cena un poco menos. Eso es lo que pasa, como si mi simple pensamiento lo manifestara.

Pero la noche no es desagradable. No del todo. Las historias del último viaje a Italia de la familia me llena de alegría y me recuerda a cuando yo tenía con quien viajar. Los chistes de Armin, el señor Dupont, son tan malos que lo sabe y eso nos hace reir a todos ignorando que al menos una persona en la mesa preferiría estar muerta.

Jonah y yo nos regalamos miradas inconscientes que al principio son mágicas y me hacen feliz pero que luego se vuelven incómodas cuando nos damos cuenta que todo nos recuerda a nosotros y a una relación enterrada bajo tierra.

Esa noche vuelvo al hotel y me digo que es mi último día aquí. Voy a comprar el boleto de avión para la noche siguiente y voy a volver a mi vida lo más rápido posible. No Jonah, no amor por un tiempo.

 No Jonah, no amor por un tiempo

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𝐡𝐞𝐫𝐞'𝐬 𝐰𝐡𝐞𝐫𝐞 𝐰𝐞 𝐞𝐧𝐝 | 𝐣𝐨𝐧𝐚𝐡 𝐦𝐚𝐫𝐚𝐢𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora