7. Iniciación

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Mixenmon observaba los rostros de los tres humanos, parecía que no se hubieran visto en años, aunque la reacción de ellos entre sí era mucho más que de sorpresa. Hanzo no comprendía por qué estaban relacionados así.

Faryen no lucía como alguien interesado en misterios y aventuras, aunque esa ocasión mostraba una faceta oculta del estudiante extranjero. No solía hablar mucho con otros, la pasaba tanto o más en soledad que el mismo Hanzo.

Una criatura con máscara de kendo y unas mangas larguísimas comparadas con su estatura se unió al grupo. Se le notaba algo tímida, pero fue atraída por la presencia de Mixenmon.

—¿Ese de allí también es un digimon? —preguntó Hanzo al ver cómo se asomaban los cuernos del ente y parte de su mirada brillante, resaltada en dos simpáticos puntos amarillentos. Faryen se giró un momento y le dio paso.

—Sí, y es mi compañero. Su nombre es Kotemon, lo había encontrado días después de mi experiencia electrónica cuando navegaba en internet mientras presentaba unos exámenes de renovación de la visa. ¡Es genial!, ¿no lo crees?

Aonomi miró de reojo a Mixenmon, volvió sus ojos a Kotemon y duró unos segundos en ese gesto.

—¿Y te mordió? —le preguntó Hanzo a su compañero de clase, este se quedó absorto. Mixenmon no sabía qué hacer ante la indirecta, así que jugó con sus dedos.

—E-estaba desesperado, ¿eh? —a la criatura acuática se le ruborizó el rostro y no miró directamente a su aliado humano en un rato.

—Ya tendrán tiempo de conocer más a fondo a sus camaradas. Es importante que comprendan su nueva faceta como encubiertos de la frontera, no deben permitir que este choque entre el mundo físico y el digital cause un potencial desequilibrio para las vidas de ambos territorios —Denver intervino en la conversación y les pidió a los dos equipos que lo siguieran hacia una zona especial para reuniones.

A pesar del aspecto reducido del cuartel, era tan espacioso como para albergar dos pisos amplios. Las instalaciones estaban alimentadas con corrientes de ondas electromagnéticas y de electricidad, transmitidas por bandas implantadas en cada muro y circuito del lugar; el aspecto del destacamento semejaba a estar enclaustrado entre placas de circuitos y componentes electrónicos como los de muchos de los nuevos dispositivos.

Más tarde, tras la inesperada aparición en el Domo Extrabinario, Faryen guio la salida al mundo real. Condujo a los dos digimon y al recién ingresado por un pasaje estrecho, cuyas paredes se convertían progresivamente de un material metálico en muros de un corredor familiar para sí. Antes de cruzar la línea de ambiente, señaló a una cámara ubicada estratégicamente sobre ellos; llevaba un indicador verde, a diferencia del de las otras cámaras del edificio.

—Recuerda esto, solo nosotros como encubiertos de la frontera podremos ingresar por este corredor. Este sitio apenas lo recorremos unas cuantas personas, así que no tendrás problema en entrar por aquí si lo necesitas... pero no puedes decirle de esto a nadie, ¿lo entiendes? —Faryen puso una mano en el hombro de Hanzo, quien asintió con entereza.

—Oye, Faryen Will, ¿la gente no nos mirará raro junto a ustedes?, verás... —Mixenmon alzó una mano y aportó su duda, se señaló a sí mismo y a Kotemon por estar en su modo materializado.

—¡Ah, por supuesto!, casi lo olvido, Mixenmon —el alumno de cabello claro agitó su mano izquierda, en la que portaba una pulsera como la de Denver, pero llevaba una incrustación cían. Tocó el artilugio y Kotemon dejó de verse como en el Domo—. Hanzo deberá hacer lo mismo para que vuelvas a ser intangible, ¿bien?

—¿Yo? Bien, lo intentaré —aceptó el aliado de Mixenmon. Agitó su zurda, la que portaba una pulsera con una piedra de color trullo, como la piel de su digimon. Tocó la incrustación y Mixenmon volvió a su figura fantasmal de antaño—. ¡Qué bien, funcionó! —opinó satisfecho.

Digimon: Digital Wave - PerseguidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora