【『Koi No Yokan』es un término japonés que se traduce como "la seguridad inevitable de que te vas a enamorar de alguien nada más verlo por primera
vez "】
≪ 𝕰𝖑𝖑𝖆 𝖊𝖘 𝖒𝖎 𝖍𝖔𝖌𝖆𝖗, 𝖓𝖔 𝖎𝖒𝖕𝖔𝖗𝖙𝖆 𝖖𝖚𝖊 𝖔𝖈𝖚𝖗𝖗𝖆 𝖒𝖎 𝖈𝖔𝖗𝖆𝖟𝖔̀𝖓 �...
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Narrador Omnisciente
< Por favor, Shôto, solo espera. Prometo ser tan sincera como tú lo has sido conmigo. >
Sí, eso se había dicho a sí misma. Una promesa que aunque él no había oído, había hecho de corazón, con sinceridad. Y sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Desde aquella noche en su habitación, Nami había perseguido a su amiga de coleta negra por todos los lugares habitables.
Quería hablar con ella, confesarle sus sentimientos por el menor de los Todoroki para que esta no se enterase por otra persona, por eso había intentado hablar con ella tan arduamente. Pero había sido absolutamente imposible. Yaoyorozu parecía estar siempre acompañada, y las escasas veces que la encontraba a solas, los nervios y el miedo de perder a una de sus mejores amigas la frenaban, haciéndola incapaz de decir nada.
< Muy bien, Minami, grandísima idiota. >
Y por si todo aquello no fuese lo suficientemente deprimente para la chica, Shôto la ignoraba totalmente. Ni una mirada, ni una palabra, nada. Era como si se hubiese tomado el "necesito un tiempo" tan literalmente que hubiese decidido desaparecer de su vida por completo. Aquello la tenía terriblemente triste, no pretendía negarlo.
Lo bueno era que con el ajetreo de las prácticas y demás que circulaban por la clase 1-A, nadie había percibido aquella deprimente situación.
Esa mañana todos sus compañeros y ella misma recibieron una impactante noticia.
— ¿Un periódico? — preguntaron sorprendidos.
Aizawa ante ellos los miraba con su característica expresión aburrida. — Sí, un periódico quiere escribir sobre vosotros.
— ¿No es genial, Deku-kun? — cuestionó Ochako demasiado cerca del rostros del peliverde, quien se encontraba tan sonrojado por la distancia que apenas pudo responder.
— S-sí...
Minami rió un poco mientras los miraba con ternura, esos dos necesitaban un empujoncito.
— Da algo de vergüenza...
— ¿Por qué?
— El Festival fue retransmitido a todo el país...
Comentaban algunos de sus amigos. Y pese a que las chicas también estaban muy emocionadas por aquello, las duras palabras de su maestro los helaron a todos cómo estabas.
