Leila
Desperté gracias al insistente sonido de mi celular e intenté agarrarlo pero...
No puedo moverme.
Lo intento, pero no puedo.
¡¿Qué esta pasando?!.
Tenía una puta esposa en mi muñeca izquierda que me aprisionaba a la cama.
—¿Enzo?— grité y entró con una sonrisa encantadora que me hizo odiarlo por un momento.
—¿Qué pasa nena?— preguntó dándome una bandeja con comida y le señalé mi brazo.
—Pasa que alguien me esposó a la cama y mi teléfono está sonando— dije obvia y molesta, en cambio, él sonrió burlón besando mis labios.
—Es excitante tenerte toda para mí— contestó y giré el rostro cuando intentó besarme otra vez.
—Enzo, no es gracioso, sueltame— gruñí y rodó los ojos.
—Contestarás y vas a decir que no estamos en la ciudad— habló dándome mi celular y bufé agarrándolo —Pon el altavoz— enseguida acaté su orden.
—¿Qué pasa Oli?— contesté algo desganada.
—¿Cómo que, qué pasa? nos dejaste plantados anoche— contestó molesta y baje mi mirada recordando lo que pasó.
—Enzo me llevó fuera de la ciudad y no tenía señal, perdón amiga— llegué a escuchar como ella suspiraba.
—Empiezo a odiar a ese novio tuyo, es un idiota— se quejó y se escuchó la risa de Polo.
—¿Si lo ves? No soy el único que opina lo mismo, dile que lo odiamos— habló esta vez Polo burlándose y con una última risa colgaron.
—¿Ahora ves por qué me caen mal?— gruño Enzo y me quitó mi celular.
—Enzo, ¿podrías desatarme? Me duele la muñeca— pedí temerosa y negó.
—Así estarás todo el día de hoy, es tu castigo— sollocé, tenía miedo y me dolía todo.
—¿Qué mierda he hecho?— me quejé y levantó una ceja dándome una mirada amenazadora, pero no me dejaría de él —Sueltame, sácame esta maldita cosa, por Dios, ¿qué te pasa Enzo, por qué me tratas así?— grité desesperada y me abofeteo dejándome muda.
—Por puta fácil— dijo tomando mi cabello y gemí de dolor.
—Enzo West, basta, no sé de dónde sacas eso, te lo pido por favor, déjame— sollocé y río.
—¿Te piensas que no ví como andabas con tu "amiguito" ayer? Más te vale que dejes de verlo o él pagará las consecuencias y también tu amiga metiche, me tienen harto— gruñó, bajé la mirada derrotada.
—No puedes hacer eso, son mis amigos y yo solo estuve contigo, no hay alguien más— dije entrecortada y río.
—O les dejas de hablar o ellos pagarán las consecuencias— me dio a elegir, yo solo rompí en llanto.
—No me hagas esto, te lo pido, entiendeme Enzo, ellos siempre han estado para mí— hablé entre sollozos.
—Bueno amor, ahora estoy yo, ya no necesitas a nadie— ante lo escuchado anteriormente decidí aventar el desayuno que me había traído.
—Desde hoy termina lo nuestro, vete de mi vida— le grite con lágrimas en los ojos y se puso rojo de coraje.
—Tú no me vas a dejar, puta— grito dándome un puñetazo en la mandíbula y caí provocando que me maree —Si tú me dejas, yo mato a toda tu puta familia, eres mía, ¿Lo entiendes o lo explico con unas putas manzanas?— gruño y solloce fuertemente.
¿En qué momento todo se convirtió en una pesadilla?.
—Ve preparando tus cosas que te vas a vivir conmigo— negué.
—No voy a ir contigo a ninguna parte— él se acercó a mí y desató mi muñeca
—Dije que nos vamos, no te estoy pidiendo tú opinión— dijo y me aventó enviándome al piso haciéndome gritar cuando pateó mis costillas.
—Enzo basta— grité tosiendo y fue a mi closet a sacar toda mi ropa y a meterla en una maleta

ESTÁS LEYENDO
Amor Enfermo
Acak¿Ella? Una chica timida, sin malos hábitos, buena hija. Casi la hija perfecta ¿Su defecto? Un alto complejo de inferioridad. ¿Él? El típico chico malo, vago, con graves problemas de ira, agresivo, mujeriego. Todo lo que un padre no quiere para su hi...