10. Entre orígenes

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Dentro de la cúpula, el brillo enceguecedor del aura transmitía una voz desconocida y audible para Hanzo y Ryudamon, además de que la nube de energía impedía que hubiera una comunicación óptima entre Monitamon y lo que acontecía.

—¿Qué ocurre?, ¡Monitamon, ubícate mejor y no te pierdas de nada!, necesitamos que ese niño siga en buen estado antes de que los tenga en mis manos... —advirtió. Sin embargo, por más que su secuaz intentara, le era imposible saber con exactitud lo que pasaba, la nubosidad era densa.

Por otra parte, dentro de la barrera, Hanzo escuchaba repetidas veces dos palabras que le produjeron repelús: justicia y artificial. Ryudamon no entendía a qué hacían referencia, pero estaba seguro de que todo tenía que ver con el núcleo del Digimix del humano.

—¡Tienes que quitártelo ahora, esa energía podría lastimarte si recobra el sentido! —advirtió Ryudamon, lo tomó del brazo y trató de ayudarlo, pero Hanzo rehusó.

—¡¿Y por qué habría de hacerlo?! ¡Esto me ayuda a que Mixenmon evolucione! ¡Está afuera, en peligro, no puedo dejarlo a su suerte!

—No seas necio, ¡lo que llevas no es un simple adorno! —insistió el digimon al ver que Hanzo le había negado su atención. Poco después, una transmisión entrecortada surgió del dispositivo.

—¡Por ningún motivo te quites el Digimix, Hanzo! —ordenó la voz de Denver. Estaba al límite de la tensión, tanto así que trató de decir lo que sabía en un solo momento—. ¡Promete que no lo harás sin antes escuchar la razón!, ¡Mixenmon está...! —el aviso terminó con una retroalimentación y la comunicación se cortó, los presentes quedaron ensordecidos por un rato.

Afuera, Faryen y Kotemon despertaron con el dolor de los ataques recibidos y un desconcierto al ver a Rekimon atrapado por los enemigos. El canadiense avistó la trampa con la perturbación de energía.

—Gg... ¿qué ocurre allá? Y... ¿dónde está Hanzo? —mencionó entre quejidos, fue por su digimon y lo cargó con dificultad.

—Agh... ya despertaron, ¿eh? —al verlos de reojo, Monitamon se sintió molesto y arrojó una bola de fuego para retenerlos—. No intenten interferir, se arrepentirán si se vuelven a entrometer —la cara de Monitamon se puso roja en señal de advertencia.

Algo hizo que Rekimon volviera a su figura básica y no solo perdiera la evolución, sino su estado intangible. Tanto Paledramon como Chrysalimon permanecieron inmóviles al no poder retener a la presa, ya que era pequeño y su incorporeidad le permitió escapar hacia la cúpula. Monitamon se puso aún más colorado al darse cuenta de ello y Kotemon observó cómo el acuático trataba de ver lo que había adentro.

—El Digimix de Hanzo está fallando —supuso el aprendiz de kendo. Las llamas que los rodeaban fueron apagándose.

—¡Maldita sea, esto no puede pasarme otra vez! —exclamó el veterano. Un crujido de su línea de comunicación le dio una señal para regresar, ya que no auguraba buenas nuevas—. Oh, no, ese sonido no me agrada... ¡Tenemos que regresar, Paledramon y Chrysalimon! —con un par de aplausos, la trampa despareció y ellos también, dejando a Ryudamon a su suerte.

La nube de energía se desvaneció y el Digimix recobró su parpadeo pausado y difuso. Cuando la barrera se fue, Mixenmon miró a Hanzo y se trepó a su espalda con cierto temor.

—¿Ese es tu amigo humano? —Ryudamon vio la silueta translúcida de Mixenmon, quien no respondió, sino que contempló su forma—. Ahm... supongo que eso es un sí. Veo que algo te preocupa.

Poco después los encubiertos y sus colegas se reunieron, tal impase los dejó agotados y no vieron mejor forma de pasar el mal rato que volviendo al Domo, justo en ese entonces el novato rechazó la opción.

Digimon: Digital Wave - PerseguidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora