8. Prueba de fuego

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Desde el refugio en el Domo Extrabinario, Denver no dejaba de vigilar los signos digitales de los dos digimon, en especial de Mixenmon, los cuales mostraban un comportamiento interesante. A pesar de este hallazgo, esperaba a que su energía se estabilizara para considerar si era buena o mala idea que el estrés del momento lo llevara a evolucionar.

Una de las internas, cuyo nombre era Darlynth, se encargaba de analizar los patrones de comportamiento de los digimon en batalla, allí realizó un descubrimiento sobre los fragmentos de los Digimix que le causó curiosidad y lo indagó con Okamoto mientras el encuentro terminaba.

—Mientras estudiaba sobre el origen de estas criaturas, profesor Okamoto, me di cuenta de que hay unos seres que ya existían hace mucho más tiempo. ¿Es decir que...? —mencionó Darlynth, el ingeniero la interrumpió para brindarle respuesta.

—Si lo que piensas es que no son un artificio humano, estás en lo correcto. Sin embargo, algunos núcleos permanecieron en el ambiente en su plano más abstracto, hasta que los irradiaron las frecuencias más básicas de Onda y pudieron ser detectados por diversos espectrómetros para nuestra propia investigación.

—Pero... ¿cómo es posible que existieran estas criaturas y no nos hubiéramos dado cuenta hasta hace tan poco? —siguió inquietada la analista. Denver se llevó sus manos a los bolsillos de su bata.

—Es tan intrigante como el mismo origen de nuestra especie, solamente que nosotros sí pudimos dar con un origen más preciso sobre los digimon, a pesar de no tener mayores detalles como la existencia de su propio mundo. Tal vez se encuentre presente en algún lugar, pero tomará aún más años para descubrirlo —añadió el ingeniero, quien tomó un paquete de galletas que tenía listo para merendar.

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El campo de batalla estaba en alta tensión, Hanzo resguardaba a Mixenmon de las ondas de choque entre los ataques de Yaksamon hacia Hi-Vision Monitamon, quien daba pasos amplios y contundentes solo para intentar aplastar al veloz espadachín. Faryen, como su aliado, también permanecía algo alejado de ellos, con la diferencia de que vigilaba las mejores condiciones para un contraataque efectivo.

—¡Faryen, esto está tornándose peligroso!, ¡es mejor que nos marchemos! —sugirió Hanzo, era una novatada de encubierto que a su colega no le agradó demasiado.

—¡Ni hablar!, ese armatoste caerá desmantelado por el poder de Yaksamon, ya lo verás... y si vinieron por nosotros, ¡se irán en limpio! —aseguró el joven. Su marca ondular seguía brillando con intensidad.

Hi-Vision Monitamon asestó un poderoso bastonazo contra Yaksamon, quien voló en picada hacia uno de los muros circundantes del área. Un despliegue de bits brotó desde la zona de impacto, dejando al descubierto una barrera más amplia. Mixenmon se fijó en ese detalle.

—¡Hanzo Aonomi, estamos dentro de otra cúpula! —advirtió el digimon escualo, mucho más recuperado de su encierro. Apuntó hacia donde Yaksamon se había estrellado y la onda de choque dejaba ver la separación entre el plano físico y el segundo entorno en el que se encontraban.

—¿Puedes explicarnos esto, Faryen? ¿Por qué parece que estuviéramos en una jaula? —inquirió Aonomi.

Yaksamon se había repuesto del golpe, Faryen ignoró por un momento la pregunta de su colega humano y se preocupó por los daños que sufrió su compañero. El digimon tomó una de sus espadas, se puso en pie y tranquilizó a su aliado.

—No fue gran cosa, Faryen, estoy bien —aseguró Yaksamon, a pesar de los golpes que tenía marcados en sus brazos.

El estudiante de intercambio miró a Hanzo y frunció el ceño.

Digimon: Digital Wave - PerseguidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora