8 - Flores

904 47 2
                                    

Leila

—¿Ya mejor?— Pregunto Oli mirándome y asentí

—Me voy a dormir, ¿te molesta?— pregunté y negó acercándose a mí y beso mi mejilla

—Descansa, te queremos—le regale una sonrisa torcida antes de acomodarme mejor en la cama y una vez las luces se apagaron y cerró la puerta de la habitación lo primero que hice fue llorar.

Llorar de miedo e impotencia de qué mi vida se haya vuelto un tornado de emociones y todo gracias al hombre que amo o....amaba.

***

—Lei, ya levanté una denuncia contra Enzo West, en estos días te llamarán para declarar— dijo Oli y jadee indignada

—¿Cómo pudiste Olivia? Ni siquiera lo hablaste conmigo o...¿me preguntaste por esto? ¿Por cómo me siento? Tú no sabes nada— grite molesta y apretó los puños molesta

—Lo hago por ti, porque no quiero que mueras a manos de ese hombre Lei, mírate cómo estás— grito y Polo llegó a tomar mi mano y sacarme de la cocina para después abrazarme a su pecho

—Tranquila— murmuró y negué alejándome de su pecho

—Me voy— dije molesta

—No, ¿a dónde vas a ir? Él te va a encontrar— afirmo mi amigo y solloce

—No me importa, no quiero estar aqui, cerca de personas que me traicionan— gruñi mirando a Olivia

—Por favor no, entiendo tu miedo, pero no lo hagas, estas cegada por él, por el pánico que él provoca en ti, piensatelo— suplico y solo me zafe de su agarre.

Subí las escaleras yendo a la habitación que estaba ocupando y me tiré a la cama a llorar.

Enzo

—La encontramos, se está refugiando en el apartamento de un chico, su nombre es Polo— dijo Troy y asentí sonriendo

—Buen trabajo, prepara las camionetas para ir a buscar a mi mujer— dije con una sonrisa orgullosa y salió de mi despacho mientras me terminaba mi whisky.

Esa puta no sabía con quién se había metido.

—Vamos— hable llegando al garaje, Troy me abrió la puerta trasera.

Unos minutos después llegamos al lujoso edificio, miré por la ventanilla del auto al piso donde se encontraba la muy puta y me encontré con la misma mirando la ventana y con lágrimas en el rostro. Rodé los ojos y bajé junto con el ramo de rosas que había comprado antes de llegar.

—Esperen aqui, ya vuelvo— dije a los de mi seguridad y asintieron, comencé a caminar al edificio y mientras preparaba el discurso que le daría.

Una vez en el piso indicado toque el timbre y esa asquerosa voz masculina pregunto por quién llamaba, no contesté, pero de igual manera abrió malhumorado

—¿Qué haces aquí?— gruño y suspire

—Vengo por lo que es mío— gruño tratando de entrar e intento golpearme, pero detuve su brazo —Necesitas trabajar más esa puntería— me burlé golpeando su abdomen y mientras se retorcía entre al lugar. Me dirigí a las escaleras buscando la habitación de mi mujer —Con que aquí estás amor— dije con una mirada diabólica cuando la encontré y me miró con pánico

—No, ¿qué haces aquí?— hablo temerosa y me acerque a ella con una sonrisa burlona

—Cómo que, ¿qué hago? Vengo por lo que es mío— dije cínico y golpee su mejilla haciéndola gemir de dolor —Para ti, hermosa— le entregué las flores y jale su cabello acercándola a mí —Prepara tus cosas que nos vamos— gruñí y la tire provocando que chocará con la mesita de noche y callera —Levántate y mueve ese culo— sollozo levantándose

—Enzo, no me quiero ir contigo— dijo asustada

—No se va a ir a ningún lado— hablo el tipo asqueroso que, ahora, la hacía de héroe y reí por su actitud

—Ella se va a ir— gruñi y negó —Te vas conmigo o lo mató— le susurré a Leila y está se asustó más —Rápido— dije y está asintió

—Me voy Polo, perdóname, enserio— le habló temerosa y sonreí besando su mejilla

—¿Lo ves súper héroe?— dije burlón y negó

—La estás obligando— gruño tratando de golpearme y le fue peor ya que tome su hombro y apreté unas de sus arterias provocando que se desmayaría y la idiota de Leila grito

—Apúrate estúpida— le grité y solo fue por una bola de ropa y se acercó a mí —Rápido— dije de la misma manera empujándola fuera de la habitación, sollozo apresurando el paso

Me pican las manos por darle una buena paliza a la perra

—Enzo no me hagas más daño— suplico tomando mi brazo —Por favor— suplico de nuevo y beso mis labios calentándome al instante y le regale una sonrisa tomando su mano para dirigirnos a la salida y llevarla a mí auto

—Ya que estás muy accesible, quiero que me la chupes frente a mis escoltas— dije bajando el vidrio que separaba la parte trasera de la delantera del auto y sollozo

—No, por favor— contesto histérica tratando de bajar y en ese momento arrancó Troy —Enzo no me hagas esto— suspire

—Te prometo que, si lo haces bien, los demás días te la pasaras en la gloria— dije manipulándola y sollozo antes de desatar mi cinturón —Eso es nena— conteste satisfecho y mis guardaespaldas mordieron sus labios excitados —Agradezcan que los estoy dejando disfrutar de un buen espectáculo— rieron a la vez que yo solté un gemido por la boca de mi mujer acariciando mi parte.

Amor EnfermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora