Jimin despertó debido al molesto reflejo de la luz solar que se colaba por la ventana, trató de dormir más dado a que la noche anterior se quedó despierto esperando a que Yoongi llegara a casa; este llegaba cada vez más tarde a su hogar, lo cual sinceramente ponía triste al omega.
Jimin posó la mirada en su esposo que dormía a su lado y soltó una amarga sonrisa ¿sería cierto que el alfa en realidad no lo amaba más?, después de cuestionarse esto frotó sus ojos de manera circular tratando aún de adaptarse a la luz del lugar.
Su rutina era algo complicada; toda la semana su hijo debía asistir al colegio, por lo cual le tocaba hacer de desayunar, preparar a su hijo, arreglarse para su trabajo, ir a dejarlo y luego pasar a recogerlo; a Jimin no le quedaba tiempo ni para respirar, pero amaba a su pequeño y dulce hijo como a su vida, nunca contrató una niñera o cuidador para su hijo, ya que no quería arrepentirse de poner el trabajo primero que su familia, error común de los padres.
Por su parte Yoongi se extrañó al sentir que la persona a su lado no se encontraba y ahora estaba de espaldas, sin nada de ropa y dando una exclusiva vista a su vultuoso, redondo y bien formado trasero, su piel tan nívea y tersa; tan apetecible...
¿Así se siente ser el favorito de la Diosa luna?
Sabía que últimamente la situación entre ellos, no era la más idónea, pero no podía evitar observar la belleza que irradia su esposo.
Tragó grueso al notar la actitud despreocupada del omega, esto no era usual en el menor, el tiempo pasó rápido y notó que Jimin ya no era aquel joven tímido que el conoció; aunque esto fue irrelevante cuando se dio cuenta que sus mejillas estaban ardiendo, sí; estaba más rojo que un tomate y todo esto se debía a la desnudez de su esposo.
Ahora tendría que bajar su problema con una ducha fría...
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—Yoongi, necesito tu firma, el nuevo socio se presentará pronto —dijo el alfa, de cuerpo algo corpulento y con tez morena.
—Nam, ¿Me harías el grandísimo favor de dejar de saturarme de trabajo? Pedazo de...—Se retuvo un poco para masajear el puente de su nariz —me estoy disecando en esta... ¡maldita oficina! —exclamó el alfa de cabellos azabaches un poco exaltado.
—Ni alfa pareces Min Yoongi, deja de quejarte y firma de una buena vez —dijo entre risas el alfa frente a él.
—Tú lo dices porque no tienes vida amorosa, social o familiar —rebuscó Yoongi —necesitas enamorarte urgentemente o si no te quedaras solo para siempre y de paso me arrastraras a mi contigo.
—Yoongi nada es para siempre, las relaciones terminan y algunas personas son pasajeras en tu vida.
—sí, como sea —rodó lo ojos ante lo dicho por su amigo.
Min Yoongi era el director de una empresa que el mismo fundó con la ayuda de Kim Namjoon y con su propio esfuerzo, ahora dicha empresa era una de las mejores del país. En efecto el alfa era un hombre de negocios que últimamente tiene sobrecarga de trabajo, Yoongi realmente no se percataba de la situación tan agobiante que sufría su esposo.
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—Papi...
—Sí cariño ¿Qué ocurre? —dijo sin apartar la vista del volante.
—¿Qué es coger? —interrogó el pequeño de apenas 5 años con curiosidad.
Jimin estuvo a punto de perder el control del volante ante la pregunta de su pequeño cachorro —Bueno... Mmmh—trató de aclarar su garganta — ¿Quién te Dijo eso bebé? ¿Dónde lo escuchaste? —preguntó Jimin creyendo saber la respuesta.
—Tío Jungkook estaba hablando de eso un día papi, ahora dime ¿Qué es? ¿Eso se come? —ladeó su pequeña cabeza, pidiendo una respuesta.
Jimin sabía que su calenturiento hermano siempre hablaba sin cuidado frente a Yeonjun, pero ya se las iba a cobrar —No mi amor, eso no se come... de hecho se podría decir que te comen—pensó lo ultimó encontrando cierto deje de ironía —Bueno, como sea esa palabra está prohibida a partir de ahora, eres muy pequeño para saber eso todavía además no es un término adecuado —dijo.
—Pero... papi... —reprochó formando puchero adorable en sus pequeños labios
—Pero nada Yeonjun —habló firme.
—Le quitas lo divertido a la vida — cruzó sus bracitos.
Jimin rio bajito, su hijo era tan tierno, inquieto y curioso.
Ahora mismo conducía directo a una reunión casual, al llegar aparcó su auto desabrochó el cinturón y se dirigió a la parte trasera para poder bajar a Yeonjun del coche.
—Yeonjun, necesito que te portes bien sino tendrás un castigo, lo sabes mi amor —amenazó de una manera disimulada como cualquier padre con un hijo inquieto haría.
—Está bien, papi —el pequeño tenía un brillo hermoso en sus ojos, tal acción derretiría a cualquiera.
Jimin logró ver desde lejos a la persona con la que quedó de encontrarse, imaginando que encontraría a su gran aliado y amigo.
Cuando entró a la cafetería en la que se daría el encuentro, con su pequeño de la mano, se aproximó a la mesa donde esperaba muy pacientemente cierto omega de cabello castaño.
Quien al verlo le regaló una hermosa sonrisa cuadrada, de las más sinceras que jamás hubiera visto.
—¡Hola! Park Jimin, mucho gusto en volverlo a ver —extendió su mano para que el otro omega la estrechara.
—Hola, Kim Taehyung —correspondió la sonrisa y estrechó la mano del castaño.
—¿No sientes que es hora de romper formalidad?, me hace sentir incómodo —soltó una risita, obviando la situación.
—Sí...ha pasado mucho tiempo, has cambiado mucho —se acomodó junto con su hijo en el asiento desocupado de la mesa.
—sí, hemos crecido mucho ¿este pequeño tan hermoso es tu hijo? —miró al niño y le sonrío.
—sí, yeonjunnie saluda mi amor.
—Hola, me llamo Min Yeonjun —su tono era dulce— ¿Eres amigo de mí papi? —Ladeó su cabeza —Eres muy lindo y tú sonrisa es muy bonita —sus ojos brillaban mientras asentía ante lo que había dicho.
—Aww!! ¡¡¡Es demasiado tierno!!! — chilló Taehyung y luego hizo un pequeño pub con su dedo índice en la naricita de Yeonjun.
La tarde no sería suficiente para la charla que ellos planeaban tener...
