→ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ᴛʜɪʀᴛʏ sᴇᴠᴇɴ
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ᴛᴇʟʟ ᴍᴇ﹐ ɪs ᴛʜɪs ᴀ ɢᴏᴏᴅʙʏᴇ﹖
╚══════════╝··Tᴏʙɪ́ᴀs ᴇsᴛᴀ́ ᴀʜɪ́﹐ ᴇɴ ᴀʟɢᴜɴᴀ ᴘᴀʀᴛᴇ··
Tobías voltea y me observa de arriba a abajo, con sus ojos celestes tan oscuros que parecen negros. Frunce el ceño y se pone de pie, la silla tambalea un poco debido al súbito movimiento; parece desconsertado, sus manos rápidamente envuelven la pistola.
—Suelta el arma —me ordena, su voz tan movótona que me da un escalofrío.
—Tobías, estás en una simulación...
—Suelta el arma o disparo —insiste.
Jeanine sabe lo que hace. La simulación es lo bastante fuerte como para torcer todos tus recuerdos: tus enemigos son tus amigos, tus amigos son tus enemigos. Tobías no dudará en disparar si tiene que hacerlo.
Dejo el arma a mis pies.
—¡Suelta el arma! —me grita, logrando que mi cuerpo se estremezca.
—Ya lo he hecho.
Una pequeña vocecita en mi cabeza me recuerda que él no me oye, no me ve, no me conoce. Que no lo intente.
Las lágrimas llenan mis ojos, no puedo quedarme aquí y dejar que me dispare. Que más personas mueran. Que él muera.
Corro hacia él y lo agarro por la muñeca. Noto el movimiento de sus músculos al apretar el gatillo y me agacho justo a tiempo: la bala se estrella contra la pared que tengo detrás. Entre jadeos, le doy una patada en las costillas y le retuerzo la muñeca con todas mis fuerzas. El cuerpo me pasa factura quejándose de cada uno de mis movimiento, haciendo que mis piernas tiemblen. Por suerte, Tobías suelta la pistola.
Es imposible que lo venza a en una pelea, y menos en este estado, lo tengo claro, pero debo destruir el ordenador. Me arrastro hasta la pistola pero, claramente, él es más rápido: me agarra por el hombro herido y, antes de caer a un lado, suelto un alarido. Me quedo mirando sus ojos, oscuros y turbados, durante un instante, tal vez es sólo un segundo, pero parece una eternidad.
Me da un puñetazo en la mandíbula con el que mi cabeza se va a un lado, y me cuesta levantar mis brazos para poder protegerme el rostro. Si caigo, sé que mi cuerpo ya no me ayudará a levantarme, y no puedo arriesgarme a recibir otro golpe que me paralice. Tengo suficientes heridas como para que cualquier golpe acabe conmigo.
Sin hacer caso del dolor en mi cuerpo, le doy con la punta del pie a la empuñadura de la pistola para que no pueda recogerla y le pego una patada en el estómago. Él me coge el pie y tira, de modo que caigo sobre mi hombro.
El dolor me oscurece la visión por los bordes, haciendo que mi mundo de vueltas y botes. Lo miro, y él levanta el pie como si fuera a darme una patada, así que ruedo hasta ponerme de rodillas y alargo la mano para alcanzar la pistola. No sé qué haré con ella. No puedo dispararle, no puedo dispararle, no puedo.
Tobías está ahí, en alguna parte.
Me agarra por el cabello y tira de mí. Yo echo la mano atrás y me aferro a su muñeca, pero es demasiado fuerte, y yo estoy demasiado débil, por lo que me doy con la frente en la pared.Tobías está ahí, en alguna parte.
—Tobías —lo llamo en un gimoteo.
¿Ha dudado su mano? Me retuerzo para darle una patada y acierto con el talón en su pierna. Cuando mi cabello se le escurre entre los dedos, me tiro a buscar la pistola y agarro el frío metal con la punta de los dedos. Me pongo boca arriba y apunto a Tobías con la pistola.
—Tobías, sé que estás ahí.
Sin embargo, si lo estuviera, seguramente no vendría por mí como si esta vez pretendiera matarme. Matarme de verdad de verdad. Me palpita la cabeza, las cosas a mi alrededor dan vueltas. Me levanto con dificultas, con las piernas temblando.
—Tobías, por favor —suplico, me veo patética; las lágrimas se mezclan con la sangre y me tiñen el rostro—. Por favor, mírame —le susurro, y él sigue avanzando hacia mí con movimientos peligrosos, rápidos, poderosos; me tiemblan las manos—. Por favor, mírame, ¡Tobías, por favor!
Incluso cuando frunce el ceño, su expresión es pensativa, y recuerdo la curva que forman sus labios cuando sonríe. No soy capaz de matarlo. No sé si lo que siento es amor, no sé si es por eso, pero estoy segura de lo que haría él si estuviera en mi lugar y yo en el suyo. Y estoy segura de que no hay nada en el mundo que sea más importante que su vida.
He hecho esto antes en mi paisaje del miedo, con la pistola en la mano y una voz gritándome que dispare a una persona inocente. Aquella vez preferí morir antes que hacerlo, aunque no sé de qué me va a servir eso ahora. Sin embargo, sé lo que es correcto, lo sé sin lugar a dudas.
El sacrificio tiene poder.
Le doy la vuelta a la pistola y dejo la empuñadura en la palma de Tobías. Él me pone el cañón en el estómago, supongo que tiene órdenes de no matarme, pero en mi estado cualquier cosa podría hacerlo.
Mi ceño se frunce, una risa nerviosa me sube por la garganta, y el aire que me da en las mejillas me resulta frío. Le pongo la mano en el pecho para poder sentir el latido de su corazón; al menos, su latido sigue siendo suyo. La otra mano va hacia su cuello, su cuerpo en tensión; lo acerco a mí, su frente choca con la mía.
Escucho cómo la bala entra en la recámara. A lo mejor me resulta tan fácil como en el paisaje del miedo, como en mis sueños. A lo mejor, y con mucha suerte, esta vez se apagarán todas las luces y me iré a otro mundo. Me quedo quieta y espero.
¿Se me perdonará por todo lo que he hecho para llegar hasta aquí?
No lo sé. No lo sé.
Por favor...
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Dɪᴠᴇʀɢᴇɴᴛ [Tobías Eaton]
Fanfiction_____ Prider es especial. Especialmente peligrosa. El sistema de facciones se ha mantenido en buen estado por mucho tiempo... Hasta que su resultado sale a la luz. Todos saben que tiene algo extraño, más aún cuando notan su calculadora, frí...