Lazos de Sangre 🧛‍♂️🐺 [Todobaku].

Capítulo 16: Vampiros y Lobos.

Habían pasado los dos días en que el mensaje de los Licántropos había sido llevado a las tierras de hielo. Los vampiros se prepararon para salir dejando toda su vida y recuerdos atrás.

—¿Crees que estamos haciendo lo correcto?— preguntó Enji mientras guardaba sus cosas.

—¿Dudas del Oráculo?— le preguntó Shota al pelirrojo.

—Es mi hija, no dudaría de ella jamás. Pero es insólito que crucemos las tierras de la Muerte para viajar al sur— dijo incrédulo Enji.

Shota se puso frente a su Rey y lo tomó del rostro.

—Un Rey no puede poner en duda la palabra del Oráculo, y tampoco debe sentir duda en su corazón— le dijo el pelinegro colocando su mano en el pecho del contrario—. Debemos seguir adelante con nuestro pueblo. Debemos salvar a los vampiros, y si estarán al lado de los Licántropos, bueno, alguna vez hubo esa alianza no veo porque ahora no.

Enji dibujó una pequeña sonrisa.

—Realmente sabes como calmar mi corazón— le dijo el pelirrojo buscando sus labios le dio un suave pero profundo beso.

Aizawa se quedó estático recibiendo la lengua de su Rey, cerró los ojos y trató de mantenerse calmado antes que sus rodillas flaquearan. Aún no se acostumbraba a que Enji lo tomará con tanta facilidad. De pronto tocaron la puerta. Ambos se alejaron.

—Adelante— dijo el pelirrojo.

Fuyumi abrió la puerta, la chica venía en compañía de Momo.

—Padre, los carruajes están listos— le avisó la albina. Miró a ambos hombres y dibujó una pequeña sonrisa.

—Bien, nosotros también estamos listos, vamos.

Salieron de la habitación y subieron a sus transportes, los caballos eran rápidos. Se despidieron del castillo de Hielo y de todos sus recuerdos, ahora viajaban a las Tierras de la Muerte donde debían juntarse con los Licántropos para luego comenzar su viaje al sur, las tierras de Pandora sería ahora su nuevo hogar.

Mientras en el castillo de los Lobos, todos comenzaban a ordenar y guardar sus pertenencias para el viaje. Esperarían a los vampiros y partirían a la mañana siguiente antes del alba.  Debían alejarse lo más posible de las tierras de Hierro, los hombres cada vez tenían más las ansias de verlos muertos.

—Hoy llegará mi padre— le dijo Shotō a Katsuki, ambos se encontraban en el techo de una de las torres.

—Sí, ¿y qué le digo?. Hola Rey de Vampiros, soy el príncipe de los Licántropos. Oh si, mis disculpas por infiltrarme en su castillo y además comerme a su hijo. Por cierto va a ser abuelo de una criatura que no sabemos lo que es.

El bicolor lo miró con el ceño fruncido.

—Primero que todo no te burles— le dijo el vampiro—. Y nuestro hijo será hermoso o hermosa, fuerte y muy gentil. Tan lindo como su madre— susurró Shotō sobre los labios del lobo. Le dio un húmedo beso. Katsuki no podía resistirse a esa traviesa lengua.

Después de largos segundos se alejaron dejando un puente de saliva entre ellos.

—Bien, ya me convenciste— le dijo el cenizo—. Sólo espero que no quiera matarme.

Shotō soltó una risita.

—Tranquilo, conmigo es siempre así. Además creo que no estamos solo en esto.

Bakugō lo miró extrañado.

—Al parecer tu subordinado no te ha dicho nada— le dijo el bicolor. Fue entonces que Katsuki recordó que Midoriya tenía un extraño aroma, y que el chico sólo guardó silencio. Después de terminar su celo no volvió a preguntarle de ello, después de todo tenía la cabeza llena de problemas.