HALLIE
Hoy, el día del juego mi madre me ayudo a peinarme para tener el cabello recogido y que no me molestara a la hora de jugar– en dando caso que si me metan– vestí el uniforme normal solo que me puse un pantalón, porque solo tenía que asistir a dos clases antes de tener libre e ir a reunirme con las chicas del equipo para recibir el uniforme, además de las indicaciones y todo el rollo eso que supongo se hace antes del partido.
Mi madre me llevo a clase deseándome buen día, además me dijo que me vaya de lo mejor en el juego, baje mi mochila y la maleta caminando con prisa hacia la entrada ya que mi madre me había dejado al frente para no meterse en la larga fila de autos que siempre se hacía– aún existían los padres amorosos que seguían llevando a sus hijos a clases aunque ya estuvieran en preparatoria y contando con trasporte– fui con nerviosismo en el estómago al pequeño edificio sin encontrarme con ninguno de mis amigos, de mala suerte porque a esa hora necesitaba apoyo de alguno de ellos, ni siquiera pude ver a Jeans.
Entre a mis dos clases que eran sobre el taller que había elegido este último año que como si fuera adrede ninguno de mis amigos compartía conmigo, solo me topé a Erika, una compañera del equipo, la que solía hacerme conversación todos los entrenamientos, nos saludamos y quedamos en irnos juntas hasta los vestidores, como imagine también estaba muy nerviosa, no era su primer partido pero me contó que nunca se le quitaban los nervios cuando se trataba de un partido importante como el de hoy, y eso aumento más mi pánico.
Cuando las dos horas de clase terminaron fuimos hacia nuestro destino, en los pasillos había unos cuantos estudiantes conversando o cambiando de salón, antes de entrar a los vestidores de chicas alcance a escuchar mi nombre en un grito medio lejano, me giré de inmediato para encontrarme a unos mentora a Nohemí y Esme alzando sus manos y ahitándolas frenéticamente, están emocionadas y alzaron sus pulgares cuando les di una sonrisa tímida llena de nerviosismo, o terror, igual.
—Que lindas. —Erika murmuró agarrando mi brazo para que continuara con nuestro camino, asentí
—Lo son. —trague saliva y entre detrás de ella, adentro estaba ya la mayoría de las chicas, incluso Ashley y Diana, esa última estaba con un cuaderno en sus brazos y una caja enorme a sus pies, imagino que ahí están las playeras.
—Quien falta? —Ashley pregunta mirando a todas, contando tal vez
—Alicia y Anna. —le responde Erika sentándose a mi lado, apoya las manos en sus rodillas y se inclina para sacar de su maleta una banda para el cabello de color blanca. —Traje una para ti, pero veo que ya te has hecho unas trenzas. —me dice en tono más bajo, dije que si tocándolas con mis manos
—Gracias de todas formas. —ella menea el rostro quitándole importancia. —Mi mamá se levanto temprano para hacérmelas, en un rato me dolerán están apretadas. —digo con diversión, Erika se ríe
—Pero se te ven muy lindas.
—Si, me gustan.
—Ya llego por quien lloraban! —las puertas se abrieron de par en par con la entrada tan triunfal de Alicia y Anna, nuestra capitana refunfuñó antes de acercarse
—Más bien por las que estamos retrasando el reparto de las playeras. —les recalcó su tardanza, oculté una sonrisa al ver que Alicia hacía una cara graciosa cuando Ashley le dio la espalda
—Es una zafada. —me comentó Erika rodando los ojos, como si Alicia la hubiera oído giro su rostro hacia nosotras y sonrío a lo grande
—Bebe. —se acercó para sentarse a mi otro lado, alargó la mano y tocó la mano de Erika que se rio alejándola de un movimiento rápido que casi logra hacer que Alicia me golpeara la cara, afortunadamente no pasó
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_El de converse blancos
Teen FictionApuesto que has escuchado su nombre en alguna ocasión, de seguro te parecerá conocido o te sonará su nombre de alguna parte, o quizás no. Pero te aseguro que no es tan malo como se ve, o como la gente lo cuenta, todo lo que dicen de él, ni siquiera...