Capitulo 31 Siento. Escena

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DEVE

—No consumas lo que vendes. —fruncí las cejas mientras terminaba de darle la ultima caldeada al cigarrillo número cinco, o seis, no tenía idea. —Perro, sordo. —ignore olímpicamente la voz de Edek pisando la colilla con mi tenis converse, joder están sucios pero me daba una inmensa hueva limpiarlos

—Wey. —alce la vista cuando alguien se dirigió a mi, era Alexander acompañado de un idiota vestido muy formal para una fiesta como en la que nos encontrábamos

—Que rollo. —dije con un movimiento de cabeza, Edek se levantó de la silla limpiándose las manos en sus pantalones

—Traje a mi amigo Pablo. —le palmeó el hombro. —Quiere algo, si fueras tan amable de atenderlo. —me dice con burla, pongo los ojos en blanco

—Piérdete Alex, neta. —digo metiendo mi mano en el bolsillo delantero de mis pantalones, soltó una risa de ebrio y haciendo un saludo militar se dio la vuelta para seguir con lo que sea que esté haciendo

—He. —el chico habló atrayendo mi atención. —Que puedo conseguir con cien? —Cárter se rio sin preocupación

—Muchas cosas mi amigo.

—Edek. —digo, sin decirme nada atiende a nuestro cliente mientras decido ir por otra cerveza, me despego de la pared en donde estaba apoyado y caminé hasta la mesa donde tenían todas las bebidas, observé a Hallie bailar con el chico nuevo, aunque no es nuevo aquí, solo en clases, porque ese bato es el mejor corredor de las carreras, gana todas en las que participa, lo llaman Crack, así todos lo conocen porque oculta su identidad real, pues es primo del imbécil de Caballo, y esta medio mal de la cabeza, imagino que la Niña no tiene ni idea, y que Lincer no le ha contado nada tampoco. Esa relación tiene muchos secretos, aunque yo mal aconseje a Hallie, pero igual no me importan mucho los sentimientos de Lincer, así que puede participar en el plan de joder a Caballo sin necesidad de saber la verdadera razón que me llevó a decidirme a iniciar antes de lo planeado, juntos vamos a destruir al idiota creído ese, y si solo por haber besado a esa Niña.

—Deve. —una chica pronunció mi nombre con voz melosa, me giré quitando la vista de la niña bailando– muy bien para nuestra salud– y le sonrío a mi solicitante mientras tomo dos cervezas de la hielera

—Hey. —digo tratando de recordar quien es, luce un lindo vestido nada adecuado para una fiesta cómo está, pero igual luce guapa, se hecha el cabello para atrás y se acerca más a mi

—Soy Stella. —me ofrece una mano, se la estrechó con firmeza, esboza una sonrisa coqueta, okey he entendido hacia donde va esta conversación.

—Ah. —respondo abriendo la cerveza que es para mi dándole un largo trago

—No me recuerdas ¿No? —le miró sin expresión —Bueno, no es importante, nos conocimos en una fiesta hace mucho. —se encoge de hombros y saca su teléfono. —Crees que me puedas pasar tu insta, o tu número? —su voz suena más aguda que antes y frunzo el ceño. ¿que le pasa a su voz?

—Si. —agarró su teléfono y guardó mi numero mandándome un mensaje enseguida. —Así no se me olvida que eres tu. —le explicó cuando me mira curiosa, revisa lo que me mande y se echa a reír

—Si, bueno... —me rio encogiéndome de hombros. —Nos vemos después? —pregunta con cierta confianza que me planeo cortar

—Pues si. —asiente acercándose más, se apoya en mis hombros y me da un beso en la mejilla antes de separarse, la note temblorosa, fruncí las cejas mientras movía la cabeza como despedida 

—Hasta entonces, Deve. —susurra dándose la vuelta para desaparecer por donde sea que haya venido, ruedo los ojos regresando con mis amigos que ya habían despachado al cliente formal ese

_El de converse blancos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora